sábado, 5 de septiembre de 2020

Comentando tonterías: nunca habrá una guerra civil en los Estados Unidos

Las aguas volverán a su nivel y la nueva dictadura del partido demócrata seguirá otorgando el pan y circo de siempre, del que tanto viven los estadounidenses. ¡Pamplinas de Guerra Civil! Es solo el caballo de batalla de los dos partidos, para volver interesantes las aburridas elecciones de los Estados Unidos.

 

COMENTANDO TONTERÍAS:
NUNCA HABRÁ UNA GUERRA CIVIL
EN LOS ESTADOS UNIDOS


Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Ojalá fuera cierto y que un hado maligno o un duende irlandés, de los que mutilan de un mordisco un dedo que luzca un anillo de oro, se abatiera sobre la gran nación que son los Estado Unidos. Es mucho el daño perpetrado a todos los pueblos del mundo, incluso a ellos mismos que, por momentos, por la ira, no se tiene ninguna pena por ellos. Por la fatalidad de su destino realmente no es una nación feliz, excepto para unos pocos. La gran mayoría se sustenta de la ilusión del consumo para no sentir tan fuertemente su desventura.

Mi país, Guatemala, y todas sus desgracias por 65 años, son responsabilidad de los Estados Unidos. ¿Tendríamos que sentir pena por sus desgracias? Pienso que no. Así quisiera sentirlo, como lo pienso. Y aunque la diferencia entre gobierno y nación deslinda perfectamente responsabilidades entre uno y otro, son grandes segmentos de población estadounidense, millones, los que desprecian a los pueblos de África, América Latina o Asia. A los negros por negros, a los indios por indios y a los chinos por chinos. Solo la blancura vale, los demás son seres inferiores que tienen dos desgracias juntas: su color y su pobreza, claro, en la falta de discernimiento de las cabezas de la sinrazón. 

La nación estadounidense es un pueblo de grandes contrastes sociales, económicos, políticos y culturales. Pero ahora, en los últimos tres años, sus contradicciones se han ido haciendo más profundas, más insultantes para la dignidad humana. Sus instituciones están en las manos de auténticos locos, maníacos, que se solazan con el mal ajeno. Que no acaban de comprender que nadie puede ser, si no permiten que los demás sean. Que no habrá nunca paz si se sigue creyendo en la guerra. Que no es de inteligentes hacer dinero, sino asunto de ser mezquino, egoísta, mal actuante y granuja. El dinero es para los hombres inteligentes solo un medio, no un fin en sí mismo. El dinero no es riqueza. Porque la riqueza es integral. No solo son billetes o reservas en oro. La verdadera riqueza es la felicidad porque, en primer lugar, la riqueza no puede ser riqueza si no se comparte, si no es social.

¿Ha visto usted a un millonario? Creo que no, es muy difícil verlos. Pero un riquillo de al lado sí. Esos son más comunes y con las mismas aberraciones de los grandes ricos. Viven ambos, millonarios y riquillos, con la misma dinámica del egoísmo y el menosprecio hacia los demás. Y aunque es un absurdo, es una realidad: los negros ricos ya no son negros, son blancos. Piensan y sienten como blancos. Defienden los intereses de los blancos. Y cuando la euforia de los pleitos de ahora pasen en Portland o Kenosha, los blancos que piensan como negros porque sienten el dolor de los negros, solo entonces se darán cuenta que el pleito no es por ser negro o blanco, sino por ser pobre o rico.

Por lo tanto, lo que sucede actualmente en el noroeste de los Estados Unidos no es ni por asomo el prolegómeno de una batida entre negros y blancos. Sería la postergada batida de clases de la sociedad estadounidense (la lucha de clases en su máxima expresión), de una Guerra Civil, no por etnias. Sino porque la vida laboral y lo que se gana ya no es vida para nadie. No puede darse una Guerra Civil con las referencias del pasado, por lo tanto, no se puede hablar o conceptuarse de esa manera.

Lo que ocurre actualmente es nada más, no otra cosa, que el enrarecimiento del clima político pre electoral, motivados los choques de donde provengan, por agitadores profesionales. Crear crispación para crear el caos. ¡Qué diéramos por una Guerra Civil para acabar tanta injusticia al interior de Estados Unidos! Pero eso nunca sucederá porque la manipulación electorera es tan fuerte que ya no basta con el insulto y descalificación al adversario. Hay que crear mitos, hacer grandes y peligrosas pequeñas tonterías que, no por ser pequeñas y tontas, dejan de ser reales. Los negros de los Estados Unidos desprecian a los latinos como ellos son despreciados por los blancos.

Una guerra de clases será posible, se podrá llegar a ese punto, si por lo menos estuviera Donald Trump tres períodos consecutivos. Y esto no ocurrirá. Las aguas volverán a su nivel y la nueva dictadura del partido demócrata seguirá otorgando el pan y circo de siempre, del que tanto viven los estadounidenses. ¡Pamplinas de Guerra Civil! Es solo el caballo de batalla de los dos partidos, para volver interesantes las aburridas elecciones de los Estados Unidos.




Publicado por La Cuna del Sol

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