"En 1961, Nelson
Mandela co-fundó y se convirtió en el primer líder de Umkhonto we Sizwe
("Lanza de la Nación"), también conocido como MK, un nuevo brazo
armado del ANC. Varios años más tarde, durante el juicio que lo pondría tras
las rejas por casi tres décadas, describió las razones para este cambio radical
de los principios originales de su partido: "[E]s sería incorrecto y poco
realista para los líderes africanos seguir
predicando la paz y la no violencia en un momento en que el gobierno cumplió
con nuestras demandas pacíficas con la fuerza. Fue sólo cuando todo lo demás
había fallado, cuando todos los canales de la protesta pacífica se nos habían
prohibido, que se tomó la decisión de embarcarse en formas violentas de lucha política”.
Fuente: Nelson Mandela
and the Armed Resistance Movement –
http://www.history.com/topics/nelson-mandela
LA IDEOLOGÍA DE
MANDELA
Por Luciano Castro Barillas
Los liberales y los izquierdistas con inclinaciones
de derecha difunden en las últimas horas, tras la muerte del insigne Nelson
Mandela, que él no tenía “ideología”, es decir, que no era de izquierda ni de
derecha. Era, según esta opinión “tercerista”, un demócrata químicamente puro.
No era, con esta lógica antilógica, una personalidad signada por las ideas
cavernarias del neoliberalismo ramplón ni del marxismo que ellos porfían en
hacerlo ver trasnochado. Interesa al pensamiento empresarial y al imperialismo
exhibir a un Nelson Mandela descafeinado, vaciado de contenido ideológico, como
miserable reconocimiento a una personalidad que no le hace sombra, de hecho,
nada. Su grandeza es incuestionable. Su reputación política y moral es,
sencillamente, impresionante, descomunal, avasalladora… y un hombre así, tiene
que ser extraterreno y no es solo de los sudafricanos, sino es un hombre del
mundo, en lo cual tienen razón en su sentido de universalización. Pero no
dicen, claro está, que las ideas de justicia, paz, democracia y reconciliación
que irremediablemente para las derechas representa Mandela, no les son propias,
no les pertenecen, porque esos cuatro principios no son parte de su ideología
antidemocrática, injusta, excluyente y racista. Entonces debemos apresurarnos a
decir como corifeos del imperialismo que Nelson Mandela está más allá de las
ideologías, lo cual no es cierto. Nadie en la década de 1960 podía ser ajeno a
las luchas de liberación que se libraban en todo el mundo. Estaban allí
inmediatos y fresquitos los ejemplos liberadores de las revoluciones cubanas y
argelina y Nelson, como tenía que ser, marcha para Argelia para aprender los
métodos de la lucha armada. No buscó a Israel para recibir entrenamiento ¿no?
¿Podía Mandela enfrentar de manera civilizada en las condiciones específicas de
la década de los años 60, cuando se institucionaliza el Apartheid, la política
genocida y negadora de todas las libertades civiles del régimen de
segregacionista de Daniel Francos Malan? Fue necesario crear la organización
político-militar “Lanza de la Nación”,
brazo armado del Congreso Nacional Africano, para enfrentar el poder criminal
blanco. Nadie que no fuera marxista
-aunque no lo dijera de manera expresa-
podía llegar a Argelia y recibir así, de buenas a primera, entrenamiento
político-militar. Allí estuvieron los revolucionarios nicaragüenses,
guatemaltecos y salvadoreños y todos, sin decirlo, abrazaban, creían, unos más
otros menos, en las ideas de crear una patria
socialista. Nelson Mandela no fue la excepción y creo si nunca lo dijo, que
hizo bien, porque los ejemplos históricos degradantes de tanto “revolucionario”
dejan y han dejado mucho que desear (si no vea usted las planchas del actual
diputado de URNG por San Marcos, Carlos Mejía, muy negociable y creo, a no muy
alto precio); porque no se trata de autoproclamarse “marxista” o
“revolucionario” y actuar (asunto de hechos) como gente de derecha. Eso se
llama inconsecuencia entre lo que se dice y hace. Ciertamente, Nelson Mandela
quizá nunca dijo que era comunista, pero con sus hechos proclamó ante el mundo
entero que era un consagrado hombre de ideas revolucionarias, que en el mejor
sentido de la expresión es ser marxista; pues hay muchas personas de derecha
que conozco que actúan mucho mejor como humanos que los “comunistas”. No es
asunto de etiquetas. Es asunto de práctica, de hechos. Pues el dictum marxista
es claro, concreto, sin ambages: “El
criterio de la verdad son los hechos”. Ya Martí lo dijo de otro modo: “Hacer es la mejor manera de decir”.
Nelson Mandela sí tuvo ideología
revolucionaria, pero la sociedad sudafricana no tenía las condiciones objetivas
para impulsar un proyecto de edificación socialista, era bastante con eliminar
el apartheid y su brutalidad. Pero en
los momentos actuales conviene exhibir este hermoso legado de un ser humano,
como ajeno a la conflictividad, a la lucha de clases, aunque Nelson en su
momento practicara la lucha de clases en su máxima expresión: repartirle bala a
sus enemigos de clase. ¿Eso será marxismo o qué piensa usted? Si hasta Obama
(este es un negro gacho), no teniendo mucho que decir y nada que regatear, se
limitó a decir: “Él era bueno”. Lo
que él no es, un negro malo.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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