Monsanto, la transnacional estadounidense de la agroindustria que promueve
el uso de los OGM, sufrió un nuevo revés internacional a manos de las organizaciones
populares guatemaltecas que unidas en rechazo del complot del gigante del agronegocio, presionaron
incansablemente a los corruptos congresistas de Guatemala que casi en secreto
habían aprobado una ley que favorecía lo intereses de la multinacional de los
transgénicos, hasta obligarlos a derogarla ya que iba en contra de los
intereses de los pequeños productores de alimentos, quienes con la aprobación de
esa nefasta ley quedarían a merced del poder monopolista de Monsanto ejercido a
través de la propiedad intelectual sobre las semillas de una gran variedad de
cultivos, entre ellos el milenario maíz, base de la dieta alimentaria de la mayoría
del pueblo guatemalteco. Esta muy significativa victoria de las organizaciones
populares de Guatemala, un país acostumbrado a la desesperanza y a ser
pisoteado a cada rato por la clase gobernante, es un rayo de esperanza, una indicación
de que no todo está perdido. Es además una lección de que cuando se organiza y se lucha con decisión
en torno a una causa común dejando de lado intereses particulares y la
necesidad de figurar grandes cambios se pueden lograr.
LA FUERZA DEL PODER POPULAR PUSO
CONTRA LAS CUERDAS A LOS
CORRUPTOS
DIPUTADOS GUATEMALTECOS
Por Luciano Castro Barillas
Los venales diputados guatemaltecos que son totalmente negociables y por
cierto a no tan alto precio, pues están siempre en oferta como abarrotes de
supermercado, cumplen al parecer el mismo destino de los diputados hondureños,
que según dijera el turco Zemurray a mediados del siglo XX, “eran más baratos que una mula y menos
inteligentes que ellas”; acaban de sufrir una aparatosa derrota después de
haber promulgado, casi en secreto, una ley que favorecía a la transnacional
norteamericana Monsanto, conocida en todo el mundo por impulsar los cultivos
transgénicos y que ha sido defenestrada en Chile, Argentina, Costa Rica, México
y ahora en Guatemala, por los enormes riesgos que entraña para la salud humana
especies vegetales manipuladas genéticamente. Fue necesario que los alcaldes
alternativos de Sololá -los de las
comunidades indígenas- tomaran las
principales carreteras del altiplano para que los diputados empezaran a pensar
que habían hecho mal con sus representados, sin embargo, persistían en hacerse
los desentendidos y su indiferencia, que avanzó a la displicencia; se vio
contenida de pronto cuando les explotó en la cara por todos los medios de
comunicación tradicionales y alternativos la trampa que habían orquestado con
la transnacional Monsanto en contra de los intereses nacionales.
Ninguno de los diputados ni de los dos partidos mayoritarios -LIDER y PATRIOTA- se hacían cargo del desaguisado aduciendo
amnesia inmediata y alegando en su defensa de manera cínica y desaprensiva no
enterarse “debidamente” de la ley
aprobada! Es el no va más de la irresponsabilidad no digamos política, sino
laboral; porque esta clase de personas no son políticos, sino una
caterva de mafiosos que han encontrado en ese quehacer tan detestable en Guatemala -el ser diputado, alcalde o presidente- la forma de pasar la vida bien, con dinero y
con una amplia cohorte de incondicionales a los cuales les lanzas migajas
despreciables pero que les garantizan la reproducción de un sistema que tiene
sumidos a amplios sectores de la sociedad en la extrema pobreza.
La presión popular los sentó en sus curules y a regañadientes en un
principio y después francamente asustados se dispusieron, lanzándose los platos
de las recriminaciones a la cara, a derogar una ley nociva y antipatriótica de
franco perjuicio al conjunto de la sociedad. Pero como las mañas andan en ese
nauseabundo recinto a la orden del día, el partido oficial y su principal
contendor, el Líder, querían apropiarse del beneficio de ser los derogadores de
ese monstruosidad parlamentaria y hacer trabajo de imagen como “defensores del pueblo” con propósitos
electorales, su astucia oportunista no prosperó ante tanta presión popular y no
les quedó tiempo de preparar sus subterfugios embaucadores y ambos partiduchos
se quedaron sin el plato y sin la cena.
El pueblo de Guatemala sumido en la desesperanza de articular un movimiento
político con perspectiva de poder popular, ojalá sea receptivo a lo sucedido el
día de ayer, que vino a demostrar la fuerza del pueblo cuando las fuerzas
sociales se aglutinan y no pelean por la figuración, dado que hasta el
magisterio nacional dio su apoyo (un
gremio vinculado casi exclusivamente a reivindicaciones gremialistas por aumento de salario). La lección política por
aprender es la siguiente: que la unidad del pueblo es la fuerza transformadora
de la realidad y que solo la incompetencia política puede seguir insistiendo en
la división, en una sociedad ya lo suficientemente dividida. La izquierda
podría más adelante articularse si asimila la lección de ayer, asunto
improbable, por los personalismos, hegemonismo y sectarismos de que está
plagado las formaciones de izquierda en Guatemala. Ojalá se aprendieran las lecciones, porque
estos movimientos espontaneístas tienen sus ventajas y pueden conducirse hacia
un órgano unitario de conducción y dirección política, en tanto se tenga la
suficiente lucidez para comprenderse de esa manera.
Publicado por LaQnadlSol
USA.
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