El viernes 17 de diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso entregó a Estados Unidos el proyecto del acuerdo sobre garantías de seguridad entre Rusia y Estados Unidos, así como un acuerdo sobre medidas de seguridad entre Rusia y la OTAN. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó inmediatamente las principales disposiciones de estos documentos.
RUSIA, OCCIDENTE Y EL ULTIMÁTUM
Rostislav Ischenko
ukraina.ru
El viernes 17 de diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso
entregó a Estados Unidos el proyecto del acuerdo sobre garantías de seguridad
entre Rusia y Estados Unidos, así como un acuerdo sobre medidas de seguridad
entre Rusia y la OTAN. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó
inmediatamente las principales disposiciones de estos documentos.
Decir que estas filtraciones hasta ahora iban en contra de las normas del
Ministerio de Asuntos Exteriores ruso sería quedarse corto.
Si después de la publicación de los documentos, EE. UU. comienza siquiera a
negociar un tratado correspondiente, será considerado por el mundo como una
rendición completa e incondicional de Washington.
Aunque los siete párrafos publicados del tratado con Estados Unidos
establecen formalmente limitaciones en condiciones de igualdad en las
actividades militares, en realidad varios párrafos exigen que Estados Unidos
abandone las actividades militares tradicionales, cambie fundamentalmente su
política y, de hecho, se repliegue geopolíticamente en el hemisferio
occidental.
Se trata de la exigencia de "no utilizar el territorio de otros
Estados con el propósito de preparar o llevar a cabo un ataque armado contra la
otra parte", "no desplegar fuerzas militares en zonas en las que la
otra parte lo perciba como una amenaza para la seguridad nacional",
abstenerse de la expansión de la OTAN hacia el este y de establecer bases
militares en el territorio de los antiguos Estados soviéticos y no miembros de
la OTAN, "no tener buques de guerra de cualquier clase fuera de las aguas
territoriales nacionales desde las que puedan ser atacados".
Estos requisitos no limitan en absoluto la operación de la Armada rusa en
el Mediterráneo oriental (los misiles “kalibr” y del sistema de defensa aérea
S-400 no alcanzarán Francia, y mucho menos Estados Unidos, y Rusia no envía
submarinos de propulsión nuclear al mar Mediterráneo). Toda la actividad
militar de Moscú en el espacio postsoviético tampoco está sujeta a ninguna
restricción.
Ni siquiera Estados Unidos puede insistir en la retirada de los Iskander de
la región de Kaliningrado, porque no amenazan el territorio estadounidense y
existe un acuerdo independiente con la OTAN.
Con la OTAN es más complicado. Las cláusulas que obligan a no crear
condiciones o situaciones que la otra parte pueda percibir como una amenaza, establecer
líneas telefónicas directas para contactos de emergencia, confirmar que las
partes contractuales no se consideran enemigas, y a abstenerse de desplegar
misiles de alcance intermedio y de menor alcance donde puedan alcanzar
objetivos en el territorio de la otra parte, son formalmente equivalentes. En
este caso, la OTAN puede incluso exigir la retirada de los famosos
"Iskanders" de Kaliningrado.
Pero exigir a la OTAN que se comprometa a excluir una mayor expansión del
bloque y a renunciar a las actividades militares en los territorios de Ucrania
y otros países de Europa del Este y Asia Central limita en realidad los
derechos soberanos de los países del bloque.
Algunos de ellos consideran que una mayor expansión de la alianza es una
garantía para su propia seguridad. Y la cláusula que exige que la alianza se
abstenga de estacionar tropas en los territorios de todos los países europeos,
excepto las fuerzas que ya estaban estacionadas allí para el 27 de mayo de 1997,
limita la capacidad de la OTAN incluso para estacionar y mover tropas dentro
del propio bloque y la obliga a retirar las tropas estadounidenses y de Europa
Occidental estacionadas en los países de Europa del Este y a desmantelar toda
la infraestructura militar que se creó allí después de 1997.
Insisto en que como respuesta sólo se puede exigir a Rusia que retire los
Iskander de la región de Kaliningrado. Ni que hablar de la base en Siria;
incluso la base rusa en Armenia está fuera de la Europa geográfica, donde no se
dibuja su frontera con Asia (al menos a lo largo del Manych o de la cordillera
del Gran Cáucaso).
Las exigencias planteadas por Rusia, recuerdan más a las condiciones
dictadas al enemigo tras haber sido vencido en la guerra, que a un acuerdo de
igualdad. Y eso son precisamente estas exigencias.
El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, al hablar del contenido de
los documentos propuestos a EE. UU. y la OTAN, subrayó que nadie tiene previsto
negociar su contenido: es posible estar de acuerdo con el documento en general,
especificando detalles menores, o rechazarlo.
Claramente Moscú espera que Estados Unidos y la OTAN rechacen su ultimátum.
La publicación del contenido de los documentos puede considerarse una garantía
en caso de que Occidente decida esperar el momento oportuno en la mesa de
negociaciones y luego, en un momento conveniente, interrumpirlas.
Como ya se ha dicho, si Estados Unidos acepta discutir un texto de este
tipo, y más aún en las condiciones que ha planteado públicamente Serguéi
Ryabkov, de entrada significa una capitulación. Después de eso, lo mejor que
pueden hacer sus aliados es buscar urgentemente un nuevo patrón.
