lunes, 22 de junio de 2015

La amenaza comunista y las maniobras de la clase gobernante contra el movimiento de protesta

Aparte de que la amenaza comunista de la izquierda infiltrada en el movimiento o del chavismo exportado de Venezuela son puras exageraciones, lo que si es cierto es que estos infundios tienen un objetivo, que no es otro que hacerle daño al movimiento espontaneo de protesta pacífica.


LA AMENAZA COMUNISTA Y LAS MANIOBRAS DE
LA CLASE GOBERNANTE CONTRA EL MOVIMIENTO DE PROTESTA


La Cuna del Sol

Entre todo el cumulo de emociones y opiniones que ha generado el movimiento social de protesta contra la corrupción del gobierno guatemalteco, esa de que los comunistas están al acecho conspirando y esperando el momento oportuno para tomar por asalto el poder, es la que resulta la más hilarante por descabellada y fuera de la realidad, pues los llamados comunistas o los “Comanches” como se les denomina a los antiguos comandantes guerrilleros son, diríamos, una especie en extinción con escasa influencia en el ámbito de la política guatemalteca. Sin embargo, esto no ha impedido que en algunos medios de comunicación circulen opiniones que difunden precisamente esta ridícula noción que no por absurda deja de tener sus perversas implicaciones en un ambiente de inestabilidad política como el que se vive actualmente en Guatemala.

Aparte de que la amenaza comunista o del chavismo exportado de Venezuela son puras exageraciones, lo que si es cierto es que estos infundios tienen un objetivo, que no es otro que hacerle daño al movimiento espontaneo de protesta pacífica. Quienes difunden estas falacias lo hacen con el avieso propósito de crear confusión, sembrar la duda y el temor en la ciudadanía a cerca de la naturaleza del movimiento a sabiendas que esta clase de manipulaciones surten un efecto negativo en aquellas personas escasamente informadas y que son sometidas a una propaganda constante contra todo aquello que tenga que ver con el perverso socialismo, especialmente el del régimen totalitario de Maduro en Venezuela que se usa como ejemplo de lo que le esperaría a la democracia guatemalteca de llegar los derrotados Comanches a gobernar.

Todo el mundo sabe, como ha quedado evidenciado en las protestas, que el movimiento es de carácter pacífico, espontaneo y desprovisto de tintes ideológicos y sin líderes, ya sean de izquierda o de derecha. Esto quiere decir que no existe una corriente político-ideológica hegemónica dentro del movimiento que dirija su accionar, lo que tampoco quiere decir, que dentro del movimiento no haya personas o pequeños grupos con posiciones políticas de izquierda/derecha claramente definidas. Sin embargo, aprovechar este hecho y llevarlo a sus extremos con la intención de crear la falsa noción que elementos de la izquierda están infiltrando el movimiento de protesta con el objetivo de crear las condiciones para tomar por asalto el poder, es una burda manipulación de los hechos destinada a infundir el temor y la desconfianza en un público desinformado y medroso, sobre todo aquel que quiere que el sistema no cambie mucho. Pero lo más perjudicial de toda esta trama manipulativa montada por la fuerzas de la derecha reaccionaria es el hecho que busca como dividir el movimiento, restarle efectividad y finalmente desmovilizar las protestas en un momento en que el rechazo contra el sistema político corrupto crece por todas partes.

A toda esa campaña de infundios contra el movimiento de protesta, se suman las maniobras entorpecedoras  del gobierno, de grupos de poder y personas interesadas en la preservación del sistema y que tienen como objetivo obstaculizar y deslegitimar el avance del movimiento. En este sentido vemos como con el desgatado pretexto de preservar el orden institucional y evitar el peligro de un vacío de poder,  el gobierno de Pérez Molina y los propios Estados Unidos se movilizan y buscan el apoyo de instituciones internacionales como la OEA para que manifiesten su respaldo al gobierno de Guatemala y se pronuncien contra un rompimiento de la institucionalidad democrática en el país, al tiempo que también se pide que se respete el calendario fijado para las elecciones, es decir que las elecciones deben celebrarse en las fechas estipuladas, descartando así toda posibilidad de que las mismas sean suspendidas hasta que se aprueben la reformas a la ley electoral y de partidos políticos como demandan propuestas surgidas del movimiento de protesta.

La actuación de la OEA, más la resolución de la cuestionada Corte de Constitucionalidad protegiendo del antejuicio a Pérez Molina, son maniobras destinadas a restaurar no solo la legitimidad de un gobierno totalmente ilegitimo, sino que también significan el respaldo a la continuidad del sistema político corrupto prevaleciente en Guatemala, que de esta manera le asesta un tremendo golpe al movimiento de protesta social que en lo sucesivo, y ante estas realidades que se le han impuesto, tendrá que recalibrar su estrategia y tácticas de lucha para mantenerse vigente y seguir presionando con más fuerza al enemigo de sus aspiraciones democráticas que se resiste aun a las mas mínimas reformas.

Ciertamente, y como ya ha quedado demostrado, los poderes constituidos en enemigos del pueblo, tienen todas las herramientas a su disposición para coartar, manipular y reprimir, como históricamente lo han hecho, todos aquellos movimientos democratizadores que desafíen y representen una alternativa al orden de cosas que ellos han establecido. En este sentido, el actual movimiento de rebeldía ciudadana es visto como una amenaza a ese orden. Y es precisamente de esta percepción que se origina la respuesta represiva del Estado, sea esta investida de legalidad (las cortes) o intimidatoria (del aparato policial hacia grupos de manifestantes), contra el movimiento de protesta que entonces ya es visto como el enemigo contra el que hay que utilizar todas las armas para derrotarlo.

Todo el remezón político que ha experimentado el sistema político guatemalteco en los últimos días, contrario a lo que digan los serviles detractores y manipuladores de opinión, es el resultado de la existencia y de la presión ejercida por el movimiento de protesta pacífica. De un pueblo harto de ser engañado, humillado y violentado por una clase política que ilícitamente se ha apoderado de las instituciones del Estado hasta llevarlo al colapso político y moral que la nación está experimentado ahora. El hecho de que se esté maniobrando en contra del movimiento utilizando todo tipo de medidas descalificadoras y mecanismos represivos, son pruebas contundentes de que la eficacia y el poder del movimiento de protesta popular no son meras babosadas.  


El camino hacia el rescate y la refundación de Guatemala está lleno de obstáculos y esto recién empieza. Sin embargo, en el actual momento de convulsión política y social que vive el país, el enemigo del pueblo  representado por la clase oligárquica, política y militar ya siente los pasos de un animal gigante que amenaza con derribar las estructuras del Estado mafioso del que por generaciones se ha servido.






Publicado por La Cuna del Sol
USA. 

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