miércoles, 26 de octubre de 2011

Guatemala, Tierra de Grandes Atletas


Y no es para menos! Sentirse contento en Guatemala en estos días parecería ser una hazaña o un asunto de malabaristas, pues las cosas están tan mal en todos las esferas de la vida nacional, que tener uno el sentido de la normalidad es de por si un logro de grades magnitudes. Pero de repente, en medio de tantas calamidades y sin que nadie ni siquiera remotamente lo atisbara, surge lo inesperado: Tres jóvenes guatemaltecos de eminente extracción popular; de la provincia; de los barrios marginales; del campo, pero con el enorme orgullo de ser guatemaltecos de corazón y sin mayores pretensiones más que la entrega y el  sacrifico por esa tierra que llamamos patria, desde Guadalajara, México. En una épica jornada digna de los grandes atletas,  le han brindado a la sufrida Guatemala un triunfo sin parangón y una alegría inconmensurable que ni en lo más recóndito de nuestras ilusiones esperábamos los guatemaltecos. JAMY, MIRNA Y ERIK, el cielo y la tierra Chapines les felicitan y agradecen por tan excelso triunfo. Salud! Y que la gloria sea para ustedes.
A continuación La Cuna del Sol, con todo el rigor y mordacidad propias del profesor Luciano Castro Barillas, le da curso a la siguiente nota periodística alusíva a dicho evento.----Marvin Najarro








 GUATEMALA ES TIERRA DE GRANDES ATLETAS LOS 
QUE NO SIRVEN SON LOS DIRIGENTES DEPORTIVOS


Por Luciano Castro Barillas


 El triunfo de los marchistas, Jamy Franco de 20 años, Mirna Ortiz de 24 y Erick Barrondo, un corajudo jovencito de una aldea de Santa Cruz Verapaz, nos ha llenado de un desbordado contento y satisfacción como guatemaltecos, un país signado por el oportunismo, la descalificación, la corrupción, la violencia y la miseria. El entusiasmo, como un amanecer luminoso, se instaló debidamente en nuestros corazones después de tanta mujer descuartizada con que nos horrorizan a diario, luego de tanto diputado gángster que hará estragos en la institucionalidad del país y la moribunda democracia; al rato de tanto alcalde ladrón que ve en el erario municipal la oportunidad de ingresar al exclusivo grupo de los potentados y al instante de tanta indiferencia e ineficiencia de los administradores del Estado, sin obviar claro está, el desempleo, las inundaciones y su secuela de destrucción material y humana; la ubicua y desagradable presencia de dos candidatos presidenciales para la segunda vuelta que ni licuados ambos hacen una aceptable persona. Contra toda esa negatividad y realidad catódica, la alegría cundió en este pueblo asolado por la amargura y el cotidiano desencanto, cuando tres muchachos de origen humilde (una de ellas creció en una de las zonas rojas de la ciudad, la zona 18), de extracción popular y de hogares donde no florece, precisamente, la abundancia y las comodidades. Cuando los vimos triunfantes, compitiendo contra atletas de países con mejores apoyos que los brindados por el nuestro, tuvimos un lento proceso de asimilación. Y no era para poco: habían hecho el uno dos y Barrondo en hombres hacía lo propio. Lo de los marchistas fue único, apoteósico, porque de principio a fin, sin vacilar un momento, con toda la certeza en sus piernas, conquistaron las medallas de oro y plata desde los primeros pasos. Realmente fue un triunfo arrollador, sin paliativos, espectacular, nunca visto en la historia del deporte nacional. En su humildad, una de ellas, dijo que “no tenía conciencia que nosotras éramos las más fuertes”, por los eternos conflictos de baja autoestima de los guatemaltecos, quien el palo y muerte de tanta dictadura nos ha hecho seres inseguros e inconsistentes. Sin embargo, este triunfo no puede ser atribuido a las autoridades del deporte guatemalteco, esa gente mediocre sólo son estorbo, atraso, entorpecimiento y mezquindad en todas las expresiones de la vida y del deporte, al punto, solo para citar un ejemplo, que el profesor cubano y entrenador de los marchistas, Rigoberto Medina (Maca), sufre el regateo una y otra vez los términos de su contrato de trabajo gracias a los idiotas que dirigen la Federación de Atletismo. Lo devengando por el profesor Medina es modesto si se compara con los salarios devengados por los directores técnicos de la selección mayor de fútbol que, realmente, lo único hecho en los últimos 40 años ha sido llenar de frustraciones a los guatemaltecos, sobre todo a los jóvenes, con sus resultados de pesadilla y de definitivos buenos para nada. Los millones de quetzales de los contribuyentes guatemaltecos echados a perder solo ha servido para crear una cohorte de directivos mañosos, empezando por el señor Salguero, quien en su alto cargo en la FIFA, ha hecho de las suyas en algunas decisiones muy cuestionables relacionadas con el manejo de dinero, no obstante, sigue en el cargo. Por supuesto, como todo truhán, es muy probable que haya logrado desvanecer los cargos en su contra, como sucede con todos los delincuentes de cuello blanco. El colmo de los directivos de la Federación de Fútbol es que las disputas internas de ese mundillo de porquerías en que se ha transformado esa institución, no hizo posible la participación de la Sub 20 que tan buen papel hizo en el Mundial Juvenil de Colombia. El mundo de los directivos del deporte guatemalteco es una apestosa cloaca donde el dinero es el motivo sublime de la presencia de esos desaprensivos sujetos en esas instituciones. Lo que no es nada insólito en nuestra querida Guatemala donde hasta una ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia está en el bote por un hecho criminal de alto impacto.  El fútbol tiene indudablemente un enorme poder de seducir multitudes pero para Guatemala hace ya varios años es un mal negocio, una pésima inversión. Debemos cambiar de símbolo nacional deportivo ya que el fútbol no está condiciones de continuar siéndolo, pues por su número resulta altamente oneroso para un país con la miseria financiera como el nuestro, que de hecho, vive de la caridad internacional. 

Hagamos lo de Cuba, cuyo fútbol es intrascendente, pero cosecha medallas y campeones en otras disciplinas deportivas. Quitémosle el abundante dinero a la Federación de Fútbol de Guatemala por sus miserables resultados en más de 40 años. No se puede seguir despilfarrando el dinero nacional en tan menesterosos resultados. Es muy probable que la depuración de las instituciones del deporte guatemalteco se logre cuando carentes o con limitados fondos y no teniendo nada que agarrar, estas personas vividoras y atorrantes  (auténticos huevones virtuales y orondamente bien acomodados) se larguen y hagan un gran favor sin su presencia a la Patria y al Deporte Nacional.

El agotamiento de la paciencia nacional contra esos directivos va por el camino de la defenestración, pues llegará el momento luego de tanto abuso, que sean lanzados por las ventanas del Palacio de los Deportes, porque como a los diputados, el pueblo sencillamente ya no los aguanta. Serán colgados, como dijera hace ya muchos años el poeta Otto René Castillo, por la ira incontenible del pueblo.






Publicado por Marvin Najarro
CT, USA.

                

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