Venezuela va a experimentar
un periodo de sufrimiento que ninguna nación de nuestro hemisferio ha enfrentado
en la historia moderna, ha dicho uno de los principales voceros del
imperialismo golpista.
PROMOVER EL CAOS
GENERALIZADO
El jueves 7 de marzo, unas horas antes del apagón en Venezuela, Marco Rubio
presidiendo una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores del senado de los
EE.UU sobre la crisis venezolana no solo arremetía contra Nicolás Maduro
calificándolo como un peligro manifiesto y una amenaza a la seguridad nacional
de los EE.UU, sino que de manera abierta y descarada, hacia un llamado para que
Estados Unidos promoviera el “caos generalizado” para finalmente sacar del
poder al gobierno de Maduro. Extraña coincidencia, o el anuncio anticipado del
caos que envolvió a Venezuela unas horas después al ser sospechosamente interrumpido
el suministro eléctrico que afectó a casi la totalidad del territorio
venezolano. Después del intento fallido del “convoy humanitario” y del retorno del
auto proclamado (títere) Guaidó (por favor, a pedido del Departamento de
Estado, llamarlo presidente interino) que se suponían crearían las condiciones
para la intervención humanitaria, los cerebros de la operación imperialista del
cambio de régimen, ante el fracaso de sus maniobras, decidieron poner en marcha
la siguiente fase de la guerra contra Venezuela: atacar los puntos neurálgicos
vitales para el funcionamiento y supervivencia de la nación venezolana, con el
objetivo de crear la mayor cantidad de inestabilidad y caos posible que al
final sirva de pretexto para la anhelada intervención humanitaria.
El apagón que se prolongó por varios días y que perjudicó seriamente las
actividades diarias del gobierno y la población venezolana se enmarca dentro de
ese contexto de la generación del caos, como método de guerra hibrida,
necesario para la preparación del terreno para el cambio de régimen. Es
precisamente dentro de este contexto de guerra hibrida, como el que experimenta
el país actualmente, que el apagón no puede ser catalogado como un simple
accidente que, extrañamente coincide con el aceleramiento de la ofensiva
imperialista contra Venezuela. Por lo tanto, el gobierno de Nicolás Maduro,
entendiendo que el país enfrenta una situación de guerra declarada por un
enemigo muy poderoso y con la abrumadora y comprobada capacidad de generar caos
y destrucción sobre sus blancos designados, no titubeo en calificar el apagón,
como una acción premeditada, un sabotaje cibernético por parte de los EE.UU
contra la infraestructura eléctrica de Venezuela.
Como ya es costumbre, Washington negó tener responsabilidad alguna y en su
lugar, conjuntamente con la oposición venezolana, culparon al gobierno socialista
de Maduro de ser el responsable de la interrupción del fluido eléctrico debido
a la incompetencia y el mal manejo del rico país petrolero. Sin embargo, fueron
las declaraciones de Marco Rubio, inmediatamente después de ocurrido el
desastre eléctrico, las que hicieron que el gobierno venezolano culpara a
Estados Unidos de estar directamente implicado en el apagón. Entusiasmo
exagerado o soberbia imperial, la verdad es que Marquitos (como se le conoce al
senador Marco Rubio en los oscuros círculos de la sociedad miamense) no pudo
resistir la tentación de revelar detalles de la falla eléctrica en el embalse
del Guri que en ese preciso momento nadie conocía, a no ser los artífices del
sabotaje.
Considerado como el hombre clave, entre los siniestros personajes que
asesoran o cumplen las órdenes de Trump para tumbar a Maduro y acabar con la
amenaza que el socialismo y el Chavismo representan para la región y la
seguridad nacional de los EE.UU, no es difícil suponer que el senador de
Florida estaba al tanto de los detalles del ataque terrorista contra Venezuela,
a menos que Rubio, sea poseedor de “habilidades místicas”, que en tono de broma
el ministro de Información Jorge Rodríguez
le atribuyó a Rubio debido a que parecía que el senador Republicano de Florida
sabia la naturaleza exacta de la falla eléctrica incluso antes de que las
autoridades venezolanas lo hayan determinado. En la misma audiencia Rubio,
ominosamente predijo que Venezuela va a experimentar un periodo de sufrimiento
que ninguna nación de nuestro hemisferio ha enfrentado en la historia moderna.
Esas declaraciones, provenientes de uno de los políticos más reaccionarios
de los EE.UU y enemigo acérrimo de Maduro y del Chavismo presagian que una
larga y oscura noche se cierne sobre el destino de Venezuela; una larga
sucesión de eventos desestabilizadores que conduzcan al resquebrajamiento del
Estado y todas sus instituciones que hagan imposible la vida y la
gobernabilidad en el país hasta lograr el cambio de régimen y el restablecimiento
del dominio estadounidense sobre Venezuela. El endurecimiento de las sanciones
económicas, el embargo petrolero, el aniquilamiento del sistema bancario, anunciado
por el sicópata Elliot Abrams, apuntan
en esa dirección. Utilizando el falso discurso de la lucha por la libertad y la
restauración de la democracia, Marco Rubio le ha prometido a los simpatizantes
de la intervención yanqui que el mundo
libre no los ha dejado ni los dejara solos y que “nosotros [los Estados Unidos]
estaremos [enfocados] en esto el tiempo que sea necesario”, en otras palabras,
hasta que caiga la amenaza socialista encarnada en el gobierno de Nicolás
Maduro.
“Trump no se dará por
vencido hasta que Maduro esté terminado en Venezuela”, así ha caracterizado Marco Rubio, la determinación
de su jefe en Washington empeñado en acabar con la amenaza del socialismo y
someter a la testaruda Venezuela. Sin embargo, será Venezuela y su Revolución Bolivariana
quienes tengan la última palabra.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario