(…) el Chavismo sin su líder dejo de ser atractivo, entonces sin fuertes
convicciones políticas e ideológicas revolucionarias y mediatizados -siempre lo
han estado- por los medios de comunicación que controla la burguesía deciden
sin ninguna objeción de sus conciencias irse al bando contrario, pues les
parece que el líder de la oposición, aun cuando es su enemigo de clase, está
mejor que el otro para gobernar. Es cuestión de apreciaciones subjetivas y aquí
no hay nada de racionalizaciones reivindicativas que correspondan con la lucha
de clases. Siempre han sido un instrumento de la burguesía a la que
obedientemente le sirven, aunque sean los eternos marginados y desposeídos que
esta ha producido.
¿SE VOLVIERON OPOSITORES O
QUE VAINA PASO?
¿Los Chavistas se volvieron opositores o que vaina pasó? Esa es la principal
interrogante que plantea un articulista en el sitio web de Aporrea
tratando de hilar la lógica que explique la fuga de un millón de votos, en tan
solo seis meses, que fueron a parar a la oposición. Después plantear varias
interrogantes más, sobre las particularidades o características de los votantes
como posibles razones que llevaron a la debacle del Chavismo, (porque tristemente,
no se le puede llamar de otra manera) en las elecciones del 14 de abril, el articulista deja para nuestra consideración
una última interrogante: o ¿Serán
ciudadanos y ciudadanas pensantes, no militantes de ningún partido político
electoral y quienes votan por quien les da su realísima gana y mejor represente
sus particulares intereses?.
Asumimos que son ciudadanos que piensan únicamente en sus propios
intereses, no como clase consciente de su papel revolucionario.
En todo proceso revolucionario, y el bolivariano no es la excepción,
existen y existirán “revolucionarios” que les gusta posicionarse o identificarse con
lo que está de moda, en este caso era el Chavismo con Chávez, el Chavismo sin
su líder dejo de ser atractivo, entonces
sin fuertes convicciones políticase ideológicas revolucionarias y mediatizados
-siempre lo han estado- por los medios de comunicación que controla la burguesía
deciden sin ninguna objeción de sus conciencias irse al bando contrario, pues
les parece que el líder de la oposición, aun cuando es su enemigo de clase,
está mejor que el otro para gobernar. Es cuestión de apreciaciones subjetivas y
aquí no hay nada de racionalizaciones reivindicativas que correspondan con la
lucha de clases. Siempre han sido un instrumento de la burguesía a la que
obedientemente le sirven, aunque sean los eternos marginados y desposeídos que
esta ha producido.
Ludovico Silva en su excelente ensayo, Teoría
y práctica del pensamiento socialista, analiza (dentro del contexto de la
lucha de clases en los países latinoamericanos) la cuestión de las clases marginales
que están casi totalmente desvinculadas del aparato productivo capitalista y a
quienes algunos revolucionarios le hablan como si se tratara de proletarios, es
decir una clase directamente engranada en ese aparato.
Se pregunta Ludovico Silva: (…) si
los marginados no pertenecen al aparato productivo, ¿en qué medida puede
decirse que son explotados, en qué medida son productores de plusvalía? Para
explicarme este fenómeno yo me inventé hace años una categoría de inspiración
marxista, que bauticé la plusvalía ideológica. Yo no sé, porque ningún crítico
se ha tomado la molestia de decírmelo, si ese constructo intelectual tiene
alguna utilidad práctica; pero mientras no me digan lo contrario, yo seguiré
caracterizando la plusvalía que producen los marginados como plusvalía
ideológica, es decir, como trabajo psíquico excedente cuyo producto va a
beneficiar directamente al sistema capitalista, no sólo desde el punto de vista
meramente ideológico, sino lo que es más grave, desde el punto de vista
material. Pues, en nuestros tiempos, la extracción de plusvalía material tiene
su soporte en la extracción de plusvalía ideológica. El capitalismo material
necesita del capitalismo ideológico, que puede definirse como la acumulación de
conciencias y lealtades ideológicas hacia el sistema, lo cual redunda en
beneficio material para el mismo. Es la gran labor que cumplen en nuestro medio
los medios de comunicación. No pongo este caso sino a manera de ejemplo de
cómo, a mi juicio, deben entender los revolucionarios la vinculación entre la
teoría y la práctica. …
Si aceptamos como válida la teoría del autor -para el caso venezolano- entonces muy fácilmente, quizás, podríamos concluir
que el millón de Chavistas que migraron a la oposición encajan dentro de esa
plusvalía ideológica, perfectamente trabajada por el aparato propagandístico de
la burguesía, cuyo trabajo psíquico excedentario beneficia directamente al
sistema capitalista.
Un Chavista inconforme y quien se pasó a la oposición se expresó de esta
manera:
“Yo apoyé
la revolución. Hizo grandes cosas, como ayudar a los pobres a tener una
educación y salir de la pobreza. Esos eran programas muy buenos. Hace varios
años empecé a darme cuenta como la inflación estaba destruyendo al país, como
Venezuela con todo su petróleo y riqueza se estaba endeudando. ¿Cómo es
posible? Tal grado de corrupción, mal manejo e impunidad. Ya no podía seguir
apoyando eso. Fue entonces que decidí pasarme a la oposición”.
Chávez entendía perfectamente ese tipo de conducta de los marginados sin
fuertes convicciones políticas e ideológicas revolucionarias y haciendo uso de
todos sus recursos de gran comunicador social y enorme carisma hizo todo lo que
pudo por captar la atención de ese grupo y hacerlo parte del proceso
revolucionario. Pero Chávez comprendía la dificultad de convencer a una masa
expuesta a más de una centuria de transculturización que ha minado la capacidad
de reacción política de generaciones de venezolanos. Aun así Chávez logró
convencer a esa masa que en cada elección votaban por él no así en las
elecciones regionales donde simplemente se abstenían de votar o lo hacían por
la oposición.
Ausente Chávez del escenario político y aunado a esto las fallas de la
dirigencia política de la revolución, más el enorme poderío y capacidad de
convencimiento de la oposición, la tarea que se le presenta ahora a la
dirigencia revolucionaria y al presidente Maduro es de grandes proporciones. No
es hora de lamentos y de buscar y señalar culpables de la debacle del pasado 14
de abril, es el momento de la reflexión profunda y consciente, de reconocer que
se ha fallado en la solidificación del proceso revolucionario que depende de la
voluntad de los votantes. Esta ha sido una revolución democrática cuyas mayores
batallas se han peleado y ganado en las urnas con el poder del voto popular
como arma, por lo tanto se hace urgente y necesario impedir que se erosione la
base de la revolución -el 50.8%- hay que mantenerla y ampliarla, hay que empoderarla
para que se convierta en la punta de lanza de todo el proceso revolucionario.
Es hora de trabajar en un plano concreto y real, el triunfalismo y la
arrogancia son narcotizantes que, como ya lo hemos visto, son muy peligrosos.
Hay que reafirmar el edificio del proyecto de la revolución porque la próxima vez no será un temblor, será
un cataclismo y entonces se jode Venezuela y nos jodemos todos aquellos que en
el mundo tenemos grandes esperanzas en el triunfo de la Revolución Bolivariana.
Chávez no está más, pero su sacrificio personal y su legado no hay que desperdiciarlo.
¡Chávez Vive, la lucha sigue por siempre!
¡El socialismo se conquista peleando hasta vencer!
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA. Auff!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario