Joseph Goebbels, el ministro de propaganda
nazi, dijo que "una mentira repetida mil veces terminará siendo
verdad". Acabará creyéndola la gente. Es de vital
importancia para el Estado usar todo el poder a su alcance para reprimir la
verdad, que es el enemigo mortal de la mentira y, por lo tanto, la verdad es el
mayor enemigo del Estado. Desde hace mucho tiempo se ha venido repitiendo de
manera constante, por todos los medios de comunicación, principalmente de los
EE.UU y Europa, que Irán y su presidente Mahmud Ahmadineyad son una
amenaza para la paz mundial. Pero sobretodo se ha propagado, falsamente, que
Irán constituye una “amenaza existencial” para el “Estado Judío", algo que
ha sido desmentido por el mismo ex jefe de los servicios de inteligencia de
Israel (MOSSAD), Meir Dagan, quien además dijo que una guerra con Irán, “era
una de las mas estúpidas ideas.” Recientemente la cadena hispana de
televisión Univisión, haciendo eco de esa propaganda desinformativa que emana
de Washington, sacó al aire un dudoso, por no decir falso, documental en
el cual se acusa a Irán, Venezuela y Cuba de estar planeando ataques
cibernéticos desde México. No se necesita tener muchos dedos de frente como
para no darse cuenta de tamaña mentira, pues como se ha difundido ampliamente,
son los Estados Unidos e Israel quienes están llevando a cabo una guerra
cibernética contra el programa nuclear iraní. Además los iraníes, ampliamente
reconocidos por su habilidad en el campo de la diplomacia y el espionaje, no
serían tan estúpidos como para involucrarse en tan descabellada operación.
Otra de las falsedades que se ha echado a rodar
y que ha crecido como una bola de nieve son las palabras atribuidas a
Ahmadineyad, pronunciadas en un discurso, el 25 de octubre del 2005, en
el Ministerio del Interior de Teherán. Según se ha reportado por los medios de
prensa occidental, Ahmadineyad dijo: “Israel debe de ser borrado del mapa.”
En verdad y como ha sido ampliamente refutado, http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=21188 Ahamdineyad nunca menciono la palabra “mapa,” en esa
ocasión, citando al fallecido Ayatollah Khomeini y dirigiéndose a aquellos que
apoyan la causa Palestina, Ahmadineyad dijo: “El régimen sionista en
Jerusalém se desvanecerá de las páginas del tiempo.” Es
esa cita, que originalmente fue pronunciada por el difunto Ayatollah y no el
actual presidente de Irán (que ha sido distorsionada y de manera mal
intencionada difundida) la que ha dado lugar a que Irán sea comparado con la
Alemania Nazi y que a Ahmadineyad se le considere como un Hitler dispuesto a
aniquilar en otro holocausto al pueblo judío. Si esto fuera así, ¿cómo se
explica el hecho de que actualmente 25,000 judíos viven muy pacíficamente en
Irán, rechazando las exhortaciones de los judíos israelíes y americanos para
que abandonen Irán? ¿Cómo es posible que un país que no posee arsenal
atómico alguno pueda ser una “amenaza existencial” para uno que como Israel posee
aproximadamente 200 armas nucleares y que de paso cuenta con el apoyo
incondicional de la mayor potencia militar de la historia? Como dije
anteriormente, no se necesitan muchos dedos de frente como para no poder
percibir de manera racional y lógica la falsedad de los argumentos que se
esgrimen en contra de Irán y de Ahmadineyad.
A continuación, el profesor Luciano Castro
Barillas, expone los efectos de la propaganda desinformativa sobre ciertos
tipejos y grupúsculos que cegados por la intolerancia, la ignorancia y el
fanatismo religioso no logran discernir un mínimo de verdad. Marvin Najarro
GARAVITO: UN PATÉTICO CASO DE
FUNDAMENTALISMO
ULTRADERECHISTA EN GUATEMALA
Por Luciano Castro Barillas
Hace tres días apareció este personaje con un
reducido grupo de personas desplegando una manta de protesta frente al edificio
del Ministerio de Relaciones exteriores en la capital de guatemalteca.
