martes, 27 de octubre de 2020

Chile avanza hacia una nueva era

El camino para derogar la constitución pinochetista todavía seguiría siendo cuesta arriba. Ese cambio institucional no se ve nada fácil, pero al menos, el primer round ha sido ganado por el pueblo chileno.

 

CHILE, EL PAÍS DEL DESARROLLO DE FICCIÓN,
AVANZA CON EL “APRUEBO” HACIA UNA NUEVA ERA



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

El desarrollo no es crecimiento. Chile es un país que quisieron exhibirlo los neoliberales de la Escuela de Chicago como el modelo de progreso, de la prosperidad y de la democracia en América Latina. Un país estable, dedicado al trabajo, a la excelencia en la producción y a punto, muy cerquita, de acceder al peldaño del desarrollo, de ser parte de las naciones del Primer Mundo. Muchos pacatos se creyeron eso, sobre todo si su fuente de información era la prensa hablada y televisiva de los grandes medios hegemónicos. Pusieron las supuestas bondades de ese sistema inhumano en la bien iluminada marquesina de la demagogia, con el espejismo cosmético de la superficialidad. Al interior, la realidad era otra cosa.

Hollando la tierra profunda del Chile, sobre todo la Patagonia, el mundo era frío y oscuro. El desarrollo no aparecía en esas regiones extremo meridionales de Chile donde, el concepto de desarrollo, o sea ese impulso civilizador integral, en lo social, en lo político y en lo económico; pues, sencillamente, no aparecía por ningún lado. El extremo sur de Chile es la región de la marginación, el ostracismo, el racismo y la negación misma de una nacionalidad, que los patagones heridos y lastimados por ese Estado oligárquico por siempre, los hizo no sentirse chilenos y no sé cuál haya sido el porcentaje de participación de los mapuches y patagones en el plebiscito de Apruebo y cuánto realmente les importa ese proceso.

La nación chilena no es una sola, la de los ladinos de Santiago o Valparaíso que, por supuesto, es la más conocida y al mismo tiempo concentra el poder político y económico. Resolver todas esas contradicciones fundamentales y apremiantes del Chile Real avanzó un poco con los resultados favorables del Apruebo para dar el primer paso, todavía incierto, para desmantelar ese terrible legado de casi medio a partir del golpe de 1973 contra Salvador Allende, que legó indigno Augusto Pinochet. Chile, pues, es un país atrasado, como todos los de América Latina, con matices diferenciales en las marquesinas que les gusta exhibir a los sistemas capitalistas dependientes y que, ciertamente, lo exhiben como desarrollo para los incautos.

Muchos lelos profesores de economía desde la cátedra inconsciente o manipuladoramente hablaban las más exquisitas bondades de la vía chilena para el desarrollo.  Eso nunca existió. Fue la Gran Utopía del siglo XX y los dos primeros decenios del siglo XXI. Chile está muy lejano del concepto amplio de la igualdad: ni de género, ni económica, ni social, ni educativa, ni, ni…ni…ni … en Chile hace falta todo y sobra, cuando no, la arrogancia de sus clases poseedoras que se imaginaron que ellos y todos los chilenos vivían en el paraíso, en ese paraíso de país donde viven millones de personas en la extrema pobreza.

Ahora bien, ganar el pueblo de Chile con 78.2 de los votos es un logro significativo, tal como dijera el presidente del Servicio Electoral, el señor Patricio Santamarina: (…) nunca había votado tanta gente en el país. Fueron 7.4 millones de electores que desde tempranas horas abarrotaron los centros de votación. Nadie prácticamente se quedó en casa en calidad de espectador. Las personas de todas las edades, aptos o no para votar, se dejaron escuchar por calles, avenidas y plazas de una u otra manera, antes, en el momento y después de la votación.

El camino para derogar la constitución pinochetista todavía seguiría siendo cuesta arriba. Ese cambio institucional no se ve nada fácil, pero al menos, el primer round ha sido ganado por el pueblo chileno. Hay que ir nuevamente a las urnas el 11 de abril de 2021 para integrar la Asamblea Constituyente, ese es el procedimiento normal en el Derecho Constitucional de todo el mundo, pues ya algunas izquierdas desorientadas andan viendo chompipes en bicicleta, enredando las cosas, para luego echarlas a perder. Hay que estar alerta, por supuesto que sí, pero no montarnos en esa paranoia del cuadro psicótico de las artimañas. Ese tipo de izquierdas que luego terminan aliándose con las derechas son muy especializados en que cundan falsas alarmas. Y la derecha, pues, más delirante para los trucos.

En fin, esperamos que el nuevo texto constitucional chileno esté listo, nuevecito en papel e ideas para abril de 2022. Ahora el camino para los activistas democráticos sanos, no los paranoicos, tendrá que ser el trabajo profundo de concienciación con el pueblo chileno para que salga de nuevo masivamente a votar para el nuevo plebiscito de agosto del 2022 que legitimará su aprobación. Mientras tanto deben cuidarse de los lobos con piel de oveja, ya que el resultado del 78.2, le puso ablandador a Piñera cuando declaró: (…) exhorto a la madurez, a la responsabilidad, a la estabilidad y al respeto a los derechos humanos!!! Cara dura como la losa. Con esa gente, sí, que hay que tener cuidado.




Publicado por La Cuna del Sol

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