Ahora le
toca el turno a Alfonso Portillo Cabrera de enfrentar a los tribunales de
justicia norteamericanos. Por cierto Estados Unidos se considera exento de
muchos de los tratados y leyes de carácter internacional cuando se trata de sus
propios ciudadanos - una muestra más de su arrogancia imperial – se arroga el
derecho, esto en consonancia con su papel de gendarme mundial, de juzgar y
condenar infaliblemente a todo aquel, sin importar su estatus, acusado de
conspirar o de cometer crímenes que atenten contra los intereses o la seguridad
nacional del país. Alfonso Portillo, parece, nunca supo lo de Manuel Noriega
quien después de haber sido útil a los intereses norteamericanos terminó siendo
juzgado y enjaulado por revelarse en contra del patrón al cual le había
servido. Ciruiosamente Portillo también está siendo investigado en Francia. Más
recientemente Qaddafi aunque de manera más cruel pagaría cara su osadía al no haber aprendido de la historia. Pero
por el momento dejemos de lado a Portillo de quien se encargará el profesor
Luciano Castro Barillas y toquemos por un breve instante lo que está sucediendo
en Kuala Lumpur, Malasia. Sucede que en ese país Asiático el Tribunal de
Crimenes de Guerra, por primera vez en la historia, estará llevando a cabo
(Nov.19-22, 2011) audiencias judiciales para determinar la culpabilidad por
cargos de crímenes de guerra, en contra
de dos ex jefes de estado: George W Bush (ex presidente EUA) y Anthony L. Blair
(ex premier Británico). A ambos se le acusa de crímenes en contra de la paz al
haber planeado, preparado e invadido el Estado soberano de Iraq en violación de
la Carta de la ONU y de la Ley Internacional. El mismo tribunal ha presentado
cargos en contra de un segundo grupo que incluye además de George W. Bush a
Donald Rumsfeld, Dick Cheney, Alberto González, David Addington, William
Haynes, Jay Bybee y Jonh Yoo. A este segundo grupo se le acusa por Crímenes de
Guerra y Tortura. Al haber participado de manera voluntaria en la formulación
de órdenes ejecutivas y directivas para excluir la aplicabilidad de todas la
leyes y convenciones internacionales como: La Convención en contra de la
Tortura de 1984, la Convención de Ginebra III de 1949, la Declaración de los
Derechos Humanos y la Carta de las Naciones Unidas en relación a la guerra
lanzada por los Estados Unidos y otros en Afganistán en el 2001 y en Iraq en
marzo del 2003. Aunque el juicio que está teniendo lugar en los Tribunales de
Guerra de Kuala Lumpur así como el veredicto que de ahí emane son y serán de
carácter simbólico, no dejan de sentar un enorme precedente moral. Pues la ley
ante todo es una institución de carácter moral, y aunque estos señores de la
guerra y la destrucción no paguen sus crímenes confinados tras las rejas, su
condición de seres morales quedara manchada con sangre para siempre y en
entredicho con la historia.----Marvin Najarro.
Acontinuacion
el profesor Luciano Castro Barillas.
