Las malas cosas, de veras, se aprenden fácil. Ahora el discípulo de Carpio Nicolle se exhibe como un buen alumno con su lema oportunista: ¡El nuevo comienzo! Guatemaltecos: no se dejen sorprender, el Partido Humanista es otra basura más del mundo político guatemalteco.
“EL NUEVO COMIENZO”,
LEMA ARTIFICIOSO
DE LA DERECHA
GUATEMALTECA
PARA SUPERAR EL PASADO,
SIN VERDAD Y SIN
JUSTICIA
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
Solo de una cabecita como la de “Cacha Floja” (Edmond Mulet) y el “empresariado moderado guatemalteco” podía
surgir tan brillante idea. Gran pensada. Pícara y aviesa, dirigida para acabar
de desinformar y desclasar al atontado electorado guatemalteco. Ahora resulta
que El Mesías Cacha Floja viene, de un plumazo, sin reformas estructurales, sin
la creación de un nuevo ejército y purgar a los politiqueros mafiosos y sin una
propuesta de quebrar las grandes desigualdades sociales, a proponernos un nuevo
país, una nueva nación, un nuevo Estado… Qué le pasa a este imbécil.
Toda construcción de un nuevo país, de una
Nueva Guatemala, pasa porque a los miles de muertos y desaparecidos y a sus
familias no les ha dicho el Estado la verdad, ni se les ha hecho justicia, en
primer lugar, a las víctimas. Sin verdad y sin justicia no se puede construir
un nuevo país. Es muy grande el dolor de miles de guatemaltecos que han sufrido
por décadas la impunidad de las clases poderosas de este país. Por lo tanto,
señor Cacha Floja, tal como dicen los muchachos de HIJOS: ¡Ni perdón, ni
reconciliación, ni olvido! Ah, qué fácil resulta para este bobalicón
oportunista, responsable de la desaparición de niños supuestamente dados en adopción,
hechos que no han sido debidamente aclarados por este futuro candidato
presidencial de la derecha.
¿El por qué la derecha se ha inventado la
propuesta de “El nuevo comienzo”? Es decir, la configuración de un nuevo país.
Pues es muy sencillo entender el truquito. Centro América en particular y
América Latina en general, están experimentando un resurgimiento progresista,
de manera muy especial y trascendente con el desmantelamiento de la marquesina
neoliberal de la que se enorgullecía la derecha chilena, durante años de
ocultamiento y desigualdad. México avanza hacia su posicionamiento democrático,
igualmente, en la hasta hace poco infame Honduras, se columbra un mejor
porvenir pues, Xiomara Castro, mejorará en buena medida la podredumbre política
de ese país. Su triunfo indica eso. Es la lectura del progresismo en Honduras.
En El Salvador hay un fenómeno igualmente progresista, pues los partidos
tradicionales como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN,
es ahora gracias a su torpe dirigencia, un barato cascajo y no digamos ARENA,
ambos partidos son ya para la historia.
La dignidad de la política salvadoreña con
respecto del imperialismo dice mucho, lo cual no pudo hacer o no tuvo el valor
de hacerlo, el geriátrico y memo comandante Sánchez Cerén. Reaccionó con
timidez cuando Trump llamó a El Salvador “país de mierda”. En Nicaragua se
consolidó el cesarismo político, los cargos públicos se heredan. La esposa
vicepresidenta, uno de los hijos de Ortega en el servicio exterior y los otros
en la elite empresarial. Acabó con los opositores políticos fascistas que no
son otros que la Contra trasnochada
de los años de Ronald Reagan, los cuales acosaron a la revolución sandinista,
la debilitaron y dieron lugar a que figuras como Violeta Chamarro se
posicionaran como las “salvadora” de Nicaragua. Es de comprender a Daniel
Ortega cuando en 1979 afirmó que la Revolución Sandinista iba a ser “magnánima en la victoria”. Pero tal
posición humanitaria no le tuvo cuenta al sandinismo, pues los fascistas
nicaragüenses terminaron destruyendo todo un proyecto revolucionario que había
costado tanto en vidas y esfuerzos. Ahora Daniel Ortega no optó por la
magnanimidad sino por el garrote. Y la verdad que la derecha intransigente eso
merece.
Esa es la razón porque el reaccionario de
Edmond Mulet y discípulo de otro oportunista como Jorge Carpio Nicolle,
fundador del partido oportunista de derecha, la Unión del Centro Nacional, UCN,
en pleno conflicto armado, acuñaron aquella expresión canalla de ¡Ni a la derecha, ni a la izquierda: al
centro! Las malas cosas, de veras, se aprenden fácil. Ahora el discípulo de
Carpio Nicolle se exhibe como un buen alumno con su lema oportunista: ¡El nuevo comienzo! Guatemaltecos: no se
dejen sorprender, el Partido Humanista es otra basura más del mundo político
guatemalteco.
Publicado por La Cuna del Sol
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