Tratando de cerrar el
capítulo y retirarse ordenadamente del "Efecto Guaidó", la élite que
actúa detrás de Washington y Bogotá intenta imponer el negocio de la guerra a
través de uno de sus operadores más experimentados. Tiene un amplio repertorio
en la injerencia y la conspiración contra gobiernos no alineados.
PHILIP GOLDBERG: LA
"NAVAJA MULTIUSO" DE EEUU
PARA LA GUERRA LLEGA A
COLOMBIA
Ha llegado a Colombia, varios meses luego de su nombramiento, el operador
de guerra Philip Goldberg para asumir su cargo como nuevo embajador de los
Estados Unidos en el país vecino. El pasado primero de agosto, el Senado de
Estados Unidos confirmó al funcionario, quien había sido nominado por el
presidente Donald Trump en mayo para reemplazar a Kevin Whitaker.
Whitaker ocupó el cargo desde mayo de 2014 y se esperaba que dejara el
cargo en febrero de 2017, pero se vio obligado a permanecer en medio de las
disputas entre la Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos alrededor de su
sucesor.
La nominación de Goldberg llegó en un momento crítico para las relaciones
entre ambos países, pues, a pesar de que la élite uribista es funcional al
gobierno estadounidense en sus planes contra Venezuela, Trump arremetió contra
Colombia recientemente por el incremento de cultivos ilícitos en el país,
afirmando que "más drogas están saliendo de Colombia ahora que antes de
que él (Iván Duque) fuera presidente, por lo que no ha hecho nada por
nosotros".
No era la primera vez que Trump buscaba el recambio de la embajada en
Colombia ya que en 2018 había nominado a Joseph McManus para el cargo, pero su
nominación fue rechazada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de
Estados Unidos porque McManus había trabajado para Hillary Clinton cuando la
demócrata era secretaria de Estado de la Administración Obama.
COORDINADOR DEL PLAN
COLOMBIA: LA VIOLENCIA COMO MECANISMO DE CONTROL POLÍTICO
Goldberg, también ganador de un premio presidencial de Rango Distinguido,
dos premios presidenciales de Rango Meritorio y la Medalla de Plata del Sello
Nacional de Inteligencia, fue coordinador del Plan Colombia en la Embajada de
Estados Unidos en Bogotá.
Lideró en el terreno aquella estrategia antinarcóticos que Estados Unidos
financió desde 2001 hasta 2015, con casi 10 mil millones de dólares en ayuda,
de los cuales el 71% se destinó a las fuerzas de seguridad colombianas y a la
compra de armamento y equipamiento militar en Estados Unidos.
Esto intensificó una ola de violencia paramilitar que afectó directamente a
más de 6 millones de personas, de hecho, se dice que Goldberg habría sido el
elegido de Trump para el cargo por su "experiencia" en la región.
Grupos paramilitares como Los Rastrojos representan la vigencia de su legado.
En esta oportunidad le tocará confrontar a la resistencia del Congreso
colombiano y los tribunales contra los planes impuestos por Estados Unidos para
reanudar la fumigación aérea contra los cultivos de coca. Esta estrategia fue
un elemento clave del Plan Colombia, pero actualmente está prohibida debido a
la creciente evidencia de que es ineficaz y constituye un grave peligro para la
salud pública y el ambiente.
A su llegada Goldberg también intentaría implementar mecanismos
(convencionales o no) para desmovilizar a sectores políticos que quieren poner
fin a la "guerra contra las drogas" respaldada por Estados Unidos, ya
que se comprometió a buscar la aprobación de legislación para buscar una
solución a largo plazo contra el tráfico de drogas del país.
Más "retos": gestionar las investigaciones pendientes contra
agentes de la DEA presuntamente corruptos que trataron de vincular a Jesús
Santrich, excomandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) con el narcotráfico, aparentemente sin ninguna prueba.
Adam Isacson, director de supervisión de la defensa de la Oficina de
Washington para América Latina (WOLA), opinó: "Probablemente se centrará
más en la asistencia militar y la erradicación de cultivos que en la
implementación de los acuerdos de paz y la protección de los derechos humanos.
