Parece que Guatemala está bajo el conjuro de un hechizo maligno
urdido por seres en colusión con el mismo demonio, o quién sabe si desde el bajo
mundo Maya las sombras de los Brujos de Xibalba estén
desatando su furia vengadora por todas los actos de injusticia cometidas a lo
largo de toda la historia guatemalteca en contra de la etnias Mayas. No creo en
esas cosas; brujerías, hechicerías, fumadas del puro etc etc. Pero ante la
inhabilidad para explicar racionalmente el por qué de tantas calamidades, el
por qué de tantas desgracias, que el pobre país de Guatemala experimenta sin
cesar, uno no puede dejar de pensar, aunque sin lógica alguna, en la existencia
de algún entierro. Un muñeco que semeja el trasquilado mapa nacional incrustado
de alfileres por todas partes, como el causante de todos los males que sufre el
país.
Y es que
prácticamente no existe un momento de solaz en medio de las tribulaciones en
las que vive atrapada la mayoría del pueblo guatemalteco. Ni siquiera, el pasa
tiempo nacional, el futbol con su flamante y “renovada” selección nacional o
mejor dicho “verguenza nacional,” pueden brindarle a ese sufrido pueblo un
momento de genuina alegría. Pues resulta difícil que uno se alegre ante el
triste espectáculo futbolístico exhibido por la selección nacional, que aunque
le gano a un equipo que más sabe de cricket, lo hizo con más pena que gloria,
mostrando una vez más el calamitoso estado del futbol nacional.
Hoy en día hablar
de Guatemala es: Evocar imágenes de un país, en donde La Madre Naturaleza
constantemente arremete con su furia destructiva arrasando a su paso con todo,
sumiendo al país en más atraso y miseria. Es evocar imágenes de políticos
inescrupulosos que han convertido la política en un circo de lo absurdo al
grado de haber vuelto al estado en un ente inoperante, incapaz de atender las
más urgentes necesidades del pueblo. Es evocar imágenes de una clase política
inconsecuente, corrupta é incompetente. Es evocar imágenes de un sistema,
político, económico y social corroído hasta el tuétano, injusto, discriminador,
explotador, clasista y excluyente. Es evocar imágenes de un estado al servicio
de las clases privilegiadas que siempre han visto y tratado al país como su propia
finca y al pueblo como su sirviente. Es evocar imágenes de criminales de toda
ralea quienes amparados bajo el manto de impunidad que les protege hasta tienen
el cinismo de postularse, y ganar con el consentimiento del indolente pueblo,
cargos de elección popular.
Hoy en día hablar
de Guatemala es: Evocar imágenes de candidatos a la presidencia arrastrando
acusaciones de haber cometido crímenes de lesa humanidad o de ser capos del
narcotráfico. Es evocar imágenes de pandillas del crimen organizado quienes en
contubernio con las autoridades cometen toda clase de fechorías seguros de que
el manto de impunidad bajo el cual se protegen no permitirá que la ley los
alcance. Es evocar imágenes de “maras,” jóvenes resentidos sociales, que no pudiendo canalizar su furia en contra
del sistema que los ha convertido en criminales la arremeten en contra del
pobre é indefenso pueblo. Es evocar imágenes de linchamientos y linchadores, que
desesperados ante la inoperancia de las autoridades deciden tomar la justicia
en sus propias manos, haciendo efectivo aquel refrán que reza; “la voz del pueblo
es la voz de dios.”
Hoy en día hablar
de Guatemala es: Evocar imágenes de hambre y desnutrición, de niños que parecen
osamentas vivientes. Es evocar imágenes de ignorancia, de analfabetismo, con
niño y jóvenes que ven en los “Zetas” el ejemplo a seguir. Es evocar imágenes de
una juventud inerme desconectada de la realidad nacional durmiendo bajo la
neblina soporífera de Lady Gaga. Es evocar imágenes de campesinos desalojados y
despojados del derecho a tenencia de sus tierras ancestrales, por un estado
corrupto al servicio de los intereses económicos de la clase oligárquica terrateniente. Es evocar
imágenes de decenas de personas que habiendo sido víctimas de un sistema
económico injusto, depredador y excluyente no tienen más remedio, ante la
terrible urgencia de la necesidad que causa la miseria, el verse obligados a
emigrar hacia el Norte en busca de mejores oportunidades sin quizás percibir
que en su trayecto muchos trágicamente
se desvanecerán para siempre.
Hablar de
Guatemala es: Evocar imágenes de tragedia y de dolor. Es evocar imágenes de
calamidad y de catástrofe. Es evocar imágenes de un estado fallido. Es evocar
imágenes de una maldición.
Marvin Najarro
Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario