sábado, 22 de febrero de 2014

DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

Venezuela y Ucrania son dos caras de  la misma moneda: el cambio de régimen promovido por el imperialismo estadounidense y europeo.


VENEZUELA Y UCRANIA DOS
CARAS DE  LA MISMA MONEDA


Los últimos acontecimientos en ambos países no son más que la fase más avanzada de la campaña de desestabilización orquestada por las fuerzas foráneas con la colaboración de fuerzas entreguistas locales, previo al inicio de acciones de violencia generalizada contra esos dos países que traerá como resultado el cambio de régimen. Ambos escenarios presentan las condiciones ideales para una confrontación violenta inimaginable que determinará, a sangre y fuego, el destino político y económico de estos dos países que por sus riquezas naturales y posición estratégica son piezas sumamente codiciadas por el imperialismo global. Ya en Ucrania a estas alturas la fuerzas de la oposición han tomado el control de la capital de Kiev, de donde anticipadamente huyó el presidente Yanukovich, y la tensión es enorme con escenas de violencia que presagian el inicio de una guerra civil. Por otra parte en Venezuela ante la persistencia de las manifestaciones y de los actos violentos de la oposición el presidente Maduro ha dicho que podría declarar el Estado de excepción. 

Tanto en Ucrania como en Venezuela las fuerzas opositoras han actuado de acuerdo al mismo manual de medidas desestabilizadoras que hemos visto aplicarse con efectividad en otros países –Libia y Siria son ejemplos. Hemos visto como estas supuestas protestas pacíficas que exigen democracia y libertad degeneran en el caos y la violencia provocando en última instancia la reacción violenta de la fuerzas de seguridad que intentan imponer el orden, como es su deber en este tipo de situaciones, sobre todo, cuando la legitimidad de un gobierno que cuenta con el suficiente respaldo popular es cuestionado por elementos o grupos que responden a intereses foráneos. En Libia y en Siria la intervención de la fuerzas de seguridad que posteriormente degeneraría en la confrontación armada civil, con participación extranjera, fue duramente cuestionada en todos los círculos políticos y de prensa internacionales. En Ucrania y Venezuela, las fuerzas de seguridad por temor a ser culpadas de originar la violencia, algo que de todas maneras ha sucedido, han recibido órdenes de actuar con moderación, aun cuando han sido atacadas y varios de sus elementos han muerto a manos de los pacíficos manifestantes.

También hemos presenciado como la prensa pro imperialista, las redes sociales, organizaciones de derechos humanos, ONGs, celebridades del mundo del espectáculo y ciertos sectores de la izquierda progre, inmediatamente y de manera concertada la arremeten contra el gobierno de turno tildándolo de corrupto, autoritario, dictador, criminal, matón, violador de los derechos humanos, en fin toda la parafernalia desinformativa destinada a convencer al público sobre  la naturaleza antidemocrática  del gobierno que se ha elegido como objetivo del cambio de régimen. Paralelo a la campaña de difamación, se difunde por todos los medios el carácter pacífico y democrático de las protestas y sus líderes, aspectos que realzan los funcionarios de los países occidentales, entre quienes se encuentran aquellos que se presentan al lugar de las protestas para manifestar su apoyo  a estos supuestos movimientos democráticos, que exigen la “renuncia” o la “muerte” de presidentes democráticamente elegidos, lo que tácitamente es avalado por estos funcionarios de turno.