Pero esa es la postura actual de Estados Unidos, de todos modos".
BALCANIZADOR Y PROMOTOR DEL
FASCISMO EN BOLIVIA
Goldberg trabajó desde Kosovo en la separación de los Estados de Serbia y
Montenegro, que se produjo en junio de 2006, como el último paso en la
desintegración de Yugoslavia. Este proceso, que da origen al término
"balcanización", se desarrolló durante una sangrienta década de
guerra civil creada para dividir mediante procesos de "descentralización"
y "autonomía" lo que finalmente se impuso con la intervención militar
norteamericana y la presencia de tropas de la OTAN y la ONU que ocuparon los
Balcanes.
En la guerra civil yugoslava predominó la "limpieza étnica", que
consiste en la expulsión o aniquilación de los grupos étnicos tradicionales que
conformaban el territorio de Yugoslavia. El más cruel de estos exterminios
raciales ocurrió entre los serbios y los croatas.
Entre 1994 y 1996 fue Asistente Especial del Embajador Richard Holbrooke,
uno de los estrategas detrás de la desintegración yugoslava. También promovió
la separación de Serbia y Montenegro, desde Kosovo promovió el conflicto entre
las fuerzas serbias y albanesas. Tal experiencia fue útil para los planes
imperiales en Bolivia, un país que vivía una crisis política donde regiones se
encontraban enfrentadas al gobierno central por una conspiración secesionista
de las élites terratenientes compuestas, entre otros, por empresarios croatas
que crearon un movimiento federalista llamado "Camba Nation".
En la serie documental Invasión USA (2014), el ministro de la presidencia
de Bolivia, Alfredo Rada, relató que Goldberg "conocía perfectamente lo
que son las luchas interétnicas y los conflictos nacionales al interior de un
mismo Estado".
Luego de que Evo Morales venciera el 10 de agosto de 2008 en un referendo
revocatorio para sacarlo del poder con un 67% de los votos, el sector derrotado
protestó en las calles contra la legitimidad del mandatario, a quien no
aceptaban en el cargo. Se trataba de movimientos secesionistas de los
departamentos Beni, Santa Cruz y Tarija.
El gobierno boliviano acusó a Goldberg de fomentar las protestas sociales
tras reunirse con la oposición para que realizaran manifestaciones
antigubernamentales; el fin era activar un golpe suave, como se pretende en la actualidad.
Los prefectos de la oposición, encabezados por Rubén Costas, de Santa Cruz,
y animados por los votos logrados en la misma votación revocatoria, anunciaron
su intención de implementar "estatutos" aprobados en votaciones de
facto en los denominados "referendos autonómicos", realizados en mayo
y junio de 2008. Mediante estos "estatutos" los prefectos de la
oposición reclamaban un mandato para instalar sus propias policías y servicios de
recaudación de impuestos.
Goldberg fue acusado de fomentar la disidencia y de conspirar contra el
gobierno mientras se desempeñaba como embajador de Estados Unidos en Bolivia.
Por su parte, el gobierno estadounidense rechazó fervientemente las
acusaciones pero no pudo evitar su expulsión del país andino el 10 de
septiembre de 2008, cuando ya la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID) había canalizado más de 4 millones de dólares
para apoyar a los opositores de Morales.
Asimismo, como medida recíproca por parte del gobierno estadounidense, el
entonces embajador boliviano Gustavo Guzmán, también fue expulsado.
Al tiempo que Goldberg era expulsado, grupos paramilitares vinculados a los
prefectos departamentales de oposición, en alianza con comités cívicos,
ejecutaron la masacre de unos 30 campesinos en El Porvenir, departamento de
Pando, cerca de la frontera nororiental de Bolivia con Brasil.
Más adelante se reveló que, en noviembre de 2007, el Suboficial de
Seguridad Regional de la embajada de Estados Unidos en Bolivia, Vincent Cooper,
le dijo a voluntarios del Cuerpo de Paz y a un becario Fulbright que
"espiaran" a los venezolanos y cubanos en el país, según un reportaje
de ABC News.
