sábado, 26 de noviembre de 2011

LA CALMA CHICHA EN GUATEMALA

Comandos especiales de la DEA operan en Centro América.

Antes de entrar en detalles con la sospechosa Calma Chicha post – electoral que ahora priva en Guatemala y a la cual el profesor Luciano Castro Barillas se refiere en su acostumbrada nota periodística, quiero referirme de manera breve a un reportaje aparecido en el New York Times en fecha 7 de noviembre del 2011. Según el reportaje  publicado recientemente por el mencionado medio de prensa; comandos elites de la DEA con adiestramiento militar están actualmente operando en C.A. El NYT menciona la participación de estos comandos especiales en una reciente operación anti narcóticos en Honduras, en el cual los agentes especiales de la DEA participaron conjuntamente con las fuerzas de seguridad locales en la balacera que se origino como resultado de dicha operación. Se sabe que actualmente la DEA tiene 5 de estos escuadrones - estilo comando los cuales han sido desplegados de manera silenciosa durante los últimos años en las naciones del Hemisferio Occidental - incluyendo Haití, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Belice – los cuales de acuerdo a documentos y entrevistas con oficiales, están batallando contra los carteles de la droga. El programa conocido por sus siglas en inglés  como FAST (Foreign-deployed Advisoty Support Team) que traducido al español sería algo así como;  Equipo de Apoyo de Asesores para el Extranjero, fue creado durante la administración de George W. Bush para investigar los lazos con el narcotráfico de los Talibanes en Afganistán. Iniciado en el 2008; bajo la administración de Obama se ha extendido más allá de la zona de guerra. La evolución y puesta en efecto del programa como un arma de carácter global refleja el crecimiento y alcance de la lucha contra los carteles de la droga que los Estados Unidos viene librando, así como la manera en que los legisladores constantemente están borrando la línea entre aplicación de la ley y actividades militares. Aparte del combate a las drogas no se sabe exactamente qué otros fines políticos o geoestratégicos encierran la  creación y operatividad de estos comandos especiales encubiertos de la DEA. Probablemente estos comandos elites de la DEA compuestos por veteranos ex militares supervisados por un ex Navy Seal y entrenados y equipados por el Pentágono, sean el preludio a la militarización, como en México, de la lucha en contra de los carteles de la droga. Es importante tener en cuenta que a Hillary Clinton, y como ella misma lo expresara el año pasado, le encantaría un “Plan Colombia” para México y por extensión para Centro América. Hillary Clinton además ha expresado que, en muchos casos las pandillas del narcotráfico se han transformado o están haciendo causa común con lo que se consideraría una insurgencia en México y en Centro América. Esto no solo significa combatir a algunos de los carteles de la droga sino una mayor habilidad para intervenir en los asuntos regionales. Como sería la emergencia de gobiernos o movimientos populares de izquierda que se opongan a los intereses económicos de los Estados Unidos en la región.  En cuanto a la participación de los comandos elites de la DEA en Guatemala, el NYT reporta la participación de esta en marzo del 2011 en el arresto de Juan Alberto Ortiz López a quien la DEA consideraba un prominente contrabandista de cocaína al servicio del Cartel de Sinaloa. En otra instancia y de acuerdo a un cable diplomático, la DEA  conjuntamente con fuerzas de seguridad guatemaltecas a bordo de 7 helicópteros americanos, condujeron el 21 de julio del 2009, una operación destinada a la captura de cuatro miembros de la familia Lorenzana buscados por narcotráfico. La operación fue un fracaso pues los sospechosos lograron fugarse con anticipación, debido según el cable, a que habían sido advertidos con antelación de la inminencia de la operación en su contra. Un ex jefe del consejo de seguridad de Guatemala, Francisco Jiménez, dijo en una entrevista que la participación Americana era un “secreto a voces” aunque raramente reconocida.----Marvin Najarro














LA CALMA CHICHA SE ESTÁ DANDO EN GUATEMALA, LUEGO DE GANAR LAS ELECCIONES  LA EXTREMA DERECHA


Por Luciano Castro Barillas


            
La violencia en Guatemala se desbordó como nunca durante el período de campaña electoral, campaña ilegal dado que se empezó a hacer proselitismo muchos meses antes de ser autorizada por el Tribunal Supremo Electoral, principalmente por los dos partidos que tenían más posibilidades de llegar al poder (UNE-GANA y el Patriota). Esta campaña anticipada demostraba a los ciudadanos la áspera textura de que están hechos los politiqueros nacionales que, en función de llegar al poder, se pasaban por encima de la importante disposición legal del dictum jurídico guatemalteco. Sin fuerza coercitiva para hacer cumplir la ley, los magistrados del Tribunal Supremo Electoral no pudieron hacer otra cosa que sancionar a esas instituciones que son todo, menos partidos políticos, con irrisorias y mínimas multas que fueron cínicamente recurridas, a sabiendas los politiqueros que estaban ante una flagrante violación de la ley.  
            
