El hecho es que la base de apoyo de Trump sigue siendo la envidia de cualquier político estadounidense. Setenta millones de estadounidenses votaron por él en noviembre pasado.
NO IMPORTA EL IMPEACHMENT
2.0,
EL TRUMPISMO ASEDIA A
ESTADOS UNIDOS
M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline
“Puedes desposeerme del
poder y la gloria, pero no del dolor, que de ese aún soy rey”. (El rey Ricardo
en Ricardo II de William Shakespeare)
Para el mundo exterior, la versión 2.0 del juicio político a Trump es solamente
una parodia de juicio. Para los legisladores estadounidenses hubiera sido mejor
aprobar una ley que estableciera que Estados Unidos nunca promoverá "revoluciones
de colores" tanto en el extranjero como en casa. Estados Unidos ha
destruido tantos países al incitar a sus pueblos a sitiar gobiernos
establecidos y obligarlos a capitular para arrastrarlos a su órbita. ¿Se les
llamará "insurrecciones"?
Es más, se informa que el presidente electo Joe Biden está listo para
recompensar a Victoria Nuland, una de las personas más exitosas en la promoción
de insurrecciones en el extranjero en los tiempos modernos, nombrándola como la
nueva subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos en su administración.
En el invierno de 2013-2014, Nuland fue fotografiada distribuyendo
bocadillos a los "insurrectos" que acampaban en la plaza de la ciudad
de Kiev, además fue captada en video abusando de la Unión Europea por
obstaculizar su proyecto. Todo eso no parece molestar a Biden ni a Nancy
Pelosi. ¡Qué hipocresía!
Este proyecto para enjuiciar al presidente Donald Trump, por segunda vez en
poco más de un año, es una farsa. En los 231 años de historia de Estados Unidos,
esta será la primera vez que un presidente ha sido acusado dos veces durante su
mandato.
Lo que sucedió en Washington el 6 de enero de ninguna manera puede
catalogarse como una insurrección. Ciertamente hubo ciudadanos estadounidenses
involucrados en al asedio al edificio del Capitolio. Pero las similitudes
terminan ahí. De ninguna manera podrían haber usurpado el poder en los EE.UU el
miércoles 6 de enero. De hecho, incluso el vandalismo se debió a la
incompetencia de las fuerzas de seguridad desplegadas ahí.
La BBC ha hecho público un informe basado en un análisis de lo dicho por
Trump durante el mitín, “Save America”, organizado para protestar el resultado
de la elección en las proximidades de la Casa Blanca. Las explosivas citas son
las siguientes: ‘Ganamos esta elección, y la ganamos abrumadoramente / ‘Vamos a
detener el robo’ / ‘Nunca nos daremos por vencidos’. No vamos a aceptar la
derrota. Eso no va a suceder’/ ‘Si no pelean con cojones nunca tendrán una
patria / ‘Pacifica y patrióticamente hagan que sus voces sean escuchadas’ /
Vamos a marchar al capitolio’.
¿Eran tan incendiarias como para destruir el sistema político
estadounidense? ¿Puede Trump ser destituido de su cargo o vetado de la política
por expresar lo arriba citado? La BBC solicito la opinión del eminente jurista
estadounidense y profesor de derecho en la Universidad de Baltimore, Gary Epps.
El profesor Epps deduce que, “Al final, considero que es una cuestión que debe
resolver un jurado”.
En el mejor de los casos, el jurado debería ser el pueblo estadounidense. Por
otra parte, el caso del juicio político puede ser desestimado por el Senado de
los EE.UU, el cual actuará como jurado presidido por el jefe de la Corté
Suprema de Justicia. El resultado del juicio solo se conocerá después de la
toma de posesión de Biden.
Los demócratas esperan sinceramente que, a diferencia de hace un año,
cuando el voto republicano se unió sólidamente detrás de Trump, esta vez, el
estado de ánimo político puede cambiar ahora que él está fuera del poder. En la
Cámara de Representantes, 10 miembros republicanos rompieron filas para apoyar
la resolución del juicio político. (Liz Cheney, la tercera republicana en la
Cámara de Representantes e hija del ex vicepresidente Dick Cheney, fue la
deserción más notable). Los informes sugieren que podría haber defecciones
similares durante el juicio político en el Senado. Axios informa que incluso el
líder de la mayoría, Mitch McConnell, se reserva la opinión hasta que concluya
el juicio.