CONSPIRADOR, INJERENCISTA E
"HIJO DE PUTA" EN FILIPINAS
Goldberg tuvo un paso complicado por este país, fundamentalmente por las
controversias con el presidente Rodrigo Duterte. Cuando aterrizó en Manila en
2013, durante la administración Obama, un gobierno que no se llevó muy bien con
el mandatario filipino, ya Washington cuestionaba que en Filipinas no se
respetaban los derechos humanos y señalaba que se producían ejecuciones extrajudiciales.
La evidencia más contundente del complot para expulsar a Duterte fue un
comunicado filtrado de la Embajada de los Estados Unidos en Manila en el que
Goldberg detallaba el perfil de la actual presidencia y la identidad de
personalidades y organizaciones, incluidos partidos políticos, que
proporcionarían la estrategia adecuada para asegurar el control del país.
Hasta mediados de 2016, Filipinas era uno de los pocos países que
proporcionaba un punto de apoyo tanto contra China como para la "guerra
contra el terror" en el Lejano Oriente. Antes del ascenso de Duterte, el
país tuvo que soportar bombardeos terroristas con bajas reales por parte de
grupos armados con motivaciones religiosas similares a los financiados en Siria
o Libia.
Al asumir el poder ese año, Duterte inició una implacable campaña para
librar al país de la criminalidad, desde el nivel más bajo de la sociedad
filipina hasta el nivel más alto de la élite económica, incluida la propia
Iglesia Católica, lo que le valió muchos enemigos.
Llegó a afirmar, en una alocución transmitida en la televisión de ese país
y frente a sus militares, que Goldberg era un "hijo de puta" y que no
lo soportaba, le acusaba de entrometerse en las elecciones que en ese momento
se llevaban a cabo en el país a través de sus declaraciones ante los medios.
El Departamento de Estado señaló que los dichos del presidente de Filipinas
eran "inapropiados e inaceptables". Luego de ese episodio, Goldberg
terminó su misión en Manila y fue condecorado por el Congreso estadounidense.
SHOW SÓNICO EN CUBA
En 2018, ya con Donald Trump como presidente, Goldberg llegó a La Habana en
febrero, luego de que el magnate presidente anunciara que revisaría y
congelaría el acercamiento entre los dos países que había llevado a cabo Obama.
Estuvo poco menos de seis meses en la isla y fue uno de los denunciantes de
los llamados "ataques sónicos" que personal de la oficina de
intereses de Estados Unidos habría sufrido en Cuba en 2016, y que sirvieron de
excusa para que la administración Trump tomara medidas unilaterales que afectan
los nexos entre los dos países, en especial el cierre casi total de su Embajada
y de los servicios consulares.
PRIORIDAD: PROMOVER UNA
GUERRA CONTRA VENEZUELA
La versatilidad de Goldberg servirá para atizar el proceso de guerra que
activa Estados Unidos contra Venezuela a través de Colombia, más ahora que
activaron el TIAR, se espera tenga como principal objetivo aumentar la tensión
en la frontera mediante falsos positivos, provocaciones o impulso hacia actores
criminales. ¿Es la frontera colombo-venezolana nuevo objetivo a balcanizar? No
tengan duda. Goldberg sabe de eso.
La versatilidad de Goldberg podría agilizar el empuje de una eventual
agresión desde la OEA, con el TIAR ya activado, o a través de la OTAN ya que la
figura de "socio global" de Colombia le permite solicitar a los
socios permanentes determinados apoyo en caso de producirse una situación de
conflicto bélico.
Tratando de cerrar el capítulo y retirarse ordenadamente del "Efecto
Guaidó", la élite que actúa detrás de Washington y Bogotá intenta imponer
el negocio de la guerra a través de uno de sus operadores más experimentados.
Tiene un amplio repertorio en la injerencia y la conspiración contra gobiernos
no alineados.
Publicado por La Cuna del Sol
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