viernes, 5 de septiembre de 2014

Presión popular obliga a diputados guatemaltecos a derogar ley que favorecía a Monsanto

Monsanto, la transnacional estadounidense de la agroindustria que promueve el uso de los OGM, sufrió un nuevo revés internacional a manos de las organizaciones populares guatemaltecas que unidas en rechazo del complot del gigante del agronegocio, presionaron incansablemente a los corruptos congresistas de Guatemala que casi en secreto habían aprobado una ley que favorecía lo intereses de la multinacional de los transgénicos, hasta obligarlos a derogarla ya que iba en contra de los intereses de los pequeños productores de alimentos, quienes con la aprobación de esa nefasta ley quedarían a merced del poder monopolista de Monsanto ejercido a través de la propiedad intelectual sobre las semillas de una gran variedad de cultivos, entre ellos el milenario maíz, base de la dieta alimentaria de la mayoría del pueblo guatemalteco. Esta muy significativa victoria de las organizaciones populares de Guatemala, un país acostumbrado a la desesperanza y a ser pisoteado a cada rato por la clase gobernante, es un rayo de esperanza, una indicación de que no todo está perdido. Es además una lección  de que cuando se organiza y se lucha con decisión en torno a una causa común dejando de lado intereses particulares y la necesidad de figurar grandes cambios se pueden lograr.


LA FUERZA DEL PODER POPULAR PUSO
CONTRA LAS CUERDAS A LOS CORRUPTOS
DIPUTADOS GUATEMALTECOS


Por Luciano Castro Barillas

Los venales diputados guatemaltecos que son totalmente negociables y por cierto a no tan alto precio, pues están siempre en oferta como abarrotes de supermercado, cumplen al parecer el mismo destino de los diputados hondureños, que según dijera el turco Zemurray a mediados del siglo XX, “eran más baratos que una mula y menos inteligentes que ellas”; acaban de sufrir una aparatosa derrota después de haber promulgado, casi en secreto, una ley que favorecía a la transnacional norteamericana Monsanto, conocida en todo el mundo por impulsar los cultivos transgénicos y que ha sido defenestrada en Chile, Argentina, Costa Rica, México y ahora en Guatemala, por los enormes riesgos que entraña para la salud humana especies vegetales manipuladas genéticamente. Fue necesario que los alcaldes alternativos de Sololá  -los de las comunidades indígenas-  tomaran las principales carreteras del altiplano para que los diputados empezaran a pensar que habían hecho mal con sus representados, sin embargo, persistían en hacerse los desentendidos y su indiferencia, que avanzó a la displicencia; se vio contenida de pronto cuando les explotó en la cara por todos los medios de comunicación tradicionales y alternativos la trampa que habían orquestado con la transnacional Monsanto en contra de los intereses nacionales.

Ninguno de los diputados ni de los dos partidos mayoritarios  -LIDER y PATRIOTA-  se hacían cargo del desaguisado aduciendo amnesia inmediata y alegando en su defensa de manera cínica y desaprensiva no enterarse “debidamente” de la ley aprobada! Es el no va más de la irresponsabilidad no digamos política, sino laboral; porque esta clase de personas no son políticos, sino una caterva de mafiosos que han encontrado en ese quehacer tan detestable en Guatemala  -el ser diputado, alcalde o presidente-  la forma de pasar la vida bien, con dinero y con una amplia cohorte de incondicionales a los cuales les lanzas migajas despreciables pero que les garantizan la reproducción de un sistema que tiene sumidos a amplios sectores de la sociedad en la extrema pobreza.

La presión popular los sentó en sus curules y a regañadientes en un principio y después francamente asustados se dispusieron, lanzándose los platos de las recriminaciones a la cara, a derogar una ley nociva y antipatriótica de franco perjuicio al conjunto de la sociedad. Pero como las mañas andan en ese nauseabundo recinto a la orden del día, el partido oficial y su principal contendor, el Líder, querían apropiarse del beneficio de ser los derogadores de ese monstruosidad parlamentaria y hacer trabajo de imagen como “defensores del pueblo” con propósitos electorales, su astucia oportunista no prosperó ante tanta presión popular y no les quedó tiempo de preparar sus subterfugios embaucadores y ambos partiduchos se quedaron sin el plato y sin la cena.

El pueblo de Guatemala sumido en la desesperanza de articular un movimiento político con perspectiva de poder popular, ojalá sea receptivo a lo sucedido el día de ayer, que vino a demostrar la fuerza del pueblo cuando las fuerzas sociales se aglutinan y no pelean por la figuración, dado que hasta el magisterio nacional dio su apoyo  (un gremio vinculado casi exclusivamente a reivindicaciones gremialistas por  aumento de salario). La lección política por aprender es la siguiente: que la unidad del pueblo es la fuerza transformadora de la realidad y que solo la incompetencia política puede seguir insistiendo en la división, en una sociedad ya lo suficientemente dividida. La izquierda podría más adelante articularse si asimila la lección de ayer, asunto improbable, por los personalismos, hegemonismo y sectarismos de que está plagado las formaciones de izquierda en Guatemala.  Ojalá se aprendieran las lecciones, porque estos movimientos espontaneístas tienen sus ventajas y pueden conducirse hacia un órgano unitario de conducción y dirección política, en tanto se tenga la suficiente lucidez para comprenderse de esa manera.







Publicado por LaQnadlSol
USA.

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