Obsérvese también que estos dos documentos, aunque plantean demandas
similares que deben ser aplicadas conjuntamente por Estados Unidos y la OTAN,
dividen sin embargo a Washington y Bruselas como entidades diferentes, con cada
una de las cuales Rusia negocia por separado. Se trata de un intento en toda
regla de desplazar a Estados Unidos incluso de Europa Occidental.
En este caso, Moscú está adoptando la estrategia que los estadounidenses
han puesto en práctica repetidamente para negociar por separado con Rusia y
China, con el fin de intentar romper su alianza informal organizando una
competición de formatos de negociación. Las propuestas de Rusia, si fueran
aceptadas, romperían la alianza (largamente formalizada) entre Estados Unidos y
Europa.
Todo ello hace pensar que Estados Unidos y sus aliados europeos (al menos
la mayoría de ellos, y se necesita un consenso total para tomar una decisión en
el seno de la OTAN) no pueden, en las condiciones actuales, aceptar la
propuesta sin sufrir un daño enorme a su autoridad internacional y sin graves
trastornos políticos internos.
Tomando en cuenta que el día
anterior Washington intentó negar el derecho de Moscú a crear una esfera de
intereses exclusivos a lo largo de sus fronteras y trató una vez más de trazar
diversos tipos de "líneas rojas" amenazando con sanciones económicas,
estamos ante la respuesta de Rusia a todas estas amenazas estadounidenses.
El Kremlin ha declarado abiertamente que considera el territorio de la
antigua Unión Soviética como una esfera de sus intereses exclusivos, y su
dominio en esta región está condicionado por sus intereses de seguridad
nacional. La formulación de las "propuestas" en forma de ultimátum
deja claro que Rusia está dispuesta a materializar sus derechos e intereses por
la fuerza.
Al mismo tiempo, el Kremlin manifestó que ni las sanciones declaradas por
Washington lo detendrán, como tampoco lo harán las amenazas de un
enfrentamiento militar directo con Occidente.
En cuanto a la calidad de las armas modernas, Moscú hace tiempo que supera
a Washington, y la alianza informal con China (que puede formalizarse en
cualquier momento) también le permite concentrarse en la relativa superioridad cuantitativa de
Estados Unidos y la OTAN en determinados tipos de armas.
En particular, la mayor parte de la flota estadounidense en caso de
conflicto estará atada al Océano Pacífico, donde los estadounidenses necesitan
contener a la poderosa flota china. Lo mismo ocurre con la relativa
superioridad de la aviación estadounidense, que tendrá que operar contra dos
poderosos grupos aéreos coordinados, complementados por dos sistemas de defensa
aérea armonizados.
Las capacidades nucleares combinadas de Rusia y China, aumentadas con
misiles hipersónicos, no dejan ninguna posibilidad a Occidente, incluso si
decide entrar en una guerra nuclear total.
En general, nuestros "amigos y socios" han saltado por fin a la
palestra y han pedido a Putin una oferta que debería ser rechazada, pero que es
imposible rechazar. La reacción de Rusia es forzada, es una jugada que debería
negar la amenaza de una "guerra controlada" limitada, provocada por
Estados Unidos en Europa del Este (China se enfrenta a un problema similar en
el sudeste asiático).
Como en cualquier juego de apuestas, se trata de una jugada arriesgada, ya
que el adversario podría no tirar las cartas, sino subir las apuestas. Pero en
esta situación, Moscú se ve obligado a amenazar esencialmente a Estados Unidos
con una guerra europea en un formato que le sea más conveniente, para evitar
una guerra con los países fronterizos en un formato que le sea completamente
inconveniente.
Al advertir que actuaría sin tener en cuenta las amenazas de Occidente,
Rusia anuló la expectativa de crear una "línea de demarcación"
candente en los territorios de Ucrania y Bielorrusia (o Polonia), siguiendo el
modelo del Donbass, que habría decapitado definitivamente cualquier relación
constructiva entre Rusia y Europa Occidental.
A Washington se le ofreció ir a la guerra con Rusia sin la ayuda de
Ucrania, sino en lugar de Ucrania o junto con Ucrania, fue precisamente cuando
Estados Unidos dijo que no iba a ir a la guerra con Rusia bajo ninguna
circunstancia.
Ahora le corresponde a Biden pensar cómo salir de esto, cómo explicarse
ante sus halcones, cómo esquivar las acusaciones de los trumpistas de que
"filtró todo a Putin" (y se acercan las elecciones de mitad de mandato
al Congreso).
Y un punto más sobre el que me gustaría llamar la atención. Los acuerdos
propuestos no dicen nada no sólo sobre las obligaciones de Rusia con respecto a
la soberanía de Ucrania, Moldavia, Georgia y otros amigos de Occidente, no se
menciona los países del Báltico, miembros de pleno derecho de la OTAN y la UE.
Los Estados Unidos y la OTAN están obligados, sin ninguna garantía, a retirar
sus tropas, a retirar sus aviones que patrullan el cielo y los buques de la
marina que realizan la misma función en el mar.
Requisitos similares se aplican a toda Europa del Este -los antiguos
miembros del FACE y del COMECOM.
Sin embargo, deberían estar agradecidos que todavía no les han exigido la retirada de las tropas de la RFA de la RDA. Aunque todavía hay tiempo, porque esto recién empieza.
Publicado por La Cuna del Sol
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