domingo, 4 de agosto de 2013

THIS AMERICAN LIFE Y EL GENOCIDIO EN GUATEMALA


Dada la colaboración y defensa de Ríos Montt por parte de Reagan, conjuntamente con la investigación de un juez guatemalteco que encontró la “suficiente evidencia que ligaba a Ríos Montt con la masacre de Dos Erres” (Reuters, 5/21/12), uno esperaba que un aclamado programa de radio hiciera esta obvia conexión en el transcurso de la transmisión del episodio de una hora de duración titulado, “¿Qué pasó en Dos Erres?” (This American Life, 5/25/12).
En vez de transmitir la realidad –que los Estados Unidos estuvo activamente implicado en las décadas del terror de Estado en Guatemala (Extra!, 5/1/99), o que los kaibiles fueron armados y entrenados por los EEUU y sus aliados- Ira Glass, se dedicó a enmarcar la participación del gobierno de los EEUU como la de un espectador negligente cuyo pecado fue únicamente su renuencia a denunciar las atrocidades.



EL PROGRAMA DE RADIO “THIS AMERICAN LIFE” Y
EL GENOCIDIO EN GUATEMALA
El papel de Washington es una historia que no vale la pena relatar


Por Keane Bhatt
FAIR, agosto 01, 2013

En el anochecer de diciembre 4 de 1982, el presidente Ronald Reagan le informó a los reporteros reunidos en una base de la Fuerza Aérea en Honduras que acababa de tener un “provechoso intercambio de ideas” con Efraín Ríos Montt. El general militar guatemalteco era el más reciente en una serie sucesiva de dictadores apoyados por los EUA que han gobernado el país desde el derrocamiento orquestado por la CIA del presidente democráticamente elegido, Jacobo Árbenz Guzmán en 1954.

“Sé que el presidente Ríos Montt es un hombre de gran integridad personal y dedicación”, Reagan prosiguió, “Sé que él quiere mejorar la calidad de vida de todos los guatemaltecos y promover la justicia social. Mi administración hará todo lo que pueda para apoyar sus esfuerzos progresistas”. En una sesión de preguntas y respuestas, Reagan desestimó las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por Ríos Montt y sus militares: “Francamente me inclino a creer que ellos están siendo calumniados”, declaró Reagan.

Tan solo dos días después, en el anochecer de diciembre 6, un grupo de 20 kaibiles -comandos elite del ejército guatemalteco- iniciaron una operación militar que diezmó a los habitantes de la remota aldea de Dos Erres en la región de Petén. El asesinato de más de 250 personas es tan solo el indicio del salvajismo: En cuestión de horas, los kaibiles violaron niños (Pro Publica, 3/25/12), forzaron el aborto al saltar sobre el abdomen de mujeres embarazadas (Inter-American Court of Human Rights Judgment, 11/24/09) y lanzaron al menos a 67 niños en un pozo en donde murieron (Seattle Times, 8/10/11), esto entre otras atrocidades.

Dos Erres fue tan solo una entre las más de 600 comunidades asoladas por el ejército en la campaña de tierra arrasada durante el breve periodo de 17 meses de Ríos Montt. Al igual que su predecesor, el general Lucas García, él presidió sobre una estrategia para derrotar al insurgencia izquierdista del país, mientras que al mismo tiempo destruía su “mecanismo de apoyo civil”, lo anterior  según documentos de seguridad nacional descubiertos por el periodista investigativo Robert Parry en la Reagan Library (Consortium News, 5/11/13).

Dada la colaboración y defensa de Ríos Montt por parte de Reagan, conjuntamente con la investigación de un juez guatemalteco que encontró la “suficiente evidencia que ligaba a Ríos Montt con la masacre de Dos Erres” (Reuters, 5/21/12), uno esperaba que un aclamado programa de radio hiciera esta obvia conexión en el transcurso de la transmisión del episodio de una hora de duración titulado, “¿Qué pasó en Dos Erres?” (This American Life, 5/25/12).

Ira Glass, el anfitrión del programa This American Life, quien conjuntamente con el productor del programa recibieron el Peabody Award por el episodio, pareció indicar al inicio del programa que en verdad contextualizaría la atrocidad para sus 1.8 millones de oyentes cuando presumía de su experiencia en la materia:

Ok, antes de que nos metamos de lleno en esta historia, haremos un pequeño repaso histórico. Ahora, yo era la clase de persona insufrible, una persona políticamente correcta quien en los 1980 estaba obsesionada con América Latina. Pronunciaba Nicaragua, “Neek-ar-ah-wah,” y ciertamente fui a Nicaragua por un mes durante el quinto aniversario de la revolución Sandinista. Viaje en Guatemala durante la guerra civil. Ustedes, sin embargo, serian lo que llamamos una persona normal y no harían nada de esto.

Pero el repaso histórico de Glass para “la gente normal” fue desinfectado de toda mención, en absoluto, del abrumador involucramiento de los EEUU en los crímenes contra la humanidad en Guatemala.

La evidencia pública disponible de ese involucramiento, sin embargo, es abundante. Como se reportó en ese momento, Reagan, a pesar de una prohibición del congreso (New York Times, 12/19/82) persistió en su esfuerzo por proveer apoyo material a Ríos Montt. Por más de dos años, los Estados Unidos suministró al ejército guatemalteco aproximadamente $15 millones en equipo y vehículos, mientras que coordinaba asistencia adicional y entrenamiento a través de Israel y Taiwán, la CIA también retuvo  a  comandantes militares de alto rango en su nómina de agentes pagados (New York Times, 5/16/13).

Jessie Garcia, el Boina Verde de los EEUU quien había arribado al país meses antes de la masacre de Dos Erres, fue autorizado para enseñar a los cadetes militares guatemaltecos “todo lo que nuestro ejército tiene en su arsenal”, incluyendo, de acuerdo al reportero investigativo Allan Nairn (Washington Post, 10/21/82), “emboscadas, espionaje, armas de combate, artillería, blindaje; patrullaje, demolición y tácticas de asalto en helicóptero”. En resumen, García proveyó de experiencia en “como destruir poblados”

El sargento de kaibiles, Pedro Pimentel, sentenciado en el 2012 a 6,060 años de prisión por su participación en la masacre de Dos Erres (Guardian, 3/13/12), fue invitado a servir como instructor en la Escuela de las Americas (el infame centro de entrenamiento militar de los EEUU para las fuerzas de seguridad Latinoamericanas), inmediatamente después de la masacre de 1982. La escuela había entrenado a Ríos Montt en 1950, y en 1985 entrenaría al actual presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien como Kaibil, probablemente cometió atrocidades (ProPublica, 5/25/12; SOA Watch; Democracy Now, 4/19/13).

Pero ni siquiera una vez, en la narración de lo sucedido en Dos Erres por el programa This American Life, fueron mencionadas las palabras “Reagan”, “Árbenz”, ““School of the Americas” o “CIA”. En vez de transmitir la realidad –que los Estados Unidos estuvo activamente implicado en las décadas del terror de Estado en Guatemala (Extra!, 5/1/99), o que los kaibiles fueron armados y entrenados por los EEUU y sus aliados- Ira Glass, se dedicó a enmarcar la participación del gobierno de los EEUU como la de un espectador negligente cuyo pecado fue únicamente su renuencia a denunciar las atrocidades.

“Los oficiales de la embajada escucharon una gran cantidad de reportes sobre el ejército masacrando  aldeas completas en todo el territorio guatemalteco, los cuales fueron desestimados por ellos, dijo Glass –hasta que, “ante las presiones del Departamento de Estado en Washington” ellos fueron a “corroborar si las historias eran verdad”. La acusación más fuerte de This American Life contra los EEUU es que, a pesar de años de repetidas masacres después de Dos Erres, “los EEUU sabían a cerca de eso pero se mantuvo de brazos cruzados”.

Algunos podrían argumentar que el programa, el cual pone gran énfasis en narrativas personales, está justificado en excluir el contexto político de su episodio de 60 minutos sobre la masacre. Pero This American Life, al promover el falso argumento de que los EEUU simplemente se “cruzó de brazos”, ignora el reportaje de su propio asociado, Pro Publica, sobre la colaboración de los EEUU con los Kaibiles en la Escuela de la Américas (5/25/12).

Una de las personas entrevistadas por Glass en el estudio –Kate Doyle del National Security Archives- al ser contactada por teléfono dijo que ella y Glass habían tenido una amplia discusión en la cual ella había resaltado el papel activo de los Estados Unidos en el conflicto de Guatemala. El programa, al final, sacó al aire únicamente un segmento grandemente reducido de lo conversado con Doyle, el cual excluyó ese contenido.