Pertenece a una acomodada familia dentro de la cual hay un conocido pintor
(Garavito). Se ha caracterizado por defender las posiciones políticas de la
ultraderecha guatemalteca cerril, fascista y criminal. Anclado en la Guerra
Fría y en el conflicto armado interno que vivió nuestro país durante 36 años se
confiesa un anticomunista irreductible y de armas tomar. Ultramontano y loco de
atar, este personaje nacional tiene muchas semejanzas políticas con el sherif
Arpaio de Maricopa pues está revestido de extrema perversión política y con
ausencia absoluta de sensibilidad social. Defiende las posiciones más extremas
de la política nacional e internacional y también es racista, en un país con un
65% de población indígena. Respalda las causas más innobles y es más
militarista que los militares. Aparece invariablemente en los medios de
comunicación con pistola al cinto y sus declaraciones reflejan un pensamiento
cavernario e ignorante, al punto de afirmar que debe rechazarse inequívocamente
la presencia del presidente iraní Ahmadineyad porque, sencillamente, es enemigo
de Israel y que los guatemaltecos debiéramos –afirma- estar muy agradecidos con
los sionistas (pues los judíos como etnia desaparecieron en el año 70
d.c. después de la destrucción de Jerusalén por los romanos y su consiguiente
dispersión por todo Europa) porque cuando los Estados Unidos decretaron el
embargo en la venta de armas al ejército guatemalteco por las escandalosas
masacres en contra de la población civil, fueron los israelíes (por la
misericordia de Dios, pues este señor es muy católico) los que entregaron al
ejército exterminador fusiles de asalto Galil y aviones de la marca Aravá para
salvar al pueblo de Guatemala de los comunistas come niños.
Pero más allá de la existencia de personas como
el señor Garavito, el mensaje claro de su raquítica movilización frente al
Ministerio de Relaciones Exteriores es el hecho de que aún hay sectores en la
sociedad guatemalteca que insisten en la polarización y en el mantenimiento de
las rígidas estructuras antidemocráticas que siguen incubando, como nunca
antes, las condiciones objetivas (para usar el vocablo de los
insurgentes) que originaron en su momento el conflicto armado interno. No
es verdad que la lucha revolucionaria guatemalteca haya surgido como resultado
de la Guerra Fría. Fue la realidad histórica nacional, el quebrantamiento de su
democracia por fuerzas extranjeras y antipatrióticas nacionales la causa y
motivo de una larga confrontación bélica entre hermanos. Como es normal y
lógico en las filiaciones políticas revolucionarias, las identificaciones y
relaciones se establecieron con países coincidentes ideológicamente (la Unión
Soviética y Cuba). Pero de allí a que se diga que Nikita Jruschov y Fidel
Castro vinieron a diseñar, organizar y dirigir la Revolución Guatemalteca hay
una gran diferencia. Ya la Unión Soviética dejaba mucho que desear con su
decadente revolución (1960) pues por esos años un congreso del partido
proclamó, entre otras inconsecuencias revolucionarias, el principio de la coexistencia
pacífica entre Estados con diferente régimen económico-social. En
concreto -o real politik- esto quería decir que la patria de Lenin
renunciaba al impulso y apoyo de la Revolución Mundial. De allí que para la
época del resurgimiento de la lucha armada guatemalteca a partir de 1973, el
gran obstáculo a salvar de las nuevas iniciativas revolucionarias era la
posición retrógrada del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) o Partido
Comunista Guatemalteco que, ante toda expresión política nueva no vacilaba
en descalificarla de “aventurerista” o “trotskista”. Siendo así las
cosas, no puede creerse que la Revolución Guatemalteca haya sido fruto de una
decisión de Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
En fin, a la sociedad guatemalteca le falta
mucho camino por recorrer y con semejantes posiciones ante la visita de un
mandatario que, por cierto no es comunista sino nacionalista y antiimperialista
(como Jacobo Arbenz), uno no puede menos que pensar que los caminos de la
tolerancia quedan a trasmano en países como Guatemala.
Para concluir quiero contar una anécdota de
Ahmadineyad cuando éste fue invitado por el presidente o rector de la
Universidad de Columbia, Nueva York, para un intercambio con los estudiantes y
los docentes. Ahmadineyad fue grosera y mal educadamente recibido por el rector
universitario. Ahmadineyad dando muestras de aplomo, pero sobre todo de buena
educación y excelente crianza, dijo con serenidad al auditorio, luego de
escuchar al limpiabotas disfrazado de rector: “En mi país cuando
invitamos a alguien a nuestra casa somos amables y respetuosos”.
No comment !. No cree así, respetables
lectores de La Cuna del Sol.
Publicado por: Marvin Najarro
Ct., USA.
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