martes, 15 de noviembre de 2011

Neoliberalismo y anti-evangelio de la prosperidad



El evangelio o teología de la prosperidad (también conocida  como el evangelio de la riqueza y de la salud) es una creencia religiosa Cristiana cuyos proponentes claman que la Biblia enseña que la bendición financiera es la voluntad de dios para los Cristianos. La mayoría de los predicadores  del Evangelio de la prosperidad mantienen que la combinación de la fé, un discurso positivo, y donaciones a los ministerios Cristianos incrementara de manera continua la riqueza material para todos aquellos que practiquen tales acciones. La teología de la prosperidad surgió primero en los Estados Unidos durante el movimiento llamado de Redención y Sanación (Healing Revivals) en la decada de los 50s. Algunos comentaristas han ligado la génesis del evangelio de la prosperidad a la influencia del movimiento Nuevo Pensamiento. Subsecuentemente figuro de manera prominente en el movimiento Palabra de Fe y en el Televangelio de los  80s. En los 90s y 2000s, fue aceptado  por muchos líderes influyentes dentro del movimiento carismático y ha sido promovido por misioneros Cristianos a través del mundo. Ha sido duramente criticado por líderes del evangelismo tradicional como una doctrina no acorde con las enseñanzas de la escritura o como una total herejía. Secularistas han a menudo argumentado que los líderes del evangelio de la prosperidad han tomado ventaja de los creyentes. Una de las figuras más prominentes dentro de dicho movimiento  es el siempre sonriente Joel Osteen. Este individuo que más parece una celebridad de Hollywood es el pastor de la iglesia Lakewood en Houston, Texas, la cual fue renovada a un costo de $95 millones y es hoy en día la más grande y la de más rápido crecimiento en los Estados Unidos. Cada semana Joel Osteen hace llegar su mensaje de esperanza y prosperidad a unas 38,000 personas que atienden a la iglesia a escuchar su mensaje. Es la figura inspiracional mas vista en América. Su sermón semanal es visto por unos 7 millones de americanos mientras que su audiencia mundial se estima en unas 30millones de personas en 100 países. Joel Steen tiene muchas razones para creer, y de acuerdo a su propia interpretación del evangelio, que “Dios quiere que todos prosperemos.” El señor Steen para nada siente que él tenga que disculparse por su riqueza que se estima en unos $40 millones. Hace unos anos el señor Osteen  a quien muchos consideran un orador motivacional, recibió $13 millones por la firma de un contrato para la publicación de uno de sus libros (guía espiritual). Se estima que la cantidad de dinero (ofrendas) que se colecta en la iglesia Lakewood asciende a $1millon semanal. Claro que con esta abundancia de riqueza no hay razones para que el señor Osteen y su despampanante esposa Victoria Osteen no se sientan bendecidos por la prosperidad del evangelio-anti-evangelio que ellos predican. ¿Sera posible que los 30 millones de desempleados, los casi 50 millones de pobres que actualmente existen, o los 10 millones de clase medieros que han perdido sus casas producto de la crisis económica aquí en los EUA, tengan alguna esperanza en la materialización de esa propuesta teológica-neoliberal del evangelio de la prosperidad?
Para terminar con esta breve reseña y luego dar paso a la nota escrita por el profesor Luciano Castro Barillas, quiero referirme a la respuesta dada por un predicador de nombre Larry Harris, proponente del evangelio de la prosperidad, al ser cuestionado de la siguiente manera: ¿Y exactamente como el evangelio de la prosperidad trabaja en los países del Tercer Mundo, países que son mayoritariamente religiosos, pero sin embargo son extremadamente pobres?” Ustedes mismos tienen que preguntarse el por qué la gente es pobre,” Harris respondió. ” ¿Que es lo que causa la pobreza? Servir a Satán. El pecado.”----Marvin Najarro





NEOLIBERALISMO Y ANTI-EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD


Por Luciano Castro Barillas


            
Un ruso genial, lúcido y certero dijo ya hace varios años que a los cristianos no se les reprocha por ser cristianos, sino porque no lo son. El apotegma se ajusta como anillo al dedo por la tendencia actual de las iglesias protestantes evangélicas del mundo occidental, pero de manera muy especial a las diferentes sectas de factura estadounidense que están diseminadas a lo largo y ancho del continente americano. En América Latina y especialmente en países donde los índices de desarrollo humano y material son los más bajos en los indicadores sociales y económicos (Centro América, para citar un ejemplo), esa propuesta ideológica del capitalismo ha cogido tal ímpetu y vehemencia que, más que inflamar la devoción de los creyentes, ha agitado sí el esquivo, oculto y poco dadivoso bolsillo de los predicadores evangélicos que como un mal corrosivo avanza en las ciudades, pueblos y aldeas (hay comunidades agrícolas o aldeas de no más de unos 600 habitantes que tienen cinco o seis iglesias evangélicas) difundiendo una idea muy peculiar que nada o muy poco tiene que ver con el sentido profundo de los evangelios

