Tenía indudable talento para escribir y no era un hombre desinformado. Lo que dijo y lo que hizo fue totalmente deliberado, para justificar, de varias hábiles maneras, su inconsistencia política, su flacidez de principios, su oportunismo y su inequívoco gusto por la buena vida burguesa.
HA MUERTO MARIO
ROBERTO MORALES,
EL CREYENTE DE LA
TERCERA VÍA PARA EL DESARROLLO:
NI CAPITALISMO, NI
SOCIALISMO…
La Cuna de Sol
Tenía indudable talento para escribir y no era
un hombre desinformado. Lo que dijo y lo que hizo fue totalmente deliberado,
para justificar, de varias hábiles maneras, su inconsistencia política, su
flacidez de principios, su oportunismo y su inequívoco gusto por la buena vida
burguesa. Aunque se proclamaba como hombre de izquierda, progre, le gustaba
codearse, según cuenta un amigo residente en Estados Unidos, con la elite
intelectual y rica del Este de ese todavía gran país. Por supuesto, si tenía
cubierto los gastos del pasaje aéreo, alojamiento y comida de algún mecenas
institucional o personal. En ese vivir sin cubrir sus gastos llegó a creer que
él también pertenecía a ese mundillo de la opulencia y de las grandes
revelaciones. De esa manera rastrera la fue pasando con los gringos, envidiando
y lamentándose en lo más profundo de su corazón el no haber nacido en USA donde
su inteligencia hubiera descollado tanto, como lo dijera otro imbécil infame
enfermo de egocentrismo, hediondo como pedo; el comunista y después
anticomunista, Carlos Manuel Pellecer.
Este revolucionario de pacotilla apetecía esa
“dulce vita” y la disfrutaba. Sus hijos estudiaron en universidades extranjeras
porque la Universidad de San Carlos, donde él era profesor e investigador, le
parecía poca cosa, pese a pertenecer a la aristocracia burocrática de la U, con un salario irrisorio de treinta
mil quetzales y más mensuales. Estaba ya en tiempo de jubilación, pero, hombre
arrogante, sabelotodo, vividor del prestigio revolucionario de otros, daba por
autoproclamarse hombre de izquierda, aunque, como Portillo, a la hora de los
hechos, “pateaba con la derecha”.
Su verborrea, su facundia era proverbial. Había
nacido para la paja; al punto que sus artificios verbales, elocutivos, dejaban
sin palabras a cualquiera, sobre todo a muchachos, mocetones que querían
participar, con sus novatadas intelectuales. Era el hijo legítimo de otro gran
intransigente en la facultad de Humanidades de la USAC, el señor José Mata
Gavidia, a la sazón en los años 70, director del Departamento de Filosofía y
representante del idealismo subjetivo. Quizá solo él creía en sus pendejadas
filosóficas. A don Mario Roberto, donde no le hacían caso, simplemente no
volvía a llegar.
Recuerdo su intervención, una vez, en el
paraninfo universitario, cuando el movimiento popular salió a defender a la
gente sencilla de los embustes del gran gurú de la Universidad Francisco
Marroquín, Manuel Ayau, con la controversia de la Reforma Constitucional
diseñada por el CACIF. Este señor Morales no había estado de cerca del proceso
de lucha contra la reforma constitucional, intervino y quiso que se le hiciera
caso. Al no ser atendidos sus planteamientos, se levantó con gran culo de ira y
no se asomó nunca más a ese recinto cultural universitario. Farfullando, al
retirarse, expresó que todos los allí presentes eran “mulas”. Claro, solo él
no. Sin ponderar la exposición del doctor Murga, un científico de las ciencias
económicas, que dio una pormenorizada explicación de los alcances económicos
nefastos para la reforma constitucional del corporativismo nacional. El doctor
Murga era un experto en cuestiones económicas y allí sí que le tocó morder el
leño a este sujeto arrogante.
Ahora a los que sí baboseó el señor Morales fue
a los de CODECA y su partido por la liberación de los pueblos, a quienes no
pudo aclarar o no pudieron entender que los votos obtenidos en la pasada contienda
electoral eran los sufragios desplazados de doña Telma Aldana, ante la
imposibilidad que tuvo de ser candidato presidencial. Este señor, ideólogo
barato, afirmó lo aprendido muy bien en las universidades norteamericanas: que
el desarrollo del mundo atrasado va por la Tercera Vía, o sea, un capitalismo
con rostro humano; ignorando el ABC del materialismo histórico; lo de la
producción social y la apropiación individual. Es decir, ni capitalismo
salvaje, ni socialismo trasnochado.
Hoy está muerto éste encubierto admirador del
capitalismo y le tocó, al final de sus días, apelar a la solidaridad de sus
cientos de miles de admiradores (solo en su cabeza) pidiendo su familia,
orientada por él muy de seguro; ayuda para los gastos médicos por su contagio con
el Covid-19. No creo que hayan sido chorros de dinero en la cuenta donde iban a
hacerse los depósitos monetarios sus admiradores, porque hasta en lo último,
quiso verle cara de babosos a los demás.
Publicado por La Cuna del Sol
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