Con extraordinaria continuidad, algunos meses después, This American Life (1/4/13) se trasladó de Guatemala a Honduras, sacando al aire un segmento de media hora titulado “Some Like It Dot”[1]. El episodio exploró el concepto de las ciudades chárter –porciones de tierra a ser cedidas a inversionistas internacionales para ser transformadas en ciudades autónomas, con sus propias fuerzas policiales, códigos laborales, impuestos, reglas de intercambio comercial y sistemas legales. El anfitrión del programa  entusiastamente transmitió la idea como una solución a la “corrupción, el caos y la violencia” en Honduras.

En ningún momento This American Life mencionó el derrocamiento en el 2009, del líder de izquierda y presidente del país, Manuel Zelaya quien había sido democráticamente elegido y que dio lugar a que se abrieran las esclusas a un enorme incremento en la corrupción, caos y violencia (Nation, 5/22/12). Tampoco el programa tomó nota que su entrevistado, Octavio Sánchez, el hondureño que actúa como el principal promotor de las ciudades chárter, había sido uno de los que promovió el coup d’etat  en contra de  Zelaya en un artículo de opinión en el Christian Science Monitor (7/2/09). En su lugar, This American Life presentó a Sánchez, jefe de gabinete del actual presidente Porfirio Lobo, como el idealista “soñador nacional”.

This American Life también excluyó cualquier referencia al hecho de que después de nombrar a Sánchez, Porfirio Lobo, el líder post golpe de Honduras designó a Juan Carlos “El Tigre” Bonilla acusado de estar ligado en el pasado a los escuadrones de la muerte  (AP, 7/1/12), cuando era el jefe de la policía nacional. Y, naturalmente, el favorable tratamiento que sin respiro le dio el programa a las ciudades chárter, evitó mencionar la muerte al estilo de los escuadrones de la muerte del abogado de los derechos humanos Antonio Trejo, el oponente más importante de Honduras a las ciudades chárter (NACLA, 2/19/13).

Haciéndose eco del discurso presidencial de tres décadas atrás, Barack Obama se deshizo en elogios hacia Lobo después de reunirse con él  en octubre del 2011. Gracias al “fuerte compromiso con la democracia y liderazgo por parte del presidente Lobo”, dijo Obama –refiriéndose a un jefe de Estado que había asumido el poder a través de elecciones represivas y falsas celebrada bajo un régimen golpista –“lo que hemos estado observando es la restauración de las prácticas democráticas y un compromiso con la reconciliación que nos da una gran esperanza”.

Al igual que Reagan, Obama evitó mencionar el hecho de que su aliado había presidido sobre el asesinato rutinario de civiles por las fuerzas de seguridad del Estado, entrenadas y financiadas con millones de dólares de los contribuyentes de los Estados Unidos (NACLA, 5/8/13).

Al ignorar las décadas de involucramiento al más alto nivel del gobierno de los EEUU –desde Reagan hasta Obama- en las actividades de los regímenes más brutales de Centro América, This American Life deja a sus millones de oyentes desinformados del efecto, pasado y presente, del poder de los Estados Unidos. Si Ira Glass todavía concibe su programa como un medio para “proporcionar una perspectiva sobre este país que usted no podría obtener en otra parte”, él muy bien podría empezar por informarle a sus oyentes de su relación, con la aparente violencia sin sentido, en lejanos lugares en el extranjero (DePauw University News and Media Page, 4/15/02).

Al dejar a su audiencia despreocupada de las nefastas realidades de la política exterior de los EUA, This American Life puede muy bien ocuparse de la narración de historias cautivantes –pero estas no deben confundirse con el buen periodismo.



Traducción de Marvin Najarro


Keane Bhatt es un activista en Washington D.C, por la justicia social y el desarrollo comunitario. Su blog para NACLA, Manufacturing Contempt, da una mirada crítica a la representación del hemisferio por parte de los medios de comunicación corporatizados.



[1] Some like it dot: Expresión en inglés  que en muchos casos se refiere al gusto o preferencia que tienen algunas personas por objetos y/o artículos, como por ejemplo, ropa de vestir con diseños de muchos puntos. Para el caso del segmento radial, "Some like it dot", sobre Honduras, la expresión se refiere a la preferencia del Señor Octavio Sánchez por el desarrollo de una pequeña porción del territorio del país en una ciudad chárter, cuya localización fue llamada “the dot” (el punto), ya que sería como un punto en el mapa del territorio hondureño.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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