Ninguna relación humana que
devalúe así la vida merece permanecer. Debe ser destruida para siempre. De vez
en cuando el cuchillo de Fanon necesita ser desenvainado.
EL CUCHILLO DE FANON Y
PUERTO RICO
Por José Tirado
El colonialismo sólo afloja su control cuando el cuchillo está en su
garganta.
-Frantz Fanon
Hay muchas razones para oponerse al colonialismo. Y hay muchas imágenes que
evocan en la mente la naturaleza totalmente destructiva del colonialismo. Mi
ejemplo favorito es un cuadro horrible del Congo belga de un desanimado hombre
congoleño en la soleada veranda de una casa de estilo euro mirando con tristeza
absoluta las manos y los pies mutilados de sus hijos. Como parte de la política
de esa época, probablemente ellos no trabajaron lo suficiente para los rapaces
chocolateros y pagaron el precio con sus extremidades. Una sola palabra salió
de mis labios la primera vez que vi esa imagen: la revolución. Esto es para lo
que la palabra estaba destinada. Ninguna relación humana que devalúe así la
vida de un niño (y por extensión, la de sus padres y toda su cultura) merece
permanecer. Debe ser destruida para siempre. De vez en cuando el cuchillo de Fanon
necesita ser desenvainado.
Algunos dirán que la reciente crisis de Puerto Rico está muy lejos de la
brutalidad espantosa de aquellos tiempos. Muchos puertorriqueños, regularmente
aconsejados a tener paciencia y adoctrinados para creer que al fin y al cabo
EE.UU actúa en su propio beneficio, han abandonado su propia dignidad para disculparse
por las muchas fallas en las relaciones. Hoy en día hay más puertorriqueños viviendo
en el continente (4.9 millones) que en la isla (3.5) y Puerto Rico tiene más habitantes
que 21 estados de los EE.UU. Por lo tanto uno pensaría que las noticias del
huracán María serían puntuales, la cobertura de los medios vigorosa, y los
convoyes de ayuda instantáneos. No tal suerte. 1.5 millones de personas carecen
ahora de agua potable. Desde la semana pasada. Las imágenes de la devastación
son fuertes. Y desde la última noche (el 26), las primeras muertes reportadas
debido a generadores defectuosos (todavía no hay electricidad) han sido transmitidas.
Esta es una crisis enorme. Hay muchos que sospechan que no hay ninguna sorpresa
aquí. Que la forzada y lenta salida de los puertorriqueños de sus hogares hacia
los EE.UU, donde luego se "asimilaran" y orgullosamente se llamarán a
sí mismos "americanos" mientras los buitres compran y parten la isla
en piezas manejables para sus ricos compinches, ha sido el objetivo durante
años y es de hecho el plan. Habrá también un buen número de colaboracionistas
que los ayudaran. Si necesitáramos más pruebas (realmente no) de la actitud e
intenciones de los Estados Unidos para Puerto Rico, aquí la tenemos hoy.
¿Pero cuáles son las opciones? Un poco de contexto histórico podría
iluminar el problema en algo
Cuando los Estados Unidos se apoderaron de Puerto Rico en 1898, los
puertorriqueños se alimentaban por sí mismos. Su economía era principalmente
agrícola. Alrededor del 40% de la tierra se destinaba al café, el 32% al
cultivo de alimentos para consumo local, el 15% al azúcar y el 1% al tabaco.
Más del 90% de las fincas y los recursos agrícolas eran propiedad de los
puertorriqueños locales. En el término de unos cuantos años, los aranceles
estadounidenses obligaron a que el café puertorriqueño fuera enviado a los
Estados Unidos antes de que pudiera venderse en Europa. El huracán de 1899 y la
adopción de la moneda estadounidense en la isla fue el golpe de gracia a la producción
de café puertorriqueño. Las compañías norteamericanas empezaron entonces a
comprar tierra y pronto el azúcar se convirtió en el cultivo dominante,
aumentando la producción en un increíble 1200% en 1929, con el 80%
perteneciente a las compañías azucareras estadounidenses. En los años
comprendidos entre 1899 y 1929, el desempleo pasó del 17% al 36%, con ¼ a un
tercio de los trabajadores desempleados la mayor parte del año. Finalmente, la
producción alimentaria local se derrumbó y la producción agrícola dominada por
las exportaciones se convirtió en la norma. Ya en 1940, el 80% "de todas
las tierras cultivables era propiedad de grandes corporaciones o terratenientes
con 500 acres o más" (Pérez, 1976, pp. 6-7). De esta manera, durante la
Gran Depresión y hasta la Segunda Guerra Mundial, los puertorriqueños eran
extremadamente pobres, dependientes de la generosidad de los EE.UU para
conseguir alimentos y otros recursos en medio de un conjunto notable de
maquinaciones políticas que ordenó el inglés, en efecto se prohibió el español
y en clara consonancia sus dirigentes consideraban a los locales como
"mestizos" y "caníbales" cuya "mezcla de razas"
era inquietante.
