viernes, 17 de septiembre de 2021

Ha muerto Mario Roberto Morales, el creyente de la tercera vía para el desarrollo

 Tenía indudable talento para escribir y no era un hombre desinformado. Lo que dijo y lo que hizo fue totalmente deliberado, para justificar, de varias hábiles maneras, su inconsistencia política, su flacidez de principios, su oportunismo y su inequívoco gusto por la buena vida burguesa.

 

HA MUERTO MARIO ROBERTO MORALES,
EL CREYENTE DE LA TERCERA VÍA PARA EL DESARROLLO:
NI CAPITALISMO, NI SOCIALISMO…



La Cuna de Sol

Tenía indudable talento para escribir y no era un hombre desinformado. Lo que dijo y lo que hizo fue totalmente deliberado, para justificar, de varias hábiles maneras, su inconsistencia política, su flacidez de principios, su oportunismo y su inequívoco gusto por la buena vida burguesa. Aunque se proclamaba como hombre de izquierda, progre, le gustaba codearse, según cuenta un amigo residente en Estados Unidos, con la elite intelectual y rica del Este de ese todavía gran país. Por supuesto, si tenía cubierto los gastos del pasaje aéreo, alojamiento y comida de algún mecenas institucional o personal. En ese vivir sin cubrir sus gastos llegó a creer que él también pertenecía a ese mundillo de la opulencia y de las grandes revelaciones. De esa manera rastrera la fue pasando con los gringos, envidiando y lamentándose en lo más profundo de su corazón el no haber nacido en USA donde su inteligencia hubiera descollado tanto, como lo dijera otro imbécil infame enfermo de egocentrismo, hediondo como pedo; el comunista y después anticomunista, Carlos Manuel Pellecer.

Este revolucionario de pacotilla apetecía esa “dulce vita” y la disfrutaba. Sus hijos estudiaron en universidades extranjeras porque la Universidad de San Carlos, donde él era profesor e investigador, le parecía poca cosa, pese a pertenecer a la aristocracia burocrática de la U, con un salario irrisorio de treinta mil quetzales y más mensuales. Estaba ya en tiempo de jubilación, pero, hombre arrogante, sabelotodo, vividor del prestigio revolucionario de otros, daba por autoproclamarse hombre de izquierda, aunque, como Portillo, a la hora de los hechos, “pateaba con la derecha”.

Su verborrea, su facundia era proverbial. Había nacido para la paja; al punto que sus artificios verbales, elocutivos, dejaban sin palabras a cualquiera, sobre todo a muchachos, mocetones que querían participar, con sus novatadas intelectuales. Era el hijo legítimo de otro gran intransigente en la facultad de Humanidades de la USAC, el señor José Mata Gavidia, a la sazón en los años 70, director del Departamento de Filosofía y representante del idealismo subjetivo. Quizá solo él creía en sus pendejadas filosóficas. A don Mario Roberto, donde no le hacían caso, simplemente no volvía a llegar.

Recuerdo su intervención, una vez, en el paraninfo universitario, cuando el movimiento popular salió a defender a la gente sencilla de los embustes del gran gurú de la Universidad Francisco Marroquín, Manuel Ayau, con la controversia de la Reforma Constitucional diseñada por el CACIF. Este señor Morales no había estado de cerca del proceso de lucha contra la reforma constitucional, intervino y quiso que se le hiciera caso. Al no ser atendidos sus planteamientos, se levantó con gran culo de ira y no se asomó nunca más a ese recinto cultural universitario. Farfullando, al retirarse, expresó que todos los allí presentes eran “mulas”. Claro, solo él no. Sin ponderar la exposición del doctor Murga, un científico de las ciencias económicas, que dio una pormenorizada explicación de los alcances económicos nefastos para la reforma constitucional del corporativismo nacional. El doctor Murga era un experto en cuestiones económicas y allí sí que le tocó morder el leño a este sujeto arrogante.

Ahora a los que sí baboseó el señor Morales fue a los de CODECA y su partido por la liberación de los pueblos, a quienes no pudo aclarar o no pudieron entender que los votos obtenidos en la pasada contienda electoral eran los sufragios desplazados de doña Telma Aldana, ante la imposibilidad que tuvo de ser candidato presidencial. Este señor, ideólogo barato, afirmó lo aprendido muy bien en las universidades norteamericanas: que el desarrollo del mundo atrasado va por la Tercera Vía, o sea, un capitalismo con rostro humano; ignorando el ABC del materialismo histórico; lo de la producción social y la apropiación individual. Es decir, ni capitalismo salvaje, ni socialismo trasnochado.

Hoy está muerto éste encubierto admirador del capitalismo y le tocó, al final de sus días, apelar a la solidaridad de sus cientos de miles de admiradores (solo en su cabeza) pidiendo su familia, orientada por él muy de seguro; ayuda para los gastos médicos por su contagio con el Covid-19. No creo que hayan sido chorros de dinero en la cuenta donde iban a hacerse los depósitos monetarios sus admiradores, porque hasta en lo último, quiso verle cara de babosos a los demás.




Publicado por La Cuna del Sol

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