AL ROBIN HOOD GUATEMALTECO, ALFONSO
PORTILLO,
YA SE LO LLEVARÁN LOS GRINGOS,
AFORTUNADAMENTE
Por Luciano Castro Barillas
Tan habituados están los gringos en
andar recogiendo, encarcelando o asilando a toda la porquería reaccionaria internacional
que, el hecho de llevar a su territorio al ex presidente Alfonso Portillo para
juzgarlo por la comisión del delito de lavado
de dinero en su sistema financiero, hacen de ese país del norte el mayor
estercolero o sentina del mundo. Sus grandes logros tecnológicos son opacados
muchas veces por su cavernícola política interna e internacional basada en la opresión,
la discriminación, la explotación, la agresión, el chantaje y la mendacidad. La
semana anterior el presidente guatemalteco Alvaro Colom ha sido víctima de las
fuerzas ultraconservadoras y terroristas guatemaltecas quienes no se han
ahorrado calificativos groseros e irrespetuosos apóstrofes siguiendo la tónica
dado por el reo Alfonso Portillo, quien despotricó contra el mandatario por la
única razón de autorizar como Jefe de Estado la extradición de este pillo de
siete suelas que presume de Robin Hood, aquél bandido inglés que defendía las causas de los
pobres y oprimidos de la Inglaterra Medieval
de finales del siglo XIV asaltando a los ricos del gobierno y la Iglesia y que vivía en
rigurosa austeridad en los bosques de Sherwood y Barnsdale. Lamentablemente
este ladrón generoso con los desposeídos tiene en Guatemala un mal imitador, el
archiladrón Alfonso Portillo, que con inigualable maña y picardía encandiló a
miles de humildes de guatemaltecos
-muchos de los cuales siguen con los ojos redondos de pazguatería todavía- sobre que su corrupta gestión tuvo una proyección democrática y popular
, es decir, que su gobierno fue para los pobres y de los pobres y que por esa
razón él fue castigado por los ricos, por su actitud preferencial hacia los
menesterosos. Semejantes argumentos son la pieza de oratoria política de más
refinado cinismo y demagogia, como corresponde al populismo (gobierno de
limitados alcances sociales que no llegan a reformas, mucho menos a
transformaciones y que se mueven en el ámbito del asistencialismo clientelar,
no el de la asistencia social auténticamente solidaria) Veamos, pues, como está todo este rollo
embaucador y demagógico del último de los Tigres de Ixcán (no por valiente
felino, sino porque este oscuro personaje granuja y represor del Ixcán de los
años 70 le cupo el insólito honor de ser el primer ejecutado por el Ejército
Guerrillero de los Pobres, EGP).
Portillo es una persona con muy
buena formación académica. Se hizo abogado y economista en la Universidad de Chilpancingo,
Guerrero, México; llegando a obtener un doctorado. Simpatizó, como todo estudiante de ciencias
sociales de la época, con la lucha revolucionaria, sin embargo, pudieron más
sus intereses personales y no pasó de ser un diletante, un aficionado, de las
grandes tareas y compromisos de la Revolución proletaria guatemalteca de la década
de los 70 y 80. De extracción pequeño burguesa (fracción de clase individualista
e inconsistente política e ideológicamente) Portillo, al final, privilegió sus
estudios y, sus simpatías con la
Revolución , quedaron sencillamente en eso: simpatías. Ese fue
todo y el tan publicitado pasado revolucionario con que vino encandilando incautos
cuando en 1985 apareció vinculado -como
proverbial oportunista- a la Democracia Cristiana
de Vinicio Cerezo, a la postre ganador de las elecciones de 1986. Pero Vinicio,
docto en fullerías como el aludido y fijándose en sus bien afilados dientes y ambición
desmesurada, no le dio mayor participación, o al menos no pudo Alfonso Portillo
conquistar los espacios deseados.
De allí El Mofletes guatemalteco (en
México y Guatemala le dicen cachetes) anduvo interactuando con la mafia
política y empresarial de nuestro país hasta encontrar espacios idóneos y
tierra fértil para hacer florecer su oportunismo y marrullería, al punto que,
el supuesto izquierdista que pregonaba a los cuatro vientos haber sido un
exiliado en México y no un criminal (asesinó a dos estudiantes en Chilpancingo
en una reyerta callejera de borrachos) prófugo de la justicia mexicana,
coincide en una coyuntura de maldad y perversión con el más emblemático
genocida nacional, el general Efraín Ríos Montt; quien por inconfensables
razones -fuera de la agudeza del análisis político y más en el ámbito psicológico- lo hace su ahijado. Lo apadrina. Iba Portillo,
a partir de ese momento, a ser la pieza
útil, la bisagra, la articulación y la alfombra por donde pasaría todo el
saqueo de los recursos nacionales que tenía planificada la mafia política y
empresarial organizada alrededor de ese proyecto político antipatriótico de nombre tan anacrónico (Frente Republicano
Guatemalteco, FRG, que era fiel reflejo de las ideas propias de La Ilustración francesa
del siglo XVII sobre el orden, tal el lema del enloquecido general que
proclamaba a los cuatro vientos cuando había sido gobernante de facto: No Abuso, No Robo, No miento, lema que
lo invirtió, haciendo todo lo contrario: robó, mintió y sobre abusó con su
política criminal de 600 aldeas arrasadas). Ya en el poder Portillo hizo un
gobierno desastroso caracterizado por el más escandaloso latrocinio que se
tenga noticia en la historia de Guatemala. Ninguno de sus funcionarios pudo
reclamar el mínimo de honradez. Quien no roba 10 millones, robó 20 o 350 como
los que desfalcaron al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y recibieron
una sentencia ridícula de 12 años de cárcel. Fue el caso de criminales
organizados que asaltaron el poder. Muchos de ellos en la actualidad purgan
penas de prisión, no obstante lo dicho, en el imaginario popular guatemalteco
está muy arraigada la idea de que Alfonso
Portillo fue el mejor presidente que ha tenido Guatemala y qué los ricos lo
encarcelaron por defender a los pobres. ¿De dónde proviene semejante
disparate? Es sencillo de explicarlo.
Alfonso Portillo trabó una buena
relación con las personas del mundo empresarial-financiero, principalmente con
Francisco Alvarado Mc Donald, el más prestigio banquero de esos años, el cual
se convertiría en el financista fundamental de la campaña electoral del FRG. El
asumir el poder, Portillo inicia una política no de confrontación, sino de
exclusión de algunos sectores empresariales; no por haber diferencias
ideológicas y políticas -ni muchos
menos- sin por asuntos de dinero. La
burguesía agroexportadora tuvo problemas con Portillo porque fue la menos
generosa en sus aportes de campaña, principalmente el sector de los azucareros,
que tenía fuertes identificaciones con la fracción de una derecha más moderada
representada, entre otros, por los Arzú del Partido de Avanzada Nacional, PAN.
La oligarquía comercial e industrial se vio favorecida con contratos de
suministros al Estado sobre facturados, con todo, nunca estuvieron contentos porque
Alfonso Portillo le gustaba coger el rábano por las hojas y era dado por hablar
con el dueño del circo, no con los animales. Hizo buenas migas con la
oligarquía financiera y no por gusto transfirió dinero público, a manera de
pago por financiarlos en la campaña, de casi 4 mil millones de quetzales a
Francisco Alvarado MacDonald, propietario de los bancos gemelos (Metropolitano
y Promotor). Nunca hubo pleito entre Portillo y los ricos del nivel más alto de
la oligarquía guatemalteca, todo lo contrario, las identificaciones y
colaboraciones fueron profundas y efectivas. Hubo sí, como parte de la demagogia,
apoyo puntual al programa de fertilizantes (Portillo imitando al Che Guevara en
las jornadas voluntarias de corte de caña en Cuba, cargó unos dos quintales
como parte de la propaganda oficial).
Ese tipo de acciones le identificaba
con los desposeídos, la gente del campo, que por primera vez veían a un
presidente bajar a esos niveles de humildad. El tipo de cambio también se
mantuvo estable por esos años como resultado de los acuerdos con la oligarquía
financiera y por lo tanto se vivió una inflación moderada, pero esos mínimos
logros se sobredimensionaban con la propaganda oficial. Sin embargo, el robo
galopante y descomedido que ocurría en todos los ministerios o entidades
autónomas se mantenía bastante oculto y no es sino hasta los últimos meses de
su mandato que la crisis de latrocinio explotó y fueron inocultables los hechos
flagrantes de corrupción. Es decir, lo poco que benefició a los sectores populares (pues los anteriores
gobiernos habían sido peores) salían pagados al cien por ciento. Crear
identificaciones aparentes con los sectores populares era parte de la demagogia
orientada a mantener una base social de apoyo que le creara impunidad estando
en el poder y ya fuera de él.
Por ello la partida de Alfonso
Portillo a los Estados Unidos saneará en una gran medida el escenario político nacional,
que este personaje inefable, controvertido, incoherente y de voz incierta tanto
llegó a enrarecer y que tanto daño hizo a la Nación guatemalteca. Su legado real de latrocinio
será una marca insuperable por muchos años, pero parece que su destino está
definido y pagará, de algún modo, al daño hecho al pueblo de Guatemala, donde
un importante sector sigue manteniendo la percepción que el fue el mejor
presidente de Guatemala, por encima de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz
Guzmán.
Las demás consideraciones corren por
su cuenta.
CT, USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario