En Guatemala ya nada sirve y son los ciudadanos honrados, que quedan pocos; los que sacan adelante una que otra cosa, de las tantas que hacen falta por hacerse.
EL MALLEUS MALEFICARUM
O EL MARTILLO DE LAS
BRUJAS,
DEBE USARSE EN
GUATEMALA SIN RESTRICCIONES
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
En Guatemala ya estamos en plena campaña
electoral, sin que sea, por cierto, el tiempo regulado por la Ley Electoral y
de Partidos Políticos para las campañas políticas de partidos políticos y
Comités Cívicos, estos últimos solo con competencia para elegir autoridades
locales, como los alcaldes. El Tribunal Supremo Electoral es un ente
institucional al que nadie respeta y menos los partidos políticos, sobre todo
los de derecha. Sus magistrados son de duropor de mala calidad, quebradizo y de
poco valor por su liviandad. Nadie toma en serio lo que dicen, lo que
resuelven; aunque son seres desopilantes, dignos de risa y creo que ni ellos
mismos se toman en serio la investidura de “magistrados”, dado que la vida
institucional en Guatemala está hecha trizas, llevado al punto de la bancarrota
catastrófica.
En Guatemala ya nada sirve y son los ciudadanos
honrados, que quedan pocos; los que sacan adelante una que otra cosa, de las
tantas que hacen falta por hacerse. Hay una moda actual, con los pocos
ciudadanos QUE HACEN, se unen en su contra los QUE NO HACEN. Los que no
edifican, solo destruyen.
El individualismo rampante, enfermizo, con que
nos educó el capitalismo ya dio la cosecha esperada a lo largo de más de medio
siglo, 65 años para ser exacto. Dio sus frutos mezquinos y son los que ahora
tras décadas arruinaron al país. Volvieron a los guatemaltecos personas sin
ideales. Seres humanos que ven como medida única de éxito la acumulación
monetaria para ponerse al día socialmente con las clases poseedoras, los que de
veras tienen riqueza y que tanto envidian los resentidos sociales como los
narcos, secuestradores y corruptos. A ese punto quisieron llevar a la Nación
las bandas de forajidos asociados a los partidos políticos y se acabaron los
sueños. Como dice aquella inscripción en la estatua gigantesca de Toro Sentado:
“Cuando las leyendas se acaban, se
acaban los sueños. Y cuando los sueños terminan, terminan las grandezas.
Eso exactamente ha pasado en Guatemala: ya no
hay leyendas, hombres legendarios que como Toro Sentado investían de dignidad a
su nación. Aquí en Guatemala se terminaron los sueños y ya no pudo haber
grandezas. Guatemala es el reino infame de la mediocridad. Y como los partidos
politiqueros son la más legítima expresión de la decadencia de nuestra Nación,
ahora que por fin se enteraron que ya nadie cree en ellos, dieron por formar
coaliciones de partiduchos de miserable afiliación y simpatizantes y se crearon
ya dos alianzas infernales para las próximas elecciones. El partiducho VAMOS de
Alejandro Giammattei, la extraviada UNE ahora en manos de Sandra Torres y el
partido de Zury Ríos, ambas mujeres muy partidarias del gancho al hígado y la
zancadilla.
Todos muy congraciados con el CACIF, aunque la
delfina del conglomerado empresarial es la hija de Ríos Monta, Zury, quien
tiene todo bajo control gracias al CACIF: Tribunal Supremo Electoral plenamente
aceitado para poner en marcha el fraude electoral, Corte Suprema de Justicia
totalmente al servicio de la oligarquía, y Congreso de la República subordinado
ahora sí, a estas tres personas: la bancada de la UNE, indudablemente la
bancada de VAMOS de Giammattei y los todavía aun pocos diputados del partido de
Zury Ríos, cuyos hábiles cabildeos les permiten desde ahora alta incidencia
política, pese a sus poco número. Hay otros diputados ajenos al partido de Zury
que ya la olfatearon y ya ven en ella a la futura Presidenta de Guatemala.
Están decantando hacia su lado los muy cabrones. Son diputados que ya se
sienten como los grandes cojudos del escenario político nacional, donde de
hecho ya no hay opositores de izquierda, borrados totalmente de la contienda
por su insignificancia y sus contradicciones en sus pequeñeces.
Así están las cosas y se ve venir la
entronización de la derecha por muchos años. A vivir, pues, como se pueda y si
ustedes esperan gran pleitazo entre las dos mujeres, se equivocan: Sandra
Torres aprendió ya la lección y se dice a sí misma: “Más vale ser cola de león, que cabeza de ratón”. Muy sabia la
doña…
Publicado por La Cuna del Sol
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