En realidad, lo que está en juicio es el “trumpismo”. Las probabilidades
están en contra de Trump. Ha sido silenciado por las omnipotentes redes
sociales, incluida su cuenta favorita de Twitter. Pero las encuestas de opinión
pública sugieren que todavía tiene un considerable apoyo dentro de su partido.
Los demócratas que temen que Trump resurja como un Fénix de las cenizas en
2024, esperan darle un nocaut duradero, desterrándolo de la vida pública de
Estados Unidos, despojándolo de su derecho a participar en elecciones en el
futuro. Esta es la verdadera agenda del juego político que se desarrolla en Capitolio.
¿Qué pasó con el excepcionalismo estadounidense? En los años más recientes,
muchas otras democracias occidentales han tenido que enfrentar el dilema de un
público alienado atraído hacia el cóctel embriagador de populismo y
nacionalismo del tipo patentado por Trump -en Alemania, Francia, España,
Italia, Austria, Suecia, Finlandia, Estonia, Polonia, Hungría, Eslovenia,
Grecia. De hecho, el nacionalismo ha sido un tema recurrente en todo el
espectro político de Europa y ha habido un auge reciente en el apoyo de los
votantes a los partidos de derecha y populistas, movidos por la ira y la frustración
con el establishment político ante lo que consideran como la dilución de la
identidad nacional, las privaciones económicas y la desigualdad, etc.
Sin embargo, Europa ha preferido tomar la senda democrática para afrontar
el desafío. Alemania es un ejemplo de ello. Angela Merkel no entro en pánico. Y
las encuestas más recientes a cargo del instituto de investigación Kantar
sugieren que en solo un año, el partido populista de extrema derecha AfD ha
descendido del primer al tercer puesto en el este de Alemania -por mucho tiempo
el bastión del partido. Por otra parte, la extrema derecha también se ha
convertido en la “nueva normalidad”, el partido gobernante en Austria, Polonia
y Hungría.
Fundamentalmente, si la opción europea no está disponible para Estados Unidos,
es por su distorsionada democracia donde
la política está desconectada de las masas y es conducida por cábalas dentro de
la estructura de poder de los dos partidos.
Aquí es donde radica el peligro. ¿Cuál es la garantía de que no surgirá
otro Trump, que no sea parte de las cábalas que presiden la política en Estados
Unidos y llegue directamente al pueblo? El hecho es que la base de apoyo de
Trump sigue siendo la envidia de cualquier político estadounidense. Setenta
millones de estadounidenses votaron por él en noviembre pasado. Esa enorme base
de apoyo se sentirá aún más privada de sus derechos o despojada de poder a
causa de lo que las cábalas están
perpetrando en el Capitolio.
La verdadera paradoja es que la "turba" que asedió el edificio
del Capitolio provenía en gran parte de las clases medias estadounidenses -la
pequeña burguesía o la "clase transicional", como las describió Karl
Marx, en quienes los intereses de las principales clases de la sociedad
capitalista, la burguesía y el proletariado, concurren y se difuminan, y también
aquello que este ubicado entre estas dos clases, tanto en términos de sus
intereses como de su situación social.
La concentración y centralización del capital en Estados Unidos finalmente
ha arrojado a la pequeña burguesía a las filas de la cada vez más empobrecida clase
obrera (proletariado), pero continúa desafiando no solo la eliminación sino
también la acertada categorización dentro del proletariado. Los valores que representa la pequeña burguesía -del
espíritu empresarial a nivel de base, la autoayuda, el individualismo, la
familia y el manejo cuidadoso de los recursos- son tales que, a pesar de ser
golpeada por recesiones, pérdida de empleos y desempleo y aumento de quiebras,
continúa proporcionando un modelo estereotipado de virtudes pasadas. Esta clase
es progresista solo en un sentido limitado.
No se equivoquen, esta clase está aquí para quedarse en Estados Unidos, y
si la recuperación económica posterior a la pandemia no va muy bien o está mal
administrada, sus filas aumentarán aún más. Ese será el verdadero desafío de
Biden, incluso si Pelosi enviara a Trump al destierro político.
Publicado por La Cuna del Sol
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