jueves, 18 de abril de 2013

¿SE VOLVIERON OPOSITORES?



(…) el Chavismo sin su líder dejo de  ser atractivo, entonces sin fuertes convicciones políticas e ideológicas revolucionarias y mediatizados -siempre lo han estado- por los medios de comunicación que controla la burguesía deciden sin ninguna objeción de sus conciencias irse al bando contrario, pues les parece que el líder de la oposición, aun cuando es su enemigo de clase, está mejor que el otro para gobernar. Es cuestión de apreciaciones subjetivas y aquí no hay nada de racionalizaciones reivindicativas que correspondan con la lucha de clases. Siempre han sido un instrumento de la burguesía a la que obedientemente le sirven, aunque sean los eternos marginados y desposeídos que esta ha producido.



¿SE VOLVIERON OPOSITORES O
QUE VAINA PASO?


¿Los Chavistas se volvieron opositores o que vaina pasó? Esa es la principal interrogante que plantea un articulista en el sitio web de Aporrea tratando de hilar la lógica que explique la fuga de un millón de votos, en tan solo seis meses, que fueron a parar a la oposición. Después plantear varias interrogantes más, sobre las particularidades o características de los votantes como posibles razones que llevaron a la debacle del Chavismo, (porque tristemente, no se le puede llamar de otra manera) en las elecciones del 14 de abril,  el articulista deja para nuestra consideración una última interrogante: o ¿Serán ciudadanos y ciudadanas pensantes, no militantes de ningún partido político electoral y quienes votan por quien les da su realísima gana y mejor represente sus particulares intereses?.

Asumimos que son ciudadanos que piensan únicamente en sus propios intereses, no como clase consciente de su papel revolucionario.

En todo proceso revolucionario, y el bolivariano no es la excepción, existen y existirán “revolucionarios”  que les gusta posicionarse o identificarse con lo que está de moda, en este caso era el Chavismo con Chávez, el Chavismo sin su líder dejo de  ser atractivo, entonces sin fuertes convicciones políticase ideológicas revolucionarias y mediatizados -siempre lo han estado- por los medios de comunicación que controla la burguesía deciden sin ninguna objeción de sus conciencias irse al bando contrario, pues les parece que el líder de la oposición, aun cuando es su enemigo de clase, está mejor que el otro para gobernar. Es cuestión de apreciaciones subjetivas y aquí no hay nada de racionalizaciones reivindicativas que correspondan con la lucha de clases. Siempre han sido un instrumento de la burguesía a la que obedientemente le sirven, aunque sean los eternos marginados y desposeídos que esta ha producido.

Ludovico Silva en su excelente ensayo, Teoría y práctica del pensamiento socialista, analiza (dentro del contexto de la lucha de clases en los países latinoamericanos) la cuestión de las clases marginales que están casi totalmente desvinculadas del aparato productivo capitalista y a quienes algunos revolucionarios le hablan como si se tratara de proletarios, es decir una clase directamente engranada en ese aparato.

Se pregunta Ludovico Silva: (…) si los marginados no pertenecen al aparato productivo, ¿en qué medida puede decirse que son explotados, en qué medida son productores de plusvalía? Para explicarme este fenómeno yo me inventé hace años una categoría de inspiración marxista, que bauticé la plusvalía ideológica. Yo no sé, porque ningún crítico se ha tomado la molestia de decírmelo, si ese constructo intelectual tiene alguna utilidad práctica; pero mientras no me digan lo contrario, yo seguiré caracterizando la plusvalía que producen los marginados como plusvalía ideológica, es decir, como trabajo psíquico excedente cuyo producto va a beneficiar directamente al sistema capitalista, no sólo desde el punto de vista meramente ideológico, sino lo que es más grave, desde el punto de vista material. Pues, en nuestros tiempos, la extracción de plusvalía material tiene su soporte en la extracción de plusvalía ideológica. El capitalismo material necesita del capitalismo ideológico, que puede definirse como la acumulación de conciencias y lealtades ideológicas hacia el sistema, lo cual redunda en beneficio material para el mismo. Es la gran labor que cumplen en nuestro medio los medios de comunicación. No pongo este caso sino a manera de ejemplo de cómo, a mi juicio, deben entender los revolucionarios la vinculación entre la teoría y la práctica. …

Si aceptamos como válida la teoría del autor -para el caso venezolano-  entonces muy fácilmente, quizás, podríamos concluir que el millón de Chavistas que migraron a la oposición encajan dentro de esa plusvalía ideológica, perfectamente trabajada por el aparato propagandístico de la burguesía, cuyo trabajo psíquico excedentario beneficia directamente al sistema capitalista.

Un Chavista inconforme y quien se pasó a la oposición se expresó de esta manera:

“Yo apoyé la revolución. Hizo grandes cosas, como ayudar a los pobres a tener una educación y salir de la pobreza. Esos eran programas muy buenos. Hace varios años empecé a darme cuenta como la inflación estaba destruyendo al país, como Venezuela con todo su petróleo y riqueza se estaba endeudando. ¿Cómo es posible? Tal grado de corrupción, mal manejo e impunidad. Ya no podía seguir apoyando eso. Fue entonces que decidí pasarme a la oposición”.

Chávez entendía perfectamente ese tipo de conducta de los marginados sin fuertes convicciones políticas e ideológicas revolucionarias y haciendo uso de todos sus recursos de gran comunicador social y enorme carisma hizo todo lo que pudo por captar la atención de ese grupo y hacerlo parte del proceso revolucionario. Pero Chávez comprendía la dificultad de convencer a una masa expuesta a más de una centuria de transculturización que ha minado la capacidad de reacción política de generaciones de venezolanos. Aun así Chávez logró convencer a esa masa que en cada elección votaban por él no así en las elecciones regionales donde simplemente se abstenían de votar o lo hacían por la oposición.

Ausente Chávez del escenario político y aunado a esto las fallas de la dirigencia política de la revolución, más el enorme poderío y capacidad de convencimiento de la oposición, la tarea que se le presenta ahora a la dirigencia revolucionaria y al presidente Maduro es de grandes proporciones. No es hora de lamentos y de buscar y señalar culpables de la debacle del pasado 14 de abril, es el momento de la reflexión profunda y consciente, de reconocer que se ha fallado en la solidificación del proceso revolucionario que depende de la voluntad de los votantes. Esta ha sido una revolución democrática cuyas mayores batallas se han peleado y ganado en las urnas con el poder del voto popular como arma, por lo tanto se hace urgente y necesario impedir que se erosione la base de la revolución -el 50.8%- hay que mantenerla y ampliarla, hay que empoderarla para que se convierta en la punta de lanza de todo el proceso revolucionario. Es hora de trabajar en un plano concreto y real, el triunfalismo y la arrogancia son narcotizantes que, como ya lo hemos visto, son muy peligrosos. Hay que reafirmar el edificio del proyecto de la revolución  porque la próxima vez no será un temblor, será un cataclismo y entonces se jode Venezuela y nos jodemos todos aquellos que en el mundo tenemos grandes esperanzas en el triunfo de la Revolución Bolivariana. Chávez no está más, pero su sacrificio personal y su legado no hay que desperdiciarlo.



¡Chávez Vive, la lucha sigue por siempre!


¡El socialismo se conquista peleando hasta vencer!









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!

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