            
Este engendro ideológico tiene una fuerza irresistible en países donde las crisis en todos los órdenes de la vida social dan a los ciudadanos una existencia sombría y desesperada, para el caso Guatemala y El Salvador, países que ocupan los primerísimos lugares en violencia de todos los matices. El horror de 19 y 25 homicidios diarios en los países mencionados es para llevar una vida de zozobra e incertidumbre, donde los proyectos personales no pueden ser a largo plazo, pues en cualquier  momento se interrumpen las ilusiones y aspiraciones ante el embate del crimen organizado que ha llegado a límites indescriptibles en Guatemala (como la decapitación de un bebé de un mes de nacido en un rito satánico). Vea usted, luego de concluidos los Juegos Panamericanos de Guadalajara donde Guatemala  por primera vez en su historia tuvo una participación muy lucida, si se compara con anteriores eventos deportivos, donde a lo sumo se obtenían una o dos medallas. En esta ocasión fueron 15 las medallas obtenidas por los deportistas guatemaltecos, situación que llenó de enorme satisfacción a los ciudadanos. Como estímulo a dicho esfuerzo, la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, CDAG, y las respectivas especialidades deportivas federadas que obtuvieron preseas, acordaron entregar una modesta cantidad de dinero a los atletas triunfadores, la mayoría de origen humilde y a quienes el estímulo económico les resultaba altamente significativo. De manera inmediata los atletas empezaron es escribir llamadas telefónicas, no precisamente para felicitarlos, sino para extorsionarlos requiriéndoles el 50% del aporte dado por las instituciones deportivas, de lo contrario iban a ser eliminados ellos o algunos de sus familiares. Hechos como el citados, que ocurren diariamente en Guatemala, son la mejor justificación para inflamar la retórica protestante que enderezar sus baterías  -muchas veces de disparates-  anunciando el fin de los tiempos con cábalas del Antiguo Testamento de total locura y desquiciamiento, indicando entre otras cosas, que el pecado de la pobreza económica y ese tipo de rapiña delincuencial tienen su origen en la falta en la falta de devoción, pero sobre todo en el incumplimiento de sus obligaciones con sus congregaciones religiosas, principalmente lo relacionado con diezmos, aporte insoslayable que no se puede dejar de lado si usted requiere del pastor de su iglesia asistencia espiritual consistente en una oración auxiliadora para curación de una enfermedad, mejoramiento de las perspectivas económicas o fortalecimiento de la tranquilidad familiar, sin dejar de lado la expulsión de espíritus chocarreros que andan haciéndole trampa a su felicidad. La oferta es variada y las explicaciones sobre la causa de la pobreza no son las históricas que usted y yo conocemos. Como tal, despliegan una desinformación tan insensata y chocante que ahora resulta que la pobreza de las naciones centroamericanas no son fruto de un sistema económico internacional injusto y el ejercicio por años de democracias liberales controladas y restringidas por el imperialismo, sino hijas del pecado reflejadas en su falta de prosperidad. Este tipo de visión seudo evangélica en que en la Biblia hay abundantes referencias sobre la prosperidad económica conferida por Dios a quien le es fiel y cumple sus leyes. Y lógicamente esto debiera ser así, porque cada hombre con sus hechos construye su destino, sean éstos productivos o morales. Sin embargo, un asunto muy distinto es la prosperidad económica normal que el trabajo honrado otorga a las personas y que salvaguarda su dignidad humana y otro muy diferente el afán de acumulación monetaria, con fines de opulencia y ostentación, codicia, búsqueda de prestigio social a través del dinero y opresión. El dinero cuando pierde el sentido de herramienta de satisfacción y bienestar humano y se convierte en un instrumento de dominación y manipulación de los más débiles, pues, sencillamente; ignora su sentido de riqueza (tan útil y sana en la vida de los hombres) y se transforma en la más diabólica maquinaria de maldad y perversiones extremas. Ese es el problema ideológico-político del evangelio de la prosperidad, confundir la prosperidad ética con la acumulación capitalista inmoral. Al punto que en la actualidad muchas iglesias evangélicas  -la de Cash Luna y la de Yiye Ávila, por ejemplo-  son auténticas casas de bolsa donde palabras como inversión, especulación y ganancias inescrupulosas son tomadas como dádivas divinas o bendiciones. Este utilitarismo ideológico de las religiones nacidas en los Estados Unidos nos enseña día a día que el poder del dinero es capaz de corromper todo, tergiversar todo, echar a perder todo. Y la apelación a Dios está en boca de los politiqueros, principalmente cuando andan en campaña, al expresar cínicamente a los ciudadanos ¡Qué Dios bendiga a Guatemala! ¡ ¡Qué Dios los bendiga!, como colofón de sus discursos demagógicos, de alta fullería y maña con que alimentan esperanzas de los hambrientos y menesterosos ciudadanos.
            
El evangelio de la prosperidad es la versión más incisiva del neoliberalismo y la herramienta más afilada que desbasta cual dentada escofina el cerebro de los ciudadanos incautos, que lastima y ofende a los auténticos y admirables cristianos, dignos de imitación por su coherencia evangélica entre obra y fe. El capitalismo nada tiene que ver con los evangelios, porque es una doctrina de amor extremo al prójimo (amar a nuestros enemigos) y la otra una doctrina egoísta e inhumana. Por ello la necesidad de orientación espiritual y legal de los ciudadanos en estos tiempos en que las sectas servidoras del imperialismo y destructoras de la cultura nacional, hacen de manera eficaz algo que dijera hace ya algunos años el humorista mexicana Eduardo del Río, RIUS, respecto de las religiones, no de los evangelios: “La Iglesia actualmente ya no mata, sólo ataranta”.


Nota: El profesor Luciano Castro concluye que el mejor predicador es aquel que no abre la boca.












Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.

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