RESEÑA
El articulista Juan Carlos Lemus, piensa y siente como millones de
guatemaltecos, presos de la desesperanza ante una Patria que se cae en pedazos.
Le lastima la indiferencia y le indigna
-para usar el término puntual en los tiempos de la miseria globalizada-
la corrupción de los políticos nacionales que conchabados en los mismos
intereses antipatrióticos de siempre, destruyen a la Nación Guatemalteca en un
condenable juego de apariencias y sucios intereses. Guatemala es percibida sin
futuro inmediato para las personas honradas, sin embargo, todo interés espurio
o riqueza avasallante llega a su fin. Todo lo que acontece de mal en Guatemala
es la precuela del fin de un
sistema totalmente injusto e inoperante. Más temprano que tarde, el mundo y
nuestra patria será mejor. El artículo “Pellizcos y mordiscos”, es una
opinión, más que periodística, un sentimiento ciudadano. Este artículo es, pues, un reclamo hacia el
esperpento de debate político protagonizado por Otto Pérez Molina y Manuel
Baldizón, ambos granujas politiqueros del tinglado nacional. Luciano Castro Barillas.
PELLIZCOS Y MORDISCOS
Pérez y Baldizón terminarán del brazo, como comadres, pero
antes “pelean” mostrándose el dedo.
Por: Juan Carlos Lemus
Los debates entre candidatos
a la Presidencia evidencian solo una sucia gota de todo el charco; tuberías
adentro, los contendientes guardan toneles de mentiras y descomposición. Pese a
todo, uno de los dos -Otto Pérez o
Manuel Baldizón- alcanzará la
presidencia. Será como el cielo administrado por el marqués de Sade. La
Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por un cerdo. El Premio Nobel de la Paz
concedido a un mono colorado y terrorista como George Bush. Un pederasta a
cargo de un jardín de niños.
Mejor sería un combate en vez de un debate; una lucha a
muerte entre dos delincuentes de esos que se enrollan la chaqueta en un brazo y
con el otro intentan apuñalarse. Podrían deleitarnos con una emocionante
batalla cuerpo a cuerpo, desnudos y previamente azuzados con chile cobanero. Está
de moda la pelea en jaula. Eso sí, el réferi no sería el simpático Jorge
Gestoso, menos todavía la tendenciosa y superficial periodista Patricia Janiot,
de CNN en español -esa cadena mundial
sesgada y altamente subjetiva- , sino un hooligan drogado y con púas de bulldog
alrededor del cuello.
Hoy el mundo convulsiona, camaradas. Hacia Italia,
Londres, Grecia, los países Árabes o Estados Unidos, hacia donde apunte nuestro
dedo sobre el mapamundi, allí hay un hervidero de manifestantes furiosos. En
Guatemala, en cambio, sin anarquía, pero con alta frustración, experimentamos
impotencia ante dos candidatos que se desafían de mentiritas, mostrándose el
dedo y la lengua, que se dan pellizcos y mordiscos. Cuando uno de los dos gane,
veremos cómo se protegen y hacen negocios juntos (si no es que ya los tienen).
Si en verdad quisieran hacerse daño, ya se lo habrían
hecho. En el reciente debate organizado por la Asociación de Gerentes de
Guatemala, el periodista Gestoso dio a Baldizón la oportunidad de hablar sobre
el pasado militar de Pérez, un tema encendido porque todos sabemos que se le
imputa el haber cometido crímenes de lesa humanidad. Baldizón respondió que él
y su agrupación política “ven hacia el futuro”, “no ven al pasado”.
Entonces, ¿por qué llevó documentos del pasado para culpar a Pérez Molina de
haber despedido a cientos de miles de soldados? Era el momento de Baldizón para
satisfacer el hambre nocaut que tienen las organizaciones de Derechos Humanos, mas fue cobarde. O muy listo para pelear de verdad con su futuro compadre.
De igual manera Pérez Molina perdió la oportunidad de
exponer por qué se liga a Baldizón con el narcotráfico y el crimen organizado;
solamente lo arañó como a la gente más le gusta, cuestionándole su relación con
la UNE. Pedirles algo más sustancioso, programas de gobierno y caballerosidad
es demasiado para dos personas que no tienen estatura política ni personalidad.
La devastación es total. Vamos en picada. Esas
discusiones acaban en manoseo, en tanto que mucha gente hasta se balea por
ellos.
Una de las frases más despreciables y al mismo tiempo de
las más acertadas es ésta: “Cada país tiene el gobierno que se merece”.
Pero, como dijo hace pocos días Ricardo Arjona: “Si cree que no se lo merece,
debe hacer lo necesario para cambiarlo”.
¡Pero cómo, dinos cómo, camarada de las cinco décadas; yo
ya hice mi propuesta, hace una semana! Propone tú también algo camarada.
Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.
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