martes, 14 de febrero de 2012

Ritual para tu sueño


Palabras líricas de un poeta enamorado, para quien el amor hacia la mujer es más que un atractivo físico, que por supuesto vale en su apreciación, en su mirada. Es un asunto sobre la belleza humana, de sensibilidad; que va más allá de los tratados estéticos anquilosados y las poses doctorales y aburridas. Hablar de la mujer amada y sentirla en su voz, aliento, sus ojos y su sueño; va más allá de cualquier discernimiento, pues el amor, como dijo Voltaire, no es posible vivirlo con la sombría racionalidad de los ingleses. “En Francia  -dijo- somos más razonables”.Y Manuel José Arce parece decir lo mismo.   Luciano Castro Barillas.


               





RITUAL PARA TU SUEÑO


Siempre renegué de las legislaciones estéticas que florecen eruditos, teóricos, estetas y demás flores ponzoñosas y tristes.

Los cánones me parecen camisas de fuerza. Los estatutos de la belleza, moldes aterradores, fórmulas de embalsamamiento.

Pero viéndote dormir, todas tu brazo perfecto que se fugó de las sábanas y que está allí, tranquilo, como sin darse cuenta de su inmensa y propia importancia.

Cuando estás dormida puedo ejercer toda mi liturgia sin que tú te des cuenta, sin que te altere mi profunda y ferviente devoción, sin que mi homenaje turbe tu naturalidad.

Porque es en ese momento, en el de la viva y tranquila quietud, cuando puedo medir estéticamente el valor esas leyes transitorias, todos esos requisitos preestablecidos para considerar oficialmente bello lo bello, derogan su rigidez, pierden su acartonamieno y se vuelven vivas confirmaciones de tu perfil, del color y la forma de tus labios, de de las obras todas de las artes al compararlas contigo. Puedo recordar la Victoria de Samotracia y decir que es perfecta porque es de piedra y porque si tuviera brazos y cabeza se parecería a ti; puedo decir que no me gusta el gesto violento de La Marsellesa en el Arco del Triunfo porque le falta tu dulzura y porque tiene una nariz que no es la tuya; puedo decir que la Venus de Milo es gorda y la Virgen de la Silla demasiado apacible. Puedo  inducir que Debussy es perfecto porque suena a tu sueño.

Los tratados de estética  -¡los pobres viejos librotes sabios y gruñones! ¡Los pobres nuevos libritos malhumorados y serios!-, se vuelven abuelitos amables y niños traviesos cuando te veo dormir. El clima se pone con textura de poema bucólico y las sábanas adquieren sonoridad de nube.

Solo para esto me sirven ahora los cambiantes cánones de la belleza clásica, el punto de vista de cada época, las leyes de lo hermoso. Sólo para verte pasar por ellas, ganar un 100 en cada artículo y salir triunfante de todas las pruebas, seguir más allá de todas esas disposiciones reglamentarias, más allá de todas las comparaciones posibles con las prisioneras de los museos.

Verte dormir. Es un lugar común, pero es como ver el mar en calma, el cielo despejado y la flor reventando. Tu respiración huele a música y tiene la forma del vuelo de aquellas hadas que me contaron cuando niño, de los ángeles que esperaba ver en el momento de mi Primera Comunión.

Hay algo de sagrado en tu sueño.


Cuando despiertas, cuando amanece el día bajo tus párpados, cuando tus brazos y tus piernas se alargan en el desperezo, cuando sale el sol de tu sonrisa, entonces vuelven los tratados a sus anaqueles sosegados y nacen el mundo, el tiempo y la vida.








Publicado por: Marvin Najarro
Ct., USA.

1 comentario:

Diana dijo...

Gracias por compartirlo, este escrito es uno de mis favoritos!!!