Durante este tiempo emergió una clase de "pitiyanquis" (pequeños
Yankees), los "colaboracionistas" de Puerto Rico que se las
arreglaron para congraciarse con los Estados Unidos y beneficiarse como
funcionarios menores en el gobierno local, cuyas posiciones estaban siempre
subordinadas al servilismo a sus amos coloniales. Se transformaron en los
partidos pro-estado y pro-autonomía que no podían imaginar vivir sin su
conexión con los EE.UU y cuyos descendientes siguen siendo dominantes en la política
de Puerto Rico hasta el día de hoy. Es una mentalidad colonial clásica que
Fanon habría reconocido. Y deplorado.
Pero alguna vez hubo resistencia. La primera fue la faceta independentista
dentro del Partido de la Unión de Puerto Rico, que también tenía tendencias de
estadidad y autonomía local dentro del mismo. Después de la aprobación de la
Ley Jones de 1917, el Partido de la Unión se fracturó en facciones de las
cuales el Partido Nacionalista (formado en 1922) tomó el estandarte de la
independencia total. El Partido Socialista tenía tendencias de izquierda y de
derecha que finalmente terminaron por dividirse en un Partido Liberal (la
tendencia de izquierda, totalmente a favor de la independencia) y un PS que se
unió al Partido Republicano (fundado en 1899 y asimilacionista). Fue el
carismático Pedro Albizú Campos quien llevó al Partido Nacionalista a desafiar
la alianza corrupta del PS y los republicanos y abogar enérgicamente por la
independencia. Sin embargo, los años de represión por parte del gobierno local,
respaldado por Estados Unidos, que condujeron a masacres, encarcelamiento,
represión de los oradores nacionalistas y finalmente la destrucción por parte
del COINTELPRO o Counter Intelligence Program (Programa de Contrainteligencia) de
cualquier movimiento independiente, llevaron a una conclusión que muchos
puertorriqueños absorbieron rápidamente: abogar por la independencia puede
conducir a una represión brutal o incluso la muerte. Unirse a los Estados
Unidos, mantener la cabeza baja y aceptar de manera servil la dominación
estadounidense de todos los aspectos de la vida puede conducir a la seguridad
dentro de los confines de una relación colonial. Hasta el día de hoy, este
sentimiento prevalece, con alto apoyo emocional para los independentistas pero con
el apoyo político práctico siempre dirigiéndose a los partidos deferentes al
status quo. No importa cuántos referéndums se celebren, los puertorriqueños retroceden,
temiendo ser dejados a la deriva sin ayuda. Justo como estan ahora.
Hasta ahora, el 80% del sector agrícola de Puerto Rico ha sido destruido.
La red eléctrica está muerta. El agua potable es escasa y, a esta hora
esforzándose bajo el aplastante régimen neoliberal del pago de la deuda (es
decir, exprimir sangre de un plátano) con una junta de control fiscal nombrada
por Estados Unidos y totalmente comprometida con la Grecificación de Puerto Rico,
las perspectivas para el puertorriqueño promedio lucen horribles. Como si esto no
fuera lo suficientemente malo. Las escuelas han cerrado, el desempleo ya es del
12%, hay una tasa de pobreza del 46% y, con un ingreso promedio de menos de $
20,000, los puertorriqueños tienen una tasa de ingresos inferior al estado más
pobre de los Estados Unidos, Mississippi. Puerto Rico es una colonia quebrada, con
un pueblo abatido cuya imaginación parece haber muerto. Los estadistas llorarán
y rogarán a sus amos afirmando que la liberación es "demasiado
arriesgada" y seguirán bebiendo de la marchita teta de las vacas lecheras
coloniales que estarán comprando más tierra y expulsando a más gente, año tras
año. Pero esto es insostenible.
Por lo tanto, ¿están los Estados Unidos esperando a que toda la gente en
Puerto Rico simplemente se largue o muera para que puedan comprar toda la
tierra para que la gente rica juegue en sus nuevos hoteles fortificados de
concreto 9 meses al año? No lo sé, pero desde donde yo y muchos otros
puertorriqueños con los que he hablado nos encontramos ubicados, seguro que
luce de esa manera. Y hay que tener en cuenta que la temporada de huracanes no
ha terminado, y las tormentas se están haciendo más grandes. Si esto no nos
despierta, ¿qué lo hará?
Sin embargo, para el futuro inmediato algunas cosas están cambiando,
incluso mientras escribo esto (tal vez esta Administración está recibiendo el suficiente
castigo para finalmente responder): aparentemente el senador McCain ha dicho
que la derogación de la Ley Jones ha tomado demasiado tiempo y el USNS Comfort
acaba de ser despachado.
Pero el futuro a largo plazo de Puerto Rico luce sombrío, de hecho, muy
sombrío a menos que los puertorriqueños se unan para reafirmar su identidad
única y reclamar su isla. Es hora que surja un movimiento vibrante y
revolucionario para exigir lo que fue robado hace años: nuestra independencia y
con ella, nuestro propio respeto. No podemos seguir siendo mendigos en nuestra
propia tierra rogando por ayuda cuando ocurre un desastre mientras la tierra es
arrebatada y los recursos son privatizados.
Es hora de poner fin a la relación colonial de una vez por todas. ¡Viva
Puerto Rico libre!
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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