martes, 6 de diciembre de 2011

Manuel José Arce: Y ahora vamos a vivir




INTRODUCCIÓN


Sin llevárselas de motivador profesional, de esos que proveen a las personas ingenuas de muletas espirituales para andar por la vida y, al final, de tanta cháchara se dan tumbos a cada rato; este inefable poeta de Guatemala, Manuel José Arce,  nos da una cátedra magistral de cómo vivir y la importancia que tiene la vida con todos sus altibajos. Como que los seres humanos debiéramos entender y aceptar con madurez que la vida está hecha de todo: de felicidad y sufrimientos. Y que ambos componentes son la sal y pimienta, la sabrosura del existir. Luciano Castro Barillas.



Y AHORA VAMOS A VIVIR

 Hágame un favor: no me hable mal de la vida.
              
La pobre tiene derecho a tener una limpia reputación. Al fin de cuentas, es hermosa, es deliciosa, es  -sin ofender a quienes crean en la supervivencia del alma-  lo único que tenemos.
                
Acaso sea usted una de esas gentes que tienen por costumbre mantenerse del mal humor y refunfuñar por todo. De esas gentes que, si por equivocación les dieron unos centavos de menos en el vuelto, piensan que este es un país de ladrones; de esas gentes que, si no encuentran el peine por la mañana, gritan que esta vida es una porquería y que sería mejor morirse.
                
Usamos a veces expresiones terriblemente radicales sin darnos cuenta, por mal hábito, porque somos así. Y no reparamos en que hay miles, millones de gentes, en circunstancias mucho peores que la nuestra, que ven la vida con optimismo, luchan por conservarla, gastan hasta su última gota de sudor por hacerla más digna.
                
He visto sonreír moribundos. Los he visto sentenciados a muerte, desahuciados por la ciencia, con un estrecho plazo por delante, cómo se gozaban cada partícula de oxígeno al respirar, cómo gozaban la posibilidad de mover su mano, qué dichosos se sentían de poder hablar y escuchar a un ser querido.
                
Piense en cuántos desesperados hay que viven al borde del suicidio y cómo una expresión suya puede darle el último empujón, el definitivo. Piense en cuántos niños hay que están empezando a saber qué es la vida y que tienen la capacidad para hacer de su existencia algo útil a sus semejantes. Algo pleno y lleno de humanidad. ¿Si uno de ellos le preguntara, se atreviera usted a decirle: la vida es una porquería que no merece ser  vivida?

Siéntase vivir.
Es la mejor de las experiencias, es el mayor de los placeres.
                
Todo lo demás es fragmentario, es parcial, es incompleto. Siéntase vivir a todo lo que den sus células. Cuando respire, respire hondo. Cuando piense, piense claro y alto. Cuando ame, ame a fondo. Cuando trabaje, cuando descanse, en todo momento gócese su posibilidad de vivir. Después no podrá hacerlo. Cuando uno sufre, incluso, debe sufrir bien, a conciencia, hasta que el dolor nos haga sonreír. Y esto no es masoquismo, es madurez.
                
No me hable mal de la vida, por favor.
                
No se hable mal de su vida a usted mismo. Es una traición hacerlo. Es una cobardía que no tiene nombre. Es una ingratitud.
                
¿Cuántas mujeres se han desgarrado las entrañas, desde el mono hasta usted, para que sus pies puedan caminar, para que sus neuronas puedan lograr el milagro del pensamiento, para que su sangre circule por su cuerpo, para que usted viva? No sólo la mujer que le dio la vida, sino también la que le dio vida a ella, y así por millones de siglos, usted ha llegado hasta el hoy a través de un camino palpitante. ¿Y esto le parece poco? ¿Y esto le parece aburrido? ¿Y esto le parece indigno de vivirse?
                
No se fugue de la vida. No se ponga vendas en los ojos para no verla. No tome por atajos de evasión. Véala, vívala en toda su hermosura terrible.
                
Y piense, piense por favor, en el derecho que asiste a los demás a vivir. No olvide que todos necesitamos de usted en la medida en que usted se decida hacer de su vida, de su propia vida un pedazo de tiempo iluminado.






Publicado por: Marvin Najarro
CT, USA.

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