En un gobierno que se desmiente a cada momento de sus disposiciones, es lo mismo que un periodista que con frecuencia le están corrigiendo la plana. Ambos, definitivamente, están haciendo mal su trabajo.
SIMPLEMENTE NO LE
ATINAN; AHORA RESULTA
QUE GIAMMATTEI NO OFRECIÓ TROPAS A UCRANIA
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
En un gobierno que se desmiente a cada momento
de sus disposiciones, es lo mismo que un periodista que con frecuencia le están
corrigiendo la plana. Ambos, definitivamente, están haciendo mal su trabajo. El
periodista en la corrección de notas o despachos y queda en deuda con sus pocos
o muchos lectores. El gobernante tiene
alcances más amplios con sus yerros porque, para el caso de Guatemala, son 17
millones de afectados por un loco arranque de egolatría. Es muy difícil que una
persona investida de poder, un presidente en todo caso, practique la humildad y
la sencillez. Digo esto porque existe un paralelo muy curioso entre el presidente
de Ucrania y el presidente de Guatemala. Distante en la historia y en la
geografía, pero muy cercanos en sus disfuncionalidades psicológica.
Todo actor o en todo caso todo buen actor,
encarna de tal manera al personaje asignado en una obra dramática (haciendo uso
del método Stanislavsky) que prácticamente adquiere una doble personalidad.
Pero esa doble personalidad en la actuación lo hace un buen actor, no obstante,
al incorporarse a su vida normal esa personalidad se queda en los camerinos del
teatro. Eso pasó con Volodomir Zelenski. Sigue actuando en su vida normal y eso
lo ha llevado a creer que él debe ser el salvador de Ucrania, de lo que está
muy obligado porque gracias a su terquedad, fanatismo y servilismo ha llevado a
la ruina a su país. Y tal vez no solo a la ruina sino a su destrucción.
Este señor no termina de actuar, de seguir
viviendo su mundo actoral y esa discapacidad emocional lo destruye a él y a su
nación. Pero todos en ese país están fanatizados con el fascismo y los peores
con el nazismo, y nadie piensa correctamente al influjo de esas ideologías
reaccionarias. Hay una especie de obcecación general en esa nación.
Con el presidente de Guatemala ocurre lo mismo.
Él es un consumado fascista que en aras de ganarse el favor del imperio
norteamericano está dispuesto a servirles incondicionalmente. Quiere
reconciliarse, aunque el daño causado al país sea devastador. Guatemala a igual
que Ucrania es un país destruido donde todas las instituciones están cooptadas
por el poder de las oligarquías y los militares. Quienes siguen mandando y
decidiendo los actos fundamentales de gobierno son este grupo de personas que
son unos auténticos privilegiados, sin obviar lo de pillos. De esa manera se
explica que en un país donde la educación y la cultura han dejado de ser
valores preeminentes de la sociedad, se busque prestigio social a través del
dinero. De su posesión abundante, para transformarse en una herramienta de
dominación, de control social, de exhibición de riqueza, de impunidad y
prepotencia. Ahora ya no importa ser un hombre culto y sabio, importa sí; tener
dinero, como elemento de máxima realización personal. Ser rico es lo que
importa en Guatemala, sin averiguar si esa riqueza es indigna, aunque claro, la
historia de toda riqueza lleva implícita una vergüenza.
Ahora bien, los correlatos se pueden establecer
de dos maneras: por las coincidencias o por las profundas empatías. En este
caso de las dos figuras presidenciales que me temo son locos y malvados. ¿Qué
puede esperarse de un pedófilo que le reventó el esfínter a un niño de 13 años,
lo hizo su amante y no tuvo empacho de incorporarlo ya siendo mayorcito a la
vida pública, a la burocracia de un Estado, solo por satisfacerle al pobre
muchacho un capricho de alcoba? Se necesita ser un descarado total para vivir
de esa manera. O la otra figura presidencial, la europea. Que pide a un
ejército en desventaja que muera hasta el último hombre. Nos parece un
planteamiento nazi, como el de Hitler ¿se recuerda? Este loco banal y
superficial no vaciló en rendirse a los caprichos de su esposa Zelenska y
aparecer en la primera plana de la revista Vogué.
Así, lectores, está el mundo de loco y solo el
triunfo de las armas rusas harán un mundo distinto. Por lo cual enviar unos
cuantos soldados a coadyuvar en la paz en la guerra de Ucrania no es otra que
una obscena mentira. Pero puede ser un error que le costará caro al presidente
de Guatemala cuando todo un batallón regrese en bolsas plásticas por la falta
de tino y carencia del total sentido de la proporción. Soldados guatemaltecos
peleando contra soldados rusos. De veras, no me los imagino. Pero en fin, la
barrabasada está en marcha y solo cabe esperar. Saludos lectores.
Publicado por La Cuna del Sol
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