sábado, 20 de junio de 2020

La destrucción de los símbolos del oprobio o la vandalización indiscriminada de las obras de arte

En este momento de insumisión ciudadana en los países capitalistas más avanzados (Estados Unidos y Europa) la expresión de las artes plásticas que más ha sufrido la vandalización es el arte escultórico. Una especie de alucinantes, irracionales, fanáticas y reprochables acciones contra los símbolos de bronce histórico y políticos de la injusticia campea por las plazas, calles y avenidas de grandes metrópolis.


LA DESTRUCCIÓN DE LOS SÍMBOLOS DEL OPROBIO
O LA VANDALIZACIÓN INDISCRIMINADA
DE LAS OBRAS DE ARTE


Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político

En este momento de insumisión ciudadana en los países capitalistas más avanzados (Estados Unidos y Europa) la expresión de las artes plásticas que más ha sufrido la vandalización es el arte escultórico. Una especie de alucinantes, irracionales, fanáticas y reprochables acciones contra los símbolos de bronce histórico y políticos de la injusticia campea por las plazas, calles y avenidas de grandes metrópolis, de parte de todos aquellos grupos contestatarios que se sienten ofendidos con la presencia, por ejemplo, del rey Leopoldo II, personaje cruel, sádico e inhumano que mutilaba una mano o las dos manos a los nativos del antiguo Congo que desafiaban de una o de otra manera a las autoridades coloniales belga. O el derribo de la estatua del aristócrata sir Robert Baden-Powell, ex nazi y estrecho colaborador de Hitler; además de espía infame, fundador de los Boy Scout. La estatua más atropellada y que yace de bruces por todas partes es la de Cristóbal Colón, supuestamente descubridor de América y responsable directo de la conquista y colonización.

La lista es larga y los pueblos que han sufrido la represión y la muerte no podían permitirse, hasta ahora, la exhibición o veneración pública de canallas consumados como el general confederado Lee o el comerciante de esclavos Robert Milligan cuya estatua fue retirada de Londres por orden del alcalde para evitar desórdenes públicos. En Guatemala han ocurrido hechos semejantes, tal el caso del busto del Jefe de la Policía Nacional del régimen genocida de Romeo Lucas, el coronel Germán Chupina Barahona. Ese busto de bronce, por generaciones, fue martillado, aserrado, limado, cubierto de heces fecales y al final de tantas acciones cólericas, el busto quedó con una nariz chata de boxeador y la boca tan estirada hacia la izquierda como paciente con un derrame cerebral severo. Por fin retiraron ese adefesio, pues su única utilidad se limitó para asustar a los niños, a quienes los padres los llevaban al pie del pedestal y decirles, reconviniéndoles seriamente; que así se les pondría la cara si se portaban mal! 

Pero también hay estatuas queridas, objeto de la veneración pública como la de Negro Primero (Pedro Camejo) soldado venezolano de las guerras de independencia y aunque la estatua igualmente está para dar miedo a causa del malogrado escultor, corresponde sí a un buen hombre y eso es lo que vale.

Las estatuas de los generales Confederados han caído a lo largo y ancho de los Estados Unidos y la pregunta es ¿por qué no retirarlas a la sala más oscura, si se quiere, de un museo, porque como sea, es un atentado contra las artes? Esto sería como si los actuales habitante de la ciudad de Segovia en España  destruyeran el acueducto romano o los vecinos de Mérida destruyeran el teatro romano porque representan toda la ignominia de un estado esclavista y brutal como el Imperio Romano. O la Revolución rusa hubiera destruido todas las catedrales ortodoxas con cúpulas de cebolla porque representaban a la clase corrupta de señores feudales y popes glotones y flojos. O que los cubanos destruyeran el Castillo del Morro porque representa el dolor infligido por los colonizadores españoles o se destruyera igualmente el centro histórico de La Habana por representar a toda la rancia burguesía habanera.

No, por favor. No es destruyendo los bustos de Nerón o Calígula como tuvo que caer el imperio romano. El actual sistema de injusticia mundial, la dictadura de los archimillonarios, deber ser destruido con la Revolución social, con los esfuerzos serios y sistemáticos por modificar siquiera sea, para empezar y que es mucho; con la reforma profunda de la superestructura del Estado (política, ideología y legislaciones). El sistema de explotación y marginación social es lo que origina los actuales problemas. Es una lucha de clases no declarada pero siempre presente en toda la historia de la humanidad y no la simple destrucción de símbolos como preconiza las escuelas académicas de antropología de la Universidad de Birminham en un NO SESUDO, sino descerebrado análisis posmarxista.

¿De qué brillante calabaza, quiero decir cabeza, surgen tan agudas reflexiones? La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases por el mejoramiento del ingreso. Por vivir mejor. Esas son las causas profundas. Los motivos son muchos y los más recientes la muerte del moreno George Floyd. No destruyamos el legado del pasado, es nuestra historia, luminosa como un amanecer o hedionda como un chancro sifilítico. Pero irremediablemente es nuestra historia. La historia del hombre, con sus luces y sus sombras.






Publicado por La Cuna del Sol

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