Los medios de comunicación
occidentales curiosamente están ignorando la revolución guatemalteca de un mes
de duración que ya ha obligado a muchos ministros a dimitir y ahora amenaza con
acabar con el Presidente.
¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO EN
GUATEMALA?
Por Andrew Korybko
Las protestas a gran escala por lo general atraen una enorme de atención de
los medios occidentales, especialmente si se han estado llevando a cabo de
manera consistente durante más de un mes, pero Guatemala parece ser una curiosa
excepción. Decenas de miles de ciudadanos han salido a las calles para
protestar por la corrupción rampante de su gobierno, y la crisis política sólo se
ha agudizado con el dominó de renuncias de muchos funcionarios de alto rango.
Esta sorpresiva erupción de poder popular, que ya ha dejado muchas víctimas
políticas, todavía esta suprimida de la atención internacional, mientras que
“sucesos pasajeros” como el intento de revolución de color en Macedonia han cautivado
la imaginación occidental. La razón de esto es clara, y es que, Occidente sólo
presta atención a las desestabilizaciones políticas que promueven sus
intereses, lo que claramente no es lo que está sucediendo en el país
centroamericano. Por lo tanto, ¿qué es lo que realmente está pasando en
Guatemala?
¿Podrido hasta la coronilla?
Los guatemaltecos están enfurecidos por un cantidad cada vez mayor de
escándalos que dicen va directo a lo más alto de su gobierno. Todo comenzó a
mediados de abril, cuando las autoridades detuvieron al jefe de la
Administración Tributaria de Guatemala y su predecesor por un esquema de fraude
aduanero, denominado por la prensa como "La Línea". De una u otra
manera la vicepresidente Roxana Baldetti estaba vinculada al fraude, y su
renuncia a principios de mayo envalentonó a los manifestantes a continuar su
cruzada contra la corrupción y llevarla tan lejos como podían. Lo que sucedió
después fue un efecto dominó de revelaciones y renuncias, con ministro tras
ministro abruptamente dejando el cargo después de que nuevos escándalos
sacudieron su reputación. En menos de un mes, el ministro de Energía y Minas,
el ministro del Interior, el ministro de Medio Ambiente, Secretaria de
Inteligencia del Estado, el viceministro de Seguridad, ministro de Salud
Pública y Asistencia Social, el presidente del Banco Central, y el Secretario
de la Presidencia han renunciado o sido arrestados debido a los últimos
escándalos, y los manifestantes han dicho que no se detendrán hasta que el
presidente Otto Pérez Molina dimita también.
La razón por la que se oponen a Pérez Molina, además de lo que alegan son
sus vínculos circunstanciales a todos estos escándalos de corrupción, es que lo
acusan de tener sangre en sus manos de las tres décadas de guerra civil en el país.
Durante ese tiempo, Molina fue un mayor de las fuerzas especiales que participó
en un gran número de “operaciones de contrainsurgencia” contra los indígenas rurales,
presumiblemente iniciadas porque se pensaba que eran “rebeldes comunistas”. La
violencia indiscriminada desatada en ese momento cobró la vida de unas 200, 000
personas, más del 80% de los cuales eran mayas. El ex presidente Efraín Ríos
Montt fue declarado culpable de genocidio en 2013 por su papel en ordenar las
operaciones genocidas (que alcanzó su punto máximo durante su breve liderazgo
en 1982-1983), a pesar de que ahora está frente a un nuevo juicio debido a
errores de procedimiento antes de su condena original. Aun así, la sentencia
inicial de Ríos Montt dio esperanza a los críticos de Molina quienes alegan que
él también estuvo implicado en el genocidio y debe ser llevado ante la
justicia, y que la única manera de hacerlo es que él sea removido de la
Presidencia que ha ocupado desde el2011, despojado de su inmunidad legal
vigente, y llevado a juicio.
Golpeado por el Big Brother
El colapso de la mayor parte del gobierno y las acusaciones de que su recalcitrante
y aislado líder participó previamente en el genocidio de un país debe ser
noticia lo suficientemente grave como para justificar la atención del mundo,
pero esto no es el caso de Guatemala. Los EE.UU están haciendo todo lo posible
para desviar la atención internacional lejos de esta crisis y enfocarla hacia aquellas
políticamente más 'útiles' como el fantasma de la “agresión rusa” porque quiere
salir ileso de las asociaciones que se establezcan entre los EE.UU y el cada
vez más deslegitimado Molina, que en realidad es un cercano aliado
estadounidense. El objetivo de los EE.UU de ganar los “corazones y las mentes” de
la región se cae de bruces cuando está ligado íntimamente con un gobierno tan
corrupto como ha resultado ser el de Pérez Molina, y no sólo eso, sino que los
EE.UU quiere evitar cualquier escrutinio de sus relaciones históricas con el
país que revelará su reiterada e inescrupulosa naturaleza.
