Nadie jamás se imaginó que los Estados Unidos bajaran al sótano pero, increíblemente, sucedió. Nada es eterno. Todo cambia de un momento a otro y las consecuencias de ese evento todavía no han sido debidamente ponderadas.
LAS LECCIONES
INMEDIATAS
DE LA HISTORIA EN LOS
ESTADOS UNIDOS
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político La Cuna del Sol
No hay escribano que no se eche su borrón. Los
Estados Unidos, una de las democracias burguesas más estables del mundo, tuvo
su desliz. Como que las fajas transmisoras que mueven las ruedas de los
engranajes se reventaron de repente, se desgraparon, y las ruedas del sistema no se movieron más. El
dinero, la riqueza financiera, cuando es mal conducida, también mata. De nada
sirvió ser el país más poderoso del mundo
-al menos todavía hace un año lo era, sin duda- pero la debacle tocó a las puertas de esta
gran país y el Tercer Mundo político fue su realidad cuando las hordas
fascistas irrumpieron violentamente en la sede del poder político, el Capitolio
de Washington.
Nadie jamás se imaginó que los Estados Unidos
bajaran al sótano pero, increíblemente, sucedió. Nada es eterno. Todo cambia de
un momento a otro y las consecuencias de ese evento todavía no han sido
debidamente ponderadas. No se ha hecho el balance debido. Se ha perdido la fe
en un país. La confianza en un Estado. Y el camino del descenso posiblemente ya
no será estrepitoso, pero es inevitable.
Los Estados Unidos están en decadencia y nada
como las extremas derechas para destruir lo que tanto ha costado a generaciones
de esforzados y dignos ciudadanos que con el trabajo lograron construir la gran
nación que fue el coloso del norte. Ahora el camino es arduo y fragoso pero hay
certeza en lo que se está haciendo y recuperando. La propuesta de una reforma
migratoria de hondo contenido, en tanto Obama no sea el principal consejero en
ese sentido. La reinserción en los Acuerdos del cambio climático de París, la
recuperación de la confianza y la seguridad internacional con la recuperación
de los acuerdos sobre la reducción de armas estratégicas conocidos como START
III, suscritos en 2010 entre el presidente ruso Dimitri Medvedev y Barack Obama
para poner fin al crispante período de la Guerra Fría.
Todo lo desmanteló el idiota Donald Trump como
si lo acordado no hubiese tenido un alto costo en dinero y tiempo. Las
perspectivas económicas de los Estados Unidos no son nada halagüeñas, la
catástrofe financiera tantas veces anunciada está a la vuelta de la esquina
porque no se pueden seguir imprimiendo dólares para rellenar el gran hoyo
fiscal y financiar el presupuesto exponencialmente creciente cada año de esa
manera con dinero de riqueza ficticia. Eso en algún momento iba a llegar a su
fin y los estragos en todos los órdenes de la vida económica serán
devastadores. La vida social en su conjunto se verá afectada y Biden está
empezando con celeridad la reconstrucción de todos los órdenes de la vida
institucional y social de los Estados Unidos. Ya no hay tiempo para
equivocaciones ni para seguir guerreando.
El fin de los sueños imperialistas, hegemónicos,
llegaron de la manera menos pensada. Inopinadamente ese mundo que fuera la
esperanza para los migrantes de todo el mundo ya no puede ni con su propia
realidad interior, por eso la razón de que las migraciones masivas
centroamericanas están sin futuro. Los Estados Unidos no quieren en estos
momentos migraciones en bruto, sino
gente debidamente formada para impulsar de manera cualitativa el aparato
productivo. Hay suficiente mano de obra no calificada al interior de los
Estados Unidos y no se quieren más personas en esa condición. Por eso, el
camino para los Estados Unidos es, de veras, promover los cambios, las reformas
estructurales creíbles en Guatemala, El Salvador y Honduras para que las
personas sin esperanza puedan construir un mejor futuro.
A la corrupción política debe combatírsele sin
tregua como acción inicial para corregir todo lo demás: narcotráfico,
desempleo, migraciones desordenadas y, sobre todo, destrucción de las endebles
democracias subsidiadas del Triángulo Norte. Solo así, corrigiendo lo interno y
lo cercano a ellos los Estados Unidos podrán salir adelante. Antes era poca
cosa Centroamérica, ahora es crucial con su miseria, la cual determina la vida
de la región. O tapona Biden los agujeros del bote estadounidense que hace
aguas o nos vamos todos al fondo en un inmenso dolor que no puede ser
fácilmente cuantificable.
Publicado por La Cuna del Sol
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