viernes, 19 de abril de 2013

ALEGRÓN DE BURRO



La orden de la CC fue cumplida y no hay tampoco en lo resuelto por la jueza Flores en relación con la jueza Jazmín Barrios, ninguna relación de subordinación administrativa. Son funcionarias judiciales al mismo nivel y como el exhorto de la jueza Flores es ilegal, la jueza Barrios, sencillamente, no le hará caso porque trae el feo aroma de resolución corrupta que no salió, precisamente,  de una profunda disquisición o reflexión jurídica, sino de la cloaca del sistema jurídico guatemalteco donde las ideas jurídicas vuelven a su lugar de origen: son ideas políticas, por sobre todas las cosas. Alegrón de burro para el energúmeno de la Iglesia Verbo, pero la verdad que no estaría mal que el proceso se alargue por unos tres años para que no pueda dormir ni estar tranquilo, …



ALEGRÓN DE BURRO
PARA EL GENOCIDA RÍOS MONTT


Por María de los Ángeles Roca

Las pésimas actuaciones judiciales de la jueza Patricia Flores no son un secreto para nadie. Todas sus actuaciones de administración de “justicia” están signadas por el entredicho, la sospecha, la maña y la evidente falta de profesionalismo, si entendemos que ser profesional, no es solo disponer de una licencia en leyes para ejercer el derecho, una maestría o un doctorado. Ser profesional, en cualquier profesión, es ante todo y sobre todo, actuar con responsabilidad y con más rigor en el campo del derecho, donde la verdad y la justicia debiera estar por encima de todo, para que el valor supremo de la justicia equidad (dar a cada cual lo que le corresponde) haga posible la paz entre los hombres, en la sociedad. Todo funcionario judicial debiera ser una persona íntegra, honrada e ilustrada por la ley en su técnica y su doctrina. Un ciudadano educado, pues, en pocas palabras. Pero no es el caso de la mayoría de profesionales del derecho guatemaltecos (desgraciadamente no es la minoría) que hacen del formalismo extremo de la ley su inspiración y su causa. Eso es exactamente lo que ha ocurrido con la resolución de la nefanda abogada Flores, la cual obviando, simplificando, el dolor de 1700 víctimas ixiles, pretende ser justa, pero con el victimario, ese viejo decrépito genocida que con poco disimulada y cínica sonrisa piensa que se saldrá con la suya al verse favorecido por una resolución controversial que pretende retrotraer el proceso judicial de Ríos Mott hasta el año 2011. No es exactamente así ni puede ser así, ni debiera ser así. Por encima de lo taxativo de la ley, de lo estrictamente formal, está la sana, expeditiva y amplia crítica de esa misma ley. Por economía procesal (economía en tiempo y dinero, porque no poca cosa está costando a los contribuyentes guatemaltecos este juicio que lleva ya un mes) por la opinión pública no tanto nacional sino internacional, por las buenas costumbres, por la paz social y por el mínimo de decencia personal y profesional, el juicio no se puede anular. El juicio por genocidio en Guatemala  (que es el primero en América) es de interés de toda la comunidad internacional y de Naciones Unidas en especial. Es un caso que dejó de ser doméstico y se volvió trascendental, de interés de todas las naciones civilizadas del mundo por la magnitud del agravio y la necesidad impostergable  (30 años de espera para llevar a juicio a los dos criminales señeros) de castigar a los responsables de tal atrocidad, que revestidos por los poderes tradicionales de este misérrimo país, tremolaban la bandera de la impunidad y la insolencia. Se trata de un alegrón de burro, de una falsa ilusión, para los calcificados callos del genocida y su corazón de baja estofa, pues la resolución no está en firme y lleva implícita dos cuestiones, dos principios jurídicos importantes: temporalidad, porque cumplida la orden de la Corte de Constitucionalidad  que obligó al tribunal a recibir las pruebas de descargo de los procesados, todo lo demás indicado por la corrupta jueza Flores, es asunto de su cosecha personal, es decir, una extralimitación de sus funciones, que serán nulas ipso jure (por ley), pues sencillamente no puede ser de otra manera si es que en los magistrados que integran la Corte de Constitucionalidad (tan venida a menos) hay un mínimo de decencia y del profesionalismo que hablamos en líneas anteriores. La jueza Carol Patricia Flores ocupará, para la historia de las actuaciones judiciales del seudosistema de justicia guatemalteco, un lugar distinguido en el mundo de la infamia y la desvergüenza. La orden de la CC fue cumplida y no hay tampoco en lo resuelto por la jueza Flores en relación con la jueza Jazmín Barrios, ninguna relación de subordinación administrativa. Son funcionarias judiciales al mismo nivel y como el exhorto de la jueza Flores es ilegal, la jueza Barrios, sencillamente, no le hará caso porque trae el feo aroma de resolución corrupta que no salió, precisamente,  de una profunda disquisición o reflexión jurídica, sino de la cloaca del sistema jurídico guatemalteco donde las ideas jurídicas vuelven a su lugar de origen: son ideas políticas, por sobre todas las cosas.

Alegrón de burro para el energúmeno de la Iglesia Verbo, pero la verdad que no estaría mal que el proceso se alargue por unos tres años para que no pueda dormir ni estar tranquilo, ya que no son poca cosa 1095 días para estar en el mismo rollo. Que termine loco por la presión, eso espero.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!

1 comentario:

Anónimo dijo...

alegron de burro fue para todos los payasos que hicieron un circo de la sala de vistas!!!