Aparte de que la amenaza
comunista de la izquierda infiltrada en el movimiento o del chavismo exportado
de Venezuela son puras exageraciones, lo que si es cierto es que estos infundios
tienen un objetivo, que no es otro que hacerle daño al movimiento espontaneo de
protesta pacífica.
LA AMENAZA COMUNISTA Y LAS
MANIOBRAS DE
LA CLASE GOBERNANTE CONTRA
EL MOVIMIENTO DE PROTESTA
La
Cuna del Sol
Entre todo el cumulo de emociones y opiniones que ha generado el movimiento social de
protesta contra la corrupción del gobierno guatemalteco, esa de que los
comunistas están al acecho conspirando y esperando el momento oportuno para
tomar por asalto el poder, es la que resulta la más hilarante por descabellada
y fuera de la realidad, pues los llamados comunistas o los “Comanches” como se
les denomina a los antiguos comandantes guerrilleros son, diríamos, una especie
en extinción con escasa influencia en el ámbito de la política guatemalteca. Sin
embargo, esto no ha impedido que en algunos medios de comunicación circulen
opiniones que difunden precisamente esta ridícula noción que no por absurda
deja de tener sus perversas implicaciones en un ambiente de inestabilidad
política como el que se vive actualmente en Guatemala.
Aparte de que la amenaza comunista o del chavismo exportado de Venezuela
son puras exageraciones, lo que si es cierto es que estos infundios tienen un
objetivo, que no es otro que hacerle daño al movimiento espontaneo de protesta
pacífica. Quienes difunden estas falacias lo hacen con el avieso propósito de crear
confusión, sembrar la duda y el temor en la ciudadanía a cerca de la naturaleza
del movimiento a sabiendas que esta clase de manipulaciones surten un efecto
negativo en aquellas personas escasamente informadas y que son
sometidas a una propaganda constante contra todo aquello que tenga que ver
con el perverso socialismo, especialmente el del régimen totalitario de Maduro
en Venezuela que se usa como ejemplo de lo que le esperaría a la democracia
guatemalteca de llegar los derrotados Comanches a gobernar.
Todo el mundo sabe, como ha quedado evidenciado en las protestas, que el
movimiento es de carácter pacífico, espontaneo y desprovisto de tintes
ideológicos y sin líderes, ya sean de izquierda o de derecha. Esto quiere decir
que no existe una corriente político-ideológica hegemónica dentro del movimiento
que dirija su accionar, lo que tampoco quiere decir, que dentro del movimiento no
haya personas o pequeños grupos con posiciones políticas de izquierda/derecha claramente
definidas. Sin embargo, aprovechar este hecho y llevarlo a sus extremos con la
intención de crear la falsa noción que elementos de la izquierda están
infiltrando el movimiento de protesta con el objetivo de crear las condiciones
para tomar por asalto el poder, es una burda manipulación de los hechos
destinada a infundir el temor y la desconfianza en un público desinformado y
medroso, sobre todo aquel que quiere que el sistema no cambie mucho. Pero lo
más perjudicial de toda esta trama manipulativa montada por la fuerzas de la
derecha reaccionaria es el hecho que busca como dividir el movimiento, restarle
efectividad y finalmente desmovilizar las protestas en un momento en que el
rechazo contra el sistema político corrupto crece por todas partes.
A toda esa campaña de infundios contra el movimiento de protesta, se suman
las maniobras entorpecedoras del
gobierno, de grupos de poder y personas interesadas en la preservación del
sistema y que tienen como objetivo obstaculizar y deslegitimar el avance
del movimiento. En este sentido vemos como con el desgatado pretexto de
preservar el orden institucional y evitar el peligro de un vacío de poder, el gobierno de Pérez Molina y los propios
Estados Unidos se movilizan y buscan el apoyo de instituciones internacionales
como la OEA para que manifiesten su respaldo al gobierno de Guatemala y se
pronuncien contra un rompimiento de la institucionalidad democrática en el
país, al tiempo que también se pide que se respete el calendario fijado para
las elecciones, es decir que las elecciones deben celebrarse en las fechas estipuladas,
descartando así toda posibilidad de que las mismas sean suspendidas hasta que
se aprueben la reformas a la ley electoral y de partidos políticos como
demandan propuestas surgidas del movimiento de protesta.
La actuación de la OEA, más la resolución de la cuestionada Corte de
Constitucionalidad protegiendo del antejuicio a Pérez Molina, son maniobras
destinadas a restaurar no solo la legitimidad de un gobierno totalmente
ilegitimo, sino que también significan el respaldo a la continuidad del sistema
político corrupto prevaleciente en Guatemala, que de esta manera le asesta un
tremendo golpe al movimiento de protesta social que en lo sucesivo, y ante
estas realidades que se le han impuesto, tendrá que recalibrar su estrategia y
tácticas de lucha para mantenerse vigente y seguir presionando con más fuerza
al enemigo de sus aspiraciones democráticas que se resiste aun a las mas
mínimas reformas.
Ciertamente, y como ya ha quedado demostrado, los poderes constituidos en enemigos
del pueblo, tienen todas las herramientas a su disposición para coartar,
manipular y reprimir, como históricamente lo han hecho, todos aquellos
movimientos democratizadores que desafíen y representen una alternativa al
orden de cosas que ellos han establecido. En este sentido, el actual movimiento
de rebeldía ciudadana es visto como una amenaza a ese orden. Y es precisamente de
esta percepción que se origina la respuesta represiva del Estado, sea esta
investida de legalidad (las cortes) o intimidatoria (del aparato policial hacia
grupos de manifestantes), contra el movimiento de protesta que entonces ya es
visto como el enemigo contra el que hay que utilizar todas las armas para
derrotarlo.
Todo el remezón político que ha experimentado el sistema político guatemalteco
en los últimos días, contrario a lo que digan los serviles detractores y
manipuladores de opinión, es el resultado de la existencia y de la presión
ejercida por el movimiento de protesta pacífica. De un pueblo harto de ser
engañado, humillado y violentado por una clase política que ilícitamente se ha
apoderado de las instituciones del Estado hasta llevarlo al colapso político y
moral que la nación está experimentado ahora. El hecho de que se esté
maniobrando en contra del movimiento utilizando todo tipo de medidas
descalificadoras y mecanismos represivos, son pruebas contundentes de que la
eficacia y el poder del movimiento de protesta popular no son meras babosadas.
El camino hacia el rescate y la refundación de Guatemala está lleno de obstáculos
y esto recién empieza. Sin embargo, en el actual momento de convulsión política
y social que vive el país, el enemigo del pueblo representado por la clase oligárquica,
política y militar ya siente los pasos de un animal gigante que amenaza con
derribar las estructuras del Estado mafioso del que por generaciones se ha
servido.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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