Todos los países de América Latina han tenido problemas con los EE.UU en
algún momento u otro, pero el sufrimiento de Guatemala es sintomático de todo
lo experimentado por la región. Guatemala se convirtió en la primera víctima de
la Guerra Fría en la zona cuando la CIA derrocó al Presidente Jacobo Árbenz
Guzmán en 1954, marcando su segundo golpe de Estado exitoso después de Irán el
año anterior. El único "pecado" del líder guatemalteco fue tratar de
implementar políticas de izquierda que amenazaban los intereses de la United
Fruit Company, que a su vez lo acusó de ser un "comunista secreto" y
agitó por su derrocamiento inmediato. Con
el fin de vender este cuento a Washington, la compañía contrató los servicios
de Edward Bernays, el “padre de las relaciones públicas” y autor de fama
mundial de la guía de 1928 para, adivínenlo, "Propaganda". Tuvo tanto
éxito en su campaña de información que él y sus asociados, incluso publicaron
un libro sobre "The Engineering Of Consent" o "La ingeniería del
consentimiento" tan sólo un año después del derrocamiento de Árbenz.
En los años siguientes, de 1960-1966, Guatemala se encontraría atrapada en
una mortífera guerra civil apoyada por Estados Unidos en donde Washington apoyó
firmemente al gobierno que estaba llevando a cabo su genocida purga
“anti-comunista”. Incluso se puede argumentar que el “firme respaldo” de los
EE.UU a todos los gobiernos latinoamericanos de derecha durante esa sangrienta
época de la Guerra Fría, fue un legado duradero de la magníficamente eficaz campaña
de propaganda que Bernays más temprano había emprendido con la invención de la
inexistente “amenaza comunista”. Cuando la violencia patrocinada por el Estado
de Guatemala por fin terminó, el país estaba en una situación mucho peor que
antes. Aparte de las insondables pérdidas humanas que infligió, la guerra civil
afianzó la posición de la oligarquía dinástica que Árbenz había tratado de desmantelar. Este coloso
imponente de corrupción y los intereses corporativos se entrecruzan en las manos
de un pequeño número de familias altamente posicionadas que forman el núcleo de
la élite del país, y es este contexto socio-económico que sentó las bases para
la crisis actual.
Crece la marea rosa
El establishment de la política exterior de Estados Unidos se ha puesto
nervioso por la Revolución guatemalteca debido a sus posibles repercusiones
regionales. He aquí por qué el Departamento de Estado está ansioso:
La alternativa izquierdista
El izquierdismo inspirado por Chávez es una fuerza real en la política
latinoamericana, y muchos manifestantes creen que representa la única solución
realista a los problemas de Guatemala.
El verano latino
Las protestas contra la corrupción ya se han extendido a Honduras, donde
miles de personas marcharon la semana pasada contra el Presidente, y
potencialmente podría extenderse a El Salvador. Si tienen éxito en sus
revoluciones, entonces el llamado "Triángulo del Norte" que sustenta
el control de los EE.UU sobre América Central podría verse en dificultades.
La expansión del TLCAN estaría
en peligro
La estrategia de Estados Unidos para la participación en Centroamérica (US Strategy For
Engagement In Central America) prevé "la vinculación de
Centroamérica a una América del Norte integrada" (un eufemismo para la
expansión del TLCAN), pero si el "Triángulo del Norte" experimenta una
serie de revoluciones populares de izquierda (el “Verano Latino”), entonces sus
nuevos gobiernos probablemente rechazarían esta senda del desarrollo unipolar y
miren hacia los BRICS en su lugar. Sin embargo, aun así no será fácil para
ellos, ya que el primer golpe de Obama fue derrocar al presidente hondureño
Manuel Zelaya en 2009, y lo más probable es que va a recurrir a subterfugios
similares si es necesario una vez más detener el ascenso de políticos de
izquierda en América Central.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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