Tanto en Ucrania como en Venezuela nos hemos dado cuenta como Yanukovich y Maduro han sido atacados despiadadamente. Yanukovich, que por cierto es un oligarca, es llamado un autoritario títere de Putin, culpable de la fracasada adhesión a la UE, Maduro que busca ganarse la simpatía de oligarcas venezolanos, es calificado de incompetente, títere del Castro-Comunismo y culpable de todos los problemas de Venezuela. Por el contrario los líderes de la oposición ultraderechista, como Klitschko y Yatseniuk, y Leopoldo López y Capriles, que  buscan acabar con el orden constitucional en esos países, se les presenta como personajes heroicos y auténticos líderes democráticos que harán realidad los “sueños” de “democracia y libertad” de las mayorías que los siguen.  Al contrario, nada se dice de lo que sucederá cuando estos dos países y sus pueblos caigan por completo dentro de la órbita hegemónica del capitalismo global, cuya intención ha sido claramente manifestada por agentes del imperialismo, como la notoria neoconservadora, Victoria Nuland, quien en una reunión en el National Press Club patrocinado por la Fundación EE.UUU-Ucrania, Chevron y Ukraine-in-Washington Lobby Group, se jactó del hecho que Washington había gastado 5,000 millones de dólares para fomentar la agitación, léase cambio de régimen, en Ucrania para conseguir que sea parte de la UE. Por supuesto que una vez parte de la UE, Ucrania, será ayudada por Occidente a través del FMI. La sub secretaria de Estado, Nuland, como era de esperarse presentó al FMI como el socorrista, no como la mano de hierro de Occidente que exprimirá toda la vida de la precaria economía de Ucrania. En su discurso ante una audiencia compuesta de todos aquellos que se enriquecerán a través del saqueo y de sus conexiones con el gobierno ucraniano designado por Washington, olvidó alertar a los violentos manifestantes ucranianos que están dispuestos a todo con tal de ver a su país en las garras del FMI, para que pueda ser saqueado como todos aquellos países que alguna vez han experimentado en carne propia los programas de ajuste económico estructural del FMI. Todo ese dinero que EE.UU y la UE están gastando en el financiamiento de esas protestas en Ucrania y en Venezuela muy pronto tendrá que  ser pagado con creces, mientras son “ajustados” por el saqueo occidental.

 A estas alturas del desarrollo de  los conflictos en Ucrania y Venezuela no se avizora la posibilidad de una salida políticamente negociada. Yanukovich firmó un acuerdo negociado con los ministros de relaciones exteriores de Alemania, Francia y Polonia y con los líderes de la oposición, cedió a todas la presiones e hizo todas las concesiones que se le exigían, pero de acuerdo a sus oponentes, fue demasiado tarde y tuvo que salir de Kiev. Washington aplaudió el resultado y  el presidente Obama dijo que el acuerdo era “consistente con lo que hemos propuesto”. El presidente Maduro le ofreció negociar al presidente de los EEUU y sin embargo, lo que recibió fue la condena del secretario de Estado, John Kerry por el “inaceptable” uso de la fuerza y persecución judicial contra los manifestantes y figuras políticas que generaría más violencia. Kerry declinó responder al pedido de dialogo del gobierno venezolano.

Es claro que en situaciones como estas las negociaciones son fútiles, sobre todo cuando estas situaciones de inestabilidad han sido instigadas por el propio imperialismo, son argumentos hipócritas, propaganda destinada a engañar y predisponer al público para lo que se ha venido planeando: el cambio de régimen.  En Ucrania, con la salida de Yanukovich y  el probable nombramiento de Yulia Timoshenko, recién liberada de la prisión en donde cumplía una condena por cargos de corrupción, el objetivo se ha logrado parcialmente, pues no se sabe cómo habrá de reaccionar Rusia ante la eventualidad de la pérdida de su más preciada zona de influencia, la madre de Rusia, que la dejará a merced del poderío militar de los EE.UU. No hay que olvidar que el verdadero objetivo del cambio de régimen en Ucrania es la destrucción de Rusia, por lo que el riesgo del estallido de un gran conflicto bélico entre las potencias imperialistas es enorme. Venezuela, desde el surgimiento en escena de Chávez ha sido considerada por Washington como un país renegado, al que hay que regresar a su zona de influencia o su patio trasero, porque aunque se diga que la Doctrina Monroe es algo del pasado, la verdad es que sigue vivita y coleando y Washigton no va, así de fácil, a renunciar su hegemonía en esa parte tan vital del mundo. Venezuela  está atravesando en estos momentos una situación muy delicada, todas las fuerzas de la reacción, internacionales y nacionales, están alineadas en su contra y solamente una acción decidida y frontal de los países de América Latina en apoyo del pueblo de Venezuela y de su proyecto revolucionario podrá impedir que los EE.UU cumplan con su objetivo.









Publicado por Marvin Najarro
CT., USA.

No hay comentarios.: