China ya ha ganado la
batalla crucial en el conflicto entre Washington y Pekín
LA DANZA DE LA DERROTA
DE
DONALD TRUMP
Por Spengler
A medida que Estados Unidos y China escalan la disputa comercial iniciada el
año pasado a una guerra económica a gran escala, el hecho decisivo del conflicto
ha transcurrido sin ser del todo mencionado: China ha ganado la batalla crucial.
Lo logró cuando Washington engatusó y amenazó a sus aliados para boicotear
el despliegue de banda ancha 5G de Huawei, y sufrió el rechazo más humillante que
recuerde este escritor.
China ha desencadenado un impacto en la red global que se inicia con el
dominio de la banda ancha inalámbrica ultrarrápida y se extiende al comercio
electrónico, las finanzas, la logística y el transporte, los medios para
comercializar el trabajo de miles de millones de personas en el Sur Global. El
liderazgo de China en la tecnología 5G le proporciona además una ventaja en una
amplia gama de aplicaciones industriales y de consumo.
De estas aplicaciones, la que más desconcierta al estamento de seguridad
estadounidense es la criptografía cuántica, una tecnología teóricamente
inquebrantable y en la que China es pionera.
Las agencias de inteligencia
El 7 de julio di a conocer en esta publicación que los nuevos sistemas 5G
incorporarían la criptografía cuántica que evitaría que las agencias de
inteligencia de EE.UU escuchen las comunicaciones del mundo y que por lo mismo anularía
una ventaja clave de los EE.UU.
Esa es la razón que llevó a la comunidad de inteligencia a prevalecer sobre
la administración Trump para descarrilar a toda costa el lanzamiento de la tecnología
5G de Huawei.
Por primera vez, el control de tecnologías revolucionarias como la banda
ancha 5G –el tipo de tecnología que transforma la vida de miles de millones de
personas y genera billones de dólares en riqueza– pasaba a manos de China.
Sin duda China tiene un historial inquietante en cuanto al robo de
tecnología, pero el previo mal comportamiento de China es de menor importancia
en comparación con sus propias innovaciones.
Estados Unidos vino pobremente preparado para la confrontación. No trajo
nada para el combate, porque ninguna compañía estadounidense produce equipos
5G, y las alternativas europeas a Huawei, Ericsson y Nokia, ofrecen un producto
de inferior calidad y más caro.
La administración Trump podría haber tratado de persuadir a las compañías
estadounidenses para que entraran al campo de batalla, pero no mostró interés
en crear un campeón nacional estadounidense para competir con Huawei.
Habilidades que no existen
El déficit comercial de Estados Unidos con China es un problema menor
comparado con la guerra tecnológica que Estados Unidos está perdiendo. Las
mayores exportaciones de China a los Estados Unidos son productos electrónicos
de consumo de bajo valor agregado, productos que Estados Unidos carece de las
habilidades y la cadena de suministro para fabricar, y no quiere fabricar,
porque la mano de obra se paga por debajo de los estándares estadounidenses.
Estados Unidos ha perdido el primer enfrentamiento decisivo de la guerra
económica con China. Que yo sepa, Washington no tiene planes para restablecer
la producción estadounidense de tecnologías clave, ni tampoco para invertir los
recursos en R&D (Investigación y Desarrollo) que permitan a los Estados
Unidos contrarrestar la ventaja de China en algunas de esas tecnologías clave.
Los estamentos militares y de seguridad nacional de Washington están
experimentando una rabieta colectiva debido al hecho hasta ahora inimaginable
de que los chinos los han superado.
El rencor estadounidense contra China surge de la comprensión tardía de que
la indolencia, la complacencia y la ineficacia han permitido que un país que
hace dos generaciones mató de hambre a 50 millones de sus habitantes se levante
y desafíe el dominio estadounidense.
¿Se ha desvanecido la esperanza
de la victoria?
Viene a la memoria el consejo urgente del Kaiser Wilhelm II a su primo
Nicolás II de Rusia, en 1904, para que acudiera a la guerra contra Japón como
el "salvador de la raza blanca". Como consecuencia, Rusia perdió toda
su flota en Japón y provocó la Revolución de 1905 y, a la larga, la caída de la
dinastía Romanov.
Durante el transcurso del último año advertí que la confrontación de
Estados Unidos con China terminaría en el equivalente económico de Port Arthur.
El 12 de junio de 2003, comenté en esta publicación que el peor daño en la
guerra generalmente ocurre después de que la esperanza de la victoria se ha
desvanecido. Lamentablemente, esto también puede aplicarse a la guerra
económica entre Estados Unidos y China.
Debido al traslado de los archivos de Asia Times a un nuevo servidor, el
artículo no está disponible actualmente, por lo que cito lo más relevante a
continuación:
“Un tema recurrente en la historia
de la guerra es que la mayoría de las muertes generalmente ocurren mucho
después de un cálculo racional que lleva a exigir la rendición del bando
perdedor. Como el caso de los japoneses después de Okinawa, los alemanes
después de la Batalla de las Ardenas, o la fase final de la Guerra del
Peloponeso, la Guerra de los Treinta Años o la Guerra de los Cien Años. A lo
largo de épocas y culturas, la sangre se ha derramado en proporción inversa a
la esperanza de la victoria. Quizás lo que el Medio Oriente requiere para
lograr un acuerdo de paz no es menos muertes, sino más.
“El coraje nacido de la desesperación o Mut der Verzweiflung, como lo llaman los
alemanes, surge no del espejismo que la victoria es posible, sino de la
convicción de que la muerte es preferible a la rendición. Las guerras de este
tipo terminan mucho después de que uno de los bandos ha sido derrotado, es
decir, cuando han muerto suficientes intransigentes. No hay que culpar el
provincialismo del presidente. Esto no tiene nada que ver con el Bushido, el
fanatismo Nazi u otras ideologías exóticas.
"El caso más persuasivo de Mut der Verzweiflung se puede encontrar en
el propio patio trasero de Bush, durante la Guerra Civil estadounidense de
1861-1865. La causa sureña se perdió después de que el mayor general Ulysses S.
Grant tomara Vicksburg y el general George G. Meade repeliera al general Robert
E. Lee en Gettysburg en julio de 1863. Con las fuerzas de la Unión en control
del río Mississippi, la principal arteria del comercio del sur, y sin la
posibilidad de una ruptura hacia el Norte, la Confederación de Estados esclavistas
quedó expuesta al estrangulamiento inevitable por parte de las sumamente
superiores fuerzas del Norte.
“No obstante, el Sur siguió peleando por otros 18 meses. Entre Gettysburg y
Vicksburg, las dos batallas decisivas de la guerra que se libraron en la misma
semana, 100,000 hombres murieron, elevando el número total de muertes en las
batallas importantes a más de un cuarto de millón. Otros 200,000 soldados
morirían antes de que Lee se rindiera a Grant en Appomattox en abril de 1865”.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario