No es lo mismo el “amor” al
fútbol que fanatismo del mercado futbolero
LAS FARÁNDULAS DE LA FIFA
Por Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad
de la Filosofía
A las patadas con la
realidad
Uno de los eventos más suntuosos, e innecesarios, es el “Campeonato Mundial
de Fútbol” de la FIFA (Fédération Internationale de Football Association) que
no sólo no representa al deporte del balompié mundial sino que es ostentación
de mafias, de injusticias y de enajenación desde hace décadas. Cortina de humo
anastésica. Además de mercantilismo, ilusionismo, explotación y consumismo
desaforados, las autoridades del “Mundial” han hecho lujo de su connivencia
política con lo peor de las dictaduras. Dicen algunas fuentes que el “Mundial”
costará 14.000 millones de dólares [1] pero otras fuentes duplican (y
más) esa cifra hasta sumar 38.000 millones. Veamos.
Junto a las millonadas obscenas que mueve antes, durante y
después del torneo “Mundial”, la FIFA agita las peores banderas de los
nacionalismos que recorren el planeta, ésta vez al servicio de los negociados
más in-imaginados entre suvenires, ropa “deportiva”, boletos de
avión y paquetes de hotelería y turismo. No faltan las exclusivas
“periodísticas” ni los chismes del espectáculo futbolero. Mientras tanto el
mundo arde.
El “Mundial” comenzará en Sao Paulo el 12 de junio de 2014 y terminará en
Río de Janeiro el 13 de julio. Para FIFA es un negocio tan redondo como los
balones con que comercian. Prevén ingresos en torno a 6 billones de dólares,
eso incluye tickets, transmisiones televisivas y publicidad. Y, por
eso, ya miran hacia el “mundial” de 2022, en Qatar: “Los mega estadios serán
de seis estrellas, y los lujos de la ciudad harán que este evento sea el más
caro de la historia con una inversión total de US$65.000 millones, según la
consultora Merryll Lynch. Para que usted se haga una idea, en Sudáfrica 2010,
se invirtieron 11.400 millones. Qatar 2022 contará con un total de 12 estadios;
nueve de ellos nuevos y tres remodelados, todos con un especial aire
acondicionado para combatir las altas temperaturas. El gasto total de esta
inversión rondará los 4.000 millones de dólares.” [2]
¿Qué exhibe y qué esconde todo ese circo?
Ni todas las cifras, con lo odiosas que resultan, permiten ver los
trasfondos del “Mundial” en el escenario del planeta durante el mes crucial en
que se eclipsará la realidad para someternos a la hipnosis del balompié
reducido a show mediático. Hay personas a las que todo pensamiento crítico
sobre el negocio de las patadas le resulta insoportable. Reaccionan con ira y
no pocos se sienten traicionados como si la FIFA, y su negocio, fuesen de su
propiedad o como si se tratase de defender su integridad física o emocional. “Según
se desprende del estudio Annual Review of Football Finance,
elaborado por la firma de servicios profesionales Deloitte, el fútbol se ha
posicionado como la 17ª economía del mundo, por encima de naciones como Suiza,
Bélgica y Taiwán y tendría un PIB de 500,000 mdd; como es de esperarse un
mercado de dichas dimensiones no puede pasar desapercibido por las empresas y
éstas se han encargado de convertirlo en uno de los negocios más fructíferos de
la historia.” El problema es muy serio, especialmente cuando afloran los
chovinismos, los nacionalismos irracionales, los racismos y las intolerancias
de todo orden. Perecería que la ilusión de ser “campeones” es intocable. Pero
la protesta ha comenzado en las entrañas mismas de uno de los países más
“futboleros” del orbe y donde el “mundial” resulta ser absolutamente antipático
cuando se mira la realidad económica de Brasil y el dispendio del negocio con
el balompié.
Palabras especiales se merece la palabrería de los publicistas, y sus
clientes jefes, que venden y compran todo tipo de discursos inflamados con
exageraciones de mercado y capaces de inventar épicas extraterrestres a los
pies de jugadores millonarios que se uniforman para correr tras la pelota y
tras la “copa” mundial anhelada por las marcas “deportivas” más onerosas.
No es lo mismo el amor al futbol que fanatismo del
mercado futbolero
Quienes disfrutamos del futbol asociación, sin necesidad de alharacas ni
prepotencias, sabemos que en las parafernalias del fanatismo se aposentan
núcleos mercantiles histéricos que son funcionales a la lógica
demencial del capitalismo empeñado en aniquilar el derecho social a la crítica
y la más elemental obligación de la autocrítica. “…cerca del 4% de la población
mundial, es decir, 270 millones de personas participan activamente en este
deporte, dentro de los que destacan 240 millones de jugadores en los 1.5
millones de equipos afiliados a la FIFA”ñ [3] He ahí un asunto de
importancia sin exagerar. Hay hambre en el mundo, hay analfabetismo, hay
guerras, invasiones y espionajes. Hay injusticias, hay discriminación, machismo
y alcoholismo. Tenemos amenazas de barbarie bélica, de irracionalidad
politiquera, de corrupción, de fraudes y de esclavitud. El capitalismo lo pudre
todo lo que toca, directa e indirectamente. Las máquinas de guerra ideológica
que el capitalismo llama “medios de comunicación” usan todo lo que pueden para
enajenarnos, domesticarnos en el consumismo y hacernos obedientes y mansos,
agradecidos de que nos engañen. Y una de su prendas más queridas es
la de su fútbol espectáculo y farándula. Nada de esto implica no ver los
partidos, todo esto implica verlos críticamente y con dosis generosas de
autocrítica. Que nadie, con sus marcas o sus televisoras, nos usurpe el relato
de la realidad aunque compren “mundiales” y periodistas, para esconderla. Ya lo
sabemos: Una parte de la burguesía teaparty usará el “Mundial de
Fútbol” como cortina de humo anestésica para perpetrar latrocinios económico-políticos.
Lo veremos en la tele.
Notas
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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