¿Dónde están los medios
corporativos estadounidenses en la desaparición de 43 normalistas de una
escuela normal rural en Iguala, Guerrero, México? ¿Dónde está la cobertura
completa? ¿Dónde están los llamados a
Enrique Peña Nieto a dimitir?
UN SILENCIO ENSORDECEDOR
Por Andrew Smolski
¿Objetividad?
¿Dónde están los medios corporativos estadounidenses en la desaparición de
43 normalistas de una escuela normal rural en Iguala, Guerrero, México? ¿Dónde
está la cobertura completa? ¿Dónde están los llamados a Enrique Peña Nieto a dimitir? O, al menos,
¿dónde están los llamados para que renuncie Aguirre, el gobernador de Guerrero?
¿Dónde están los comentaristas tergiversando y etiquetando al gobierno mexicano
de la manera que les viene en gana, sin importar si eso se basa en hechos
reales? Los medios corporativos estadounidenses mantienen en un silencio perturbador.
Comparemos este silencio con la cobertura de Venezuela no hace muchos
meses. Cuarenta y tres personas de todos los bandos del conflicto murieron durante
más de dos meses de violentos enfrentamientos entre la oposición, los
partidarios del chavismo y las fuerzas de seguridad del Estado. La cobertura
prácticamente no cesaba las 24 horas del día. Los comentaristas estuvieron etiquetando
a Maduro de dictador y pidiendo su cabeza. La cobertura fue demasiado
simplificada y diseñada para impulsar la posición del gobierno de Estados
Unidos de que el chavismo tiene que irse, sin ninguna mención del hecho de que
Maduro o el PSUV han sido elegidos, o que esto debe ser decidido por medio de
un referéndum y no sólo a través de las protestas.
La diferencia en la cobertura de los dos casos representa un claro ejemplo
de las prioridades imperiales en los medios corporativos. Los estudiantes
mexicanos son “víctimas indignas” para los medios corporativos de Estados
Unidos. Los estudiantes no encajan perfectamente en una narrativa que apoya las
ambiciones imperialistas. En realidad, debido a que la escuela rural normal es
un centro de enseñanza de “izquierda”, los estudiantes son probablemente
considerados desviados por gran parte de los medios corporativos de EE.UU, y
por lo tanto, objetivos “legítimos” del Estado mexicano. Por lo tanto, la
cobertura, como lo fue la muerte del arzobispo Oscar Romero de El Salvador en
la década de los 1980, es mínima y pasiva.
Mientras que, por el contrario, Venezuela se convirtió en tema muy debatido
por cada medio de comunicación importante, a pesar de que no hubo ejecución/secuestro
de civiles por parte del Estado en colusión con los sanguinarios cárteles de la
droga, sino un conflicto interminable iniciado por una oposición muy hostil,
que es parte de una larga campaña de diez años de duración para derrocar al
PSUV del poder que ya tenía en su haber el intento de golpe del 2002.
Para los medios de comunicación corporativos estadounidenses los opositores
venezolanos son “nobles víctimas”, cuya narrativa encaja perfectamente en el
marco de las ambiciones imperiales de Estados Unidos, en su intento por hacer
de América Latina su patio trasero una vez más. También son “dignos”, ya que
son en su mayoría blancos, miembros de las clases media y alta y vacacionan en
Miami. Esto es a diferencia de los normalistas, que son predominantemente
campesinos indígenas, un grupo que sólo obtiene cobertura paternalista, si acaso.
Así que, vamos a sopesar estos dos casos.
El caso de México es un descarado crimen de Estado contra sus ciudadanos,
con las autoridades locales y estatales que tienen conexiones con cárteles de
la droga y la policía y los militares que también están implicados. El crimen se
llevó a cabo en contra de estudiantes pacíficos que no tenían armas, aunque sí
se apoderaron de un autobús, que no es nada nuevo para ellos y nunca ha dado
lugar a lesiones físicas. Uno de los estudiantes fue dejado en la calle con la
cara desollada y sin ojos. Hasta el momento, el gobierno de México ha dicho que
los estudiantes secuestrados/asesinados perjudican la inversión extranjera y
dio sus “sinceras condolencias”.
El caso de Venezuela fue un conflicto entre grupos políticos rivales que
representan diferentes intereses de clase, raciales / étnicos en el que la
gente de todos los bandos murieron en el transcurso del conflicto y todos con
toda probabilidad cometieron crímenes.
Esas protestas continuaron durante un par de meses, a pesar de que al gobierno
venezolano se le consideró por los medios corporativos de Estados Unidos de ser
absolutamente autoritario en el manejo de las protestas. Hasta la fecha, el
gobierno venezolano ya mantuvo un
diálogo abierto con todos los miembros de la oposición que querían hablar con él
y ha hecho concesiones políticas.
El primero es un delito mucho más grave que el segundo. Además, la reacción
del gobierno en el primer caso es desalmada, en comparación con la
reconciliación ofrecida por el gobierno venezolano. Sin embargo, la atención -si
ha habido alguna- que ha recibido el primer caso ha sido escasa, mientras que en el segundo era inevitable
durante su periodo más intenso. Tan solo unas pocas conclusiones pueden
extraerse de esto.
Así que, por favor, díganme otra vez cuan objetivos son los medios de
comunicación. O tal vez en otro evento de premiación los expertos de los medios
corporativos estadounidenses pueden decirnos cuan éticos son
Nota al margen:
Esto no es nuevo; malabarismos se
realizan regularmente con el fin de hacer que Enrique Peña Nieto parezca como
si él está tratando de detener el derramamiento de sangre. Esto es escandaloso
en vista de cómo EPN es implicado en la violenta represión policial en San
Salvador Atenco, Estado de México, México que sucedió mientras Peña Nieto era gobernador. Esa represión llevó a dos muertes
y 207 episodios de trato cruel, incluyendo 26 casos de asalto sexual contra las
mujeres. La Comisión de Derechos Humanos de la Nación dijo que se dio
preferencia a la fuerza por parte del gobierno, en lugar de la diplomacia, lo
que condujo a las violaciones de los derechos humanos. El New York Times dedicó
un párrafo al acto atroz que no menciona a Enrique Peña Nieto ni una sola vez.
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