Alexandr Zinovyev escribió
en cierta ocasión, “los teóricos, los políticos y los medios de comunicación
occidentales están, como siempre, absolutamente convencido de que su sistema es
el mejor”, nuevos y fuertes actores con una visión alternativa han surgido y
esto no puede ser ignorado dentro de un mundo unificado. La misión política
global que Vladimir Putin ha asumido sugiere fuertemente que Rusia jugará un
papel principal en la creación de una nueva arquitectura global.
UNA EXCEPCIÓN AL
EXCEPCIONALISMO
DE LOS ESTADOS UNIDOS (III)
Por Valery Fadeev (Rusia)
El mito del aislamiento
Gran parte de los medios internacionales afirman que la conducta de Rusia
durante la crisis en Ucrania ha aislado al país, convirtiéndolo en paria, y que
todo el mundo civilizado se ha apartado de Rusia en desdén. ¿Es esto realmente
así?
Baste recordar los resultados de la votación sobre la resolución anti-rusa
de la Asamblea General de las Naciones Unidas inmediatamente después de que
Ucrania se reunificara con Rusia. En ese momento los estadounidenses fueron
capaces de forzar la resolución. Un centenar de naciones votaron a favor y sólo
11 se manifestaron en contra de ella. Sin embargo, resulta que en realidad
había 93 países que no apoyaron la resolución -uno de los representantes se
olvidó de presionar su botón, otro estaba en la cafetería en ese momento, y
otro ni siquiera asistió a la discusión. Dos tercios de los habitantes del
planeta viven en esos 93 países -y los representantes de las dos terceras
partes de la humanidad no se opusieron a Rusia y no apoyaron a los Estados
Unidos.
Otro episodio se produjo durante la reciente cumbre de los BRICS en Brasil.
Y a pesar de que las reuniones entre los líderes de esos países son ahora
bastante comunes, vale la pena señalar lo que pasó después de la cumbre. Los
líderes de todos los países de América Latina -la mayoría de los cuales son
vistos como poco más que vasallos americanos- se reunieron en Brasil. Estos
países querían ser parte de una nueva organización internacional con una visión
a la que pueden suscribirse, una organización con Vladimir Putin como su
timonel moral.
E incluso ahora, con la crisis en Ucrania en un punto álgido, no existe
solidaridad en Europa con relación al apoyo a las sanciones contra Rusia. Creo
que la propuesta de “aislar a Rusia de todo el mundo”, en esencia, no es más
que un truco propagandístico.
¿Por qué tantos se sienten atraídos a Rusia? Hace dos años, me vi envuelto
en conversaciones con varios prominentes eruditos europeos que estuvieron
involucrados en el trabajo del Foro de Política Global Yaroslavl. Les pregunté
si pensaban que sería posible crear un foro de debate de categoría mundial en
Rusia. Su respuesta fue sorprendente. Todos ellos afirmaron que un lugar que
podría servir como una alternativa a los foros occidentales como Davos, sólo se
podría crear en Rusia. Rusia sería el único destino que los representantes de
todos los países encontrarían aceptable y sería el país más adecuado para construir
una agenda alterna no occidental.
En busca de una nueva agenda
¿Qué señales están emanando del Presidente Putin con respecto a una nueva
agenda? ¿Cómo esta él considerando la cuestión de la modificación del sistema
mundial y en base a qué principios? Lo que sigue es mi interpretación, basado
en las declaraciones públicas de Vladimir Putin.
En primer lugar, es muy claro a lo que Putin se opone, cuales son las acciones
que él considera son contraproducentes y perjudiciales.
Él está en contra de la
imposición de un régimen político de “democracia”. Este tipo de imposición parece nunca haber tenido éxito. Los países
tienen diferentes orígenes y culturas, y cada uno se mueve de acuerdo a su
propio ritmo histórico. Los intentos en diseñar forzosamente una institución
son inherentemente arriesgados. “Protegiendo” de manera poco metódica derechos como la
libertad de expresión por lo general resulta en la pérdida de otros derechos
fundamentales, como el derecho a la vida o el derecho al trabajo. En esta
materia, países como China, que está dirigido por su Partido Comunista, e Irán,
con su régimen islámico, están del lado de Rusia.
Él está en contra de la
intervención en los asuntos internos de otro país a menos que sea claramente justificado. En los últimos años hemos visto que la
intervención a menudo destruye las infraestructuras del país y lleva al
desastre.
Putin está en contra del
nuevo imperialismo que destruye la soberanía de los Estados -que resulta en países debilitados que no pueden defender sus
intereses en un mundo global en el que los principales actores establecen las
reglas del juego. Al igual que durante el “viejo” período del imperialismo, los
países debilitados se desarrollan lentamente y no pueden liberarse de las
ataduras de la dependencia, mientras que al final los beneficios van a los
fuertes. Sobre esta cuestión Rusia puede encontrar aliados entre los países de
bajos ingresos, así como entre muchos intelectuales de izquierda, incluso entre
las naciones occidentales.
Él está en contra del
racismo social. Trate de
averiguar cuántas personas han muerto durante la guerra de Irak. Usted puede
encontrar fácilmente información sobre el número de soldados muertos y heridos
de los EE.UU y sus aliados. Pero únicamente existen estimados de las bajas
iraquíes, que varían casi un 1,000%, desde 150,000 muertos a más de un millón.
Nadie está contando el número de iraquíes que han sido asesinados, ni tampoco
alguien lo está planeando. Occidente trata a muchos países hoy en día de la
misma manera que trató a los “aborígenes” durante la época colonial, aunque esa
relación está ahora revestida con una fina capa de tolerancia. Pero estas
personas no son aborígenes. Irak es Mesopotamia, la cuna de la civilización.
Irán, que fue reprimido cruelmente hasta hace poco, es Persia, con una historia
que se remonta a muchos miles de años. China, un país que occidente
correctamente evita tratar de aleccionar, es una nación de varios miles de años
de antigüedad.
En segundo lugar, Putin apoya la diplomacia
multilateral y el establecimiento de redes complejas dentro de las cuales
los gobiernos pueden interactuar unos con otros. Por un lado, estas redes
permitirían que los diferentes intereses sean tomados en cuenta, mientras se
buscan compromisos complejos y se reduce el riesgo de la confrontación. El
mesianismo estadounidense, que les impide admitir a alguien como su igual, es inapropiado
en este contexto. Así fue, por cierto, cómo se creó la Unión Europea. Esa
entidad puede ser criticada desde muchos ángulos diferentes, pero nadie podría
argumentar que el riesgo de una guerra dentro de la UE no es menor de lo que
siempre ha sido.
En tercer lugar, Putin parece pensar que una entidad debe ser construida, una
que haga posible buscar un equilibrio de
intereses, en lugar de un equilibrio de poder al estilo del siglo 19. El
simple hecho es que, la mayoría de los estados serían tratados más justamente
por ese tipo de entidad.
Y en cuarto lugar, nuevas
instituciones internacionales como el Banco BRICS necesitan ser creadas las
cuales operarían sobre nuevos principios y reemplazarían las viejas
instituciones creadas por Occidente para gestionar la economía mundial, principalmente
en su propio beneficio.
En resumen, la era de la dominación
en conformidad con el concepto de excepcionalismo estadounidense está llegando
a su fin. Y aunque, como el filósofo soviético y disidente Alexandr Zinovyev
escribió en cierta ocasión, “los
teóricos, los políticos y los medios de comunicación occidentales están, como
siempre, absolutamente convencido de que su sistema es el mejor”, nuevos y
fuertes actores con una visión alternativa han surgido y esto no puede ser
ignorado dentro de un mundo unificado. La misión política global que Vladimir
Putin ha asumido sugiere fuertemente que Rusia jugará un papel principal en la
creación de una nueva arquitectura global.
Valery Fadeev es el editor en jefe de la revista rusa
EXPERT, miembro de la Cámara Cívica de la Federación de Rusia.
Fuente original: Expert
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