martes, 14 de julio de 2020

Se configura un nuevo acto de corrupción: el antiviral fabricado en Estados Unidos se comprará sobrefacturado

Los guatemaltecos lo damos por descontado, es decir, de todos es sabido las mañas con que se mueven en los círculos burocráticos del Estado Guatemalteco.


SE CONFIGURA UN NUEVO ACTO DE CORRUPCIÓN:
EL ANTIVIRAL FABRICADO EN ESTADOS UNIDOS
SE COMPRARÁ SOBREFACTURADO


Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político

Los guatemaltecos lo damos por descontado, es decir, de todos es sabido las mañas con que se mueven en los círculos burocráticos del Estado Guatemalteco, una especie de república larvaria, que no logra romper el capullo para transformarse en una bella mariposa que vuele libre e independiente. No podemos salir de nuestra condición de gusano, pupa o ninfa. En esa condición animal nos debatimos desde hace más de medio siglo (no se aburran por ser reiterativo con los 65 años de dictadura nacional).

A ningún pueblo, quizá, ha hecho tanto daño la dependencia como a Guatemala. Vivimos en Guatemala sobre los escombros del pasado, sobre lo que dejó el anticomunismo y la sinrazón, sobre las ruinas que creó la traición, sobre la basura que arrojaron los ultraderechistas a la dignidad nacional y sobre el odio y la violencia que terminó dominando a los sueños de vivir en paz, comiendo de manera modesta pero sin aguantar hambre, habitando casas de adobe y teja donde nos hemos cobijado con tibio sentido humano y vistiendo años atrás con dos mudas de ropa, pero ropa nueva, varas de manta y gabardina compradas en los “almacenes” de los chinos manchures como don Ramón León de León. Ropa humilde que olía a nueva cuando se traía del sastre o la costurera y no la “rica variedad” de ropa usada “americana” de paca oliendo a desinfectante o a insecticida. Y comiendo humildes nuestros frijoles con tortillas de maíz, nuestros quesos frescos y cremas de vacas alimentadas con pastos silvestres y no con la abundancia de concentrados y forrajes transgénicos. Cuando no éramos egoístas y nos alegrábamos del éxito de los demás, cuando era escasa la codicia y abundante el deber y la solidaridad entre los pobres… ¡Qué mal vivimos hoy en Guatemala! Todo por tener, porque se nos ha asignado la condición de país periférico, de país dependiente, de patio trasero, de ser un país de mierda como El Salvador y Honduras. Pero pareciera que eso hemos querido en estos 65 años. Ser un país de mierda. De ciudadanos de mierda de cabeza agachada. Damos esa impresión  y ojalá no fuera así.

Hoy pasó lo último. El 10 de julio de 2020, o sea hace apenas cuatro días, la Embajada Rusa, el Parlamento Centroamericano, el PARLACEN y la Compañía Farmacéutica Chromis, por medio de la plataforma ZOOM presentó para América Latina y de manera especial para América Central el medicamento antiviral ruso de nombre Avifavir, coadyuvante efectivo en el tratamiento del Covid-19, dándole los rusos prioridad a los más países más vulnerables por no decir más desgraciados del mundo. En Rusia 30,000 pacientes fueron tratados exitosamente en diferentes regiones del país más grande del mundo e inequívoca potencia científica, política y militar del mundo. Este excelente medicamento ruso lo han solicitado ya 51 naciones de la Comunidad de Estados Independientes, Europa y el sur de Asia. De indubitable eficacia en el tratamiento médico, se hizo acreedor (asunto nada fácil por cierto) del Registro del Ministerio de Salud de Rusia.

Pero vean lo que sucedió con Guatemala con su avanzada ciencia médica y sus premios nobeles en química, del Ministerio de Salud Pública de Guatemala, el cual emitió un comunicado descalificador, aseverando entre otras cosas, la poca fiabilidad de la investigación de los hombres de ciencia rusos (jajaja) y la eficacia del medicamento. Y muy preocupados los funcionarios de salud dominados por el prejuicio ideológico pero disfrazando el pronunciamiento de sincera preocupación médica afirmaron lo siguiente: (…) el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala está comprometido con el uso de medicamentos respaldados con evidencia científica. No sé si sea cierto, pero el pronunciamiento fue revisado y corregido por El Taquero en la cárcel de Pavón y en el Congreso por Felipao Alejos. ¡Juar! Los sanitarios guatemaltecos no quisieron quedar mal con las farmacéuticas gringas ni con Trump, pues con los rusos no se puede eso de la sobrefacturación y qué gracia tiene, pues, dice Felipao, hacer negocios para el pueblo donde a uno no le quede nada…





Publicado por La Cuna del Sol

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Da tanta pena ver hasta donde ha llegado la corrupción en nuestro país. La vida de los guatemaltecos no vale nada para estas voraces aves de rapiña y traidores del pueblo. Saludos Luciano y muchas gracias.

Unknown dijo...

Gracias Don Luciano por ser la voz del Pueblo