Es lo de nunca acabar. El Congreso de la República de Guatemala impulsa la creación de una ley canalla destinada a encubrir los robos.
UNA NUEVA LEY FACINEROSA
Y DESCARADA
PROMUEVE EL CONGRESO
DE GUATEMALA
PARA ENCUBRIR LOS
ROBOS
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
Es lo de nunca acabar. El Congreso de la
República de Guatemala impulsa la creación de una ley canalla destinada a
encubrir los robos. Se trata de la iniciativa de ley, la 6120 o “Ley de respuesta y supervisión financiera
para los fondos del Covid”. ¿Qué busca esa ley? Pues dejar fuera de control
a la Contraloría General de Cuentas, CGC, la institución encargada por ley de
controlar el uso de dineros públicos, pero con ese poder del órgano
legislativo, omnímodo, todos los actos ilícitos e ilegítimos adquieran
legalidad, aunque no legitimidad, repito. Todo lo ilegítimo nunca dejará de ser
ilegítimo y por lo tanto nulos ipso jure.
Pero en un país como Guatemala todo se puede
hacer y la ciudadanía honrada va del asombro a la consternación. Ahora resulta
que el gobierno trata de utilizar 11 mil millones de quetzales para utilizarlos
discrecionalmente, es decir, como ellos quieran, sin que nadie los esté
molestando con el uso de ese nada despreciable recurso financiero. Sin que a
nadie deban rendir cuentas. Son once mil
millones de quetzales, dinero remanente
para la atención del Covid, aunque ellos afirman, plantean, que ese dinero se
utilizará “para seguir mitigando los
estragos económicos de la pandemia”. Dicho esto, se entiende que no es para
seguir apoyando el combate a la pandemia sino para dar respaldo a los “sectores
productivos” o sea que ese dinero puede ser canalizado a entidades privadas sin
que nadie cuestione el verdadero destino de ese dinero de los guatemaltecos.
No cabe la menor duda que hemos sobrepasado los
límites del descaro y que el gobierno y sus aliados (los empresarios) son
depredadores insaciables donde la corrupción ya no puede disimularse y se asume
con cinismo. Esos recursos fueron erogados en el 2020 y solo se estaba
esperando la convocatoria de campaña electoral para hacer llegar ese dinero a
los diversos partidos políticos cercanos a la mafia política que dirige el
Estado. Nadie puede averiguar el uso de ese dinero y la Superintendencia de
Bancos sería el ente que supuestamente tendría ese control. La prensa independiente podrá hacer una y mil
denuncias sobre lo que ocurrirá, pero las denuncias no pasarán de eso pues no
hay persona o institución que pueda hacer algo contra ellos.
Creo que Guatemala ya no es un Estado sino una
entidad de mafiosos dedicados a saquear cuanto recurso del pueblo de Guatemala
esté a su alcance. Y moviéndonos en la cólera y la tristeza solo podemos
esperar que los grandes cambios para una democracia en Guatemala solo vendrán
cuando el nuevo orden mundial que viene por el camino de Rusia posibiliten una
correlación de fuerzas sociales y políticas internacionales que ayuden a
modificar esta realidad que, por supuesto, no será pronto, pero se columbra,
eso sí, un gran aliento y esperanza para los pueblos sometidos como el
guatemalteco. Las dispersas fuerzas democráticas del país nada pueden hacer en
esta coyuntura nacional, sino esperar, trabajar en la educación política de las
nuevas generaciones de guatemaltecos que tendrán que asumir la responsabilidad
de crear un mundo diferente, porque el actual apesta y se consolida más de lo
que ya está.
¿Qué nueva, tortuosa e infame ley viene en
camino? Solo ellos lo saben con su racionalidad antipatriótica, antinacional,
carente de todo escrúpulo. Destino el de este pueblo que no se merece a tales
personas o quizá se lo merezca por su inopia y su negligencia.
Publicado por La Cuna del Sol
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