La campaña puesta en marcha con casi año y medio de anticipación llegó a afectar la salud emocional de los ciudadanos que escuchaban propuestas políticas banales, superficiales y anodinas por radio, televisión e Internet, agresiones desconsideradas al ambiente como pintarrajear con  colores salvajes (anaranjado, rojo y negro) los troncos de hermosos árboles, atestar los caminos utilizando las señales viales como vallas publicitarias y sobre todo constantes y mutuas hechos de violencia entre simpatizantes de la UNE y el Partido Patriota. Pero a la violencia electoral explícita habría que agregarle un tipo de violencia aparentemente desasociada y atípica del evento electoral: la violencia, digamos, común.
            
Los cadáveres de personas, hombres y mujeres, aparecieron puntuales y mutilados cada semana, causando zozobra, espanto y condena de todos los ciudadanos. Dentro de esas atrocidades contra los seres humanos se llegó a lo impensable, un bebé de pocos días de nacido fue decapitado y su pequeño cuerpo abandonado en la calle. Las extorsiones repuntaron, focalizadas de manera especial en los chóferes de los autobuses metropolitanos, los de los municipios del departamento de Guatemala inmediatos a la capital y menos frecuentes estos hechos delictivos en los transportistas que cubrían el interior del país. La espiral de violencia alcanzó a todos las clases sociales, al punto que hasta un familia de la burguesía guatemalteca  -los Barreda Siekaviza-  se vieron involucrados en un crimen de violencia intrafamiliar, proceso investigativo que llevó a la cárcel hasta una ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia  -madre del supuesto asesino- como cómplice de homicidio, de obstrucción a la justicia. En ese contexto de violencia extrema la campaña electoral dejó de ser la perspectiva de una vida mejor para los ciudadanos apremiados por la pobreza y la miseria (que eufemísticamente los tecnócratas del neoliberalismo han dado llamarle extrema pobreza) y se constituyó en otro espacio indeseable de violencia, frustración y desesperanza que hace ver a los ciudadanos honrados muy lejana y chica la luz del túnel, la salida imprescindible que espera la sociedad guatemalteca que los sucesivos gobiernos de derecha que nos vienen gobernando desde 1954. Los gobiernos más inmediatos en la historia   (los de la mal llamada era democrática [1986] y que no es más que un proceso simple de apertura política por las múltiples falencias en materia social, política y económica)  también de derecha han demostrado una y otra vez que son simples administradores de la crisis permanente del Estado y la sociedad guatemalteca, de la explicación de la carencia de profundidad y sustentación de los programas políticos de los grandes partidos politiqueros guatemaltecos, con una total subordinación programática al poder oligárquico tradicional, principalmente, y los nuevos capitales emergentes, como siempre de dudosa procedencia, incapaces, como dijo con humor un amigo por allí; de resistir la mínima auditoría. Cabe, pues, una pregunta obligada sobre la espiral de terror que vivió Guatemala durante la campaña electoral de 18 meses: ¿quién realmente sigue promoviendo el terror en nuestro país? ¿Cuáles y cuántas son las fuerzas clandestinas armadas que son capaces de promover la violencia en todo el territorio nacional y que explican también la presencia de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala organizada y patrocinada por las Naciones Unidas ?
            
No estoy en condiciones de acusar a nadie, pero sin tengo el derecho de la suspicacia. Luego del triunfo electoral del partido ultra conservador todo ha vuelto a la calma. Los hechos de violencia han sido mínimos, esporádicos, en este tiempo de transición. Se vive una calma chicha en todo el territorio nacional, que podría ser bastante breve o va a ser de cuatro años. Vaya usted a saber, querido lector, qué es lo que está pasando en este país atormentado e imprevisible, que de la violencia incontrolable pasa a vivir con bastante sosiego, no digo paz, que es un asunto distinto.




Publicado por: Marvin Najarro
CT, USA.
           
             

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