(…) tanto Estados Unidos
como los gobiernos de los Estados miembros de la OTAN afirman que la presencia
militar de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán desempeñó un papel decisivo
para fomentar los derechos de las mujeres. El hecho es que aquellos derechos
fueron abolidos por el régimen talibán respaldado por Estados Unidos que llegó
al poder con el apoyo de Washington
DE AFGANISTÁN A SIRIA:
DERECHOS DE LA MUJER,
PROPAGANDA DE GUERRA Y CIA
Por Julie Lévesque
Global Research, April 09, 2013
Los derechos de la mujer se esgrimen cada vez más como un útil recurso para
nuevos planes imperialistas.
Los jefes de Estado occidentales, los altos cargos de las Naciones Unidas y
los portavoces militares elogiarán invariablemente la dimensión humanitaria de
la invasión de Afganistán de octubre de 2001 dirigida por la OTAN y Estados
Unidos, que supuestamente se llevó a cabo para luchar contra el fundamentalismo
religioso, ayudar a las niñas a ir a la escuela y liberar a las mujeres
sometidas al yugo talibán.
La lógica de esta dimensión humanitaria de la guerra de Afganistán es
cuestionable. Conviene recordar que desde el inicio de la guerra
afgano-soviética Estados Unidos apoyó a los talibán como parte de una operación
encubierta dirigida por la CIA.
Tal como lo describe la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán
(RAWA):
“Estados Unidos y sus aliados trataron de legitimar su ocupación militar de
Afganistán bajo la bandera de “traer la libertad y la democracia al pueblo
afgano”. Pero según hemos experimentado en las últimas tres décadas, con
relación al destino de nuestro pueblo el gobierno estadounidense considera en
primer lugar sus propios intereses políticos y económicos, y ha conferido poder
y equipado a las bandas fundamentalistas más traidoras, antidemocráticas,
misóginas y corruptas de Afganistán”.
Fue Estados Unidos quien instaló el régimen talibán en Afganistán en 1996,
una estrategia de su política exterior
que tuvo como resultado la desaparición de los derechos de las mujeres afganas:
“Según la NSDD 166 [Directriz de Decisión de Seguridad Nacional nº 166], la
ayuda estadounidense a las brigadas islámicas canalizada a través de Pakistán
no se limitaba a la ayuda militar de buena fe. Por medio de la Agencia
Estadounidense para Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés)
Washington también ayudó y financió el proceso de adoctrinamiento religioso
cuya finalidad era garantizar la desaparición de las instituciones laicas”
(Michel Chossudovsky, 9/11 ANALYSIS: From Ronald Reagan and the Soviet-Afghan
War to George W Bush and September 11, 2001, Global Research, 9 de septiembre
de 2010),
Estados Unidos financió generosamente las escuelas religiosas:
“La educación en Afganistán en los años anteriores a la guerra
afgano-soviética era en general laica. La educación encubierta estadounidense
destruyó la educación laica. La cantidad de escuelas religiosas (madrasas)
patrocinadas por la CIA aumentó de 2.500 en 1980 a más de 39.000 [en 2001]”
(Ibid).
Foto: Mujeres afganas hoy (Foto: AFP Photo / Shah Marai)
Foto: mujeres afganas en la década de 1970 antes de la intervención
dirigida por la CIA.
Algo que desconoce el público estadounidense, Estados Unidos difundió las
enseñanzas de la yihad islámica en libros de texto “made in America” elaborados
en la universidad de Nebraska:
“[…] Estados Unidos gastó millones de dólares para suministrar a las niñas
y niños afganos en edad escolar libros de texto repletos de imágenes violentas
y de enseñanzas militantes islámicas, que eran parte de los intentos
encubiertos de fomentar la resistencia a la ocupación soviética.
Los manuales, que estaban repletos discursos sobre la yihad y mostraba
dibujos de pistolas, balas, soldados y minas, han servido desde entonces como
principal programa de estudios de sistema escolar afgano…
La Casa Blanca defiende el contenido religioso afirmando que los principios
islámicos impregnan la cultura afgana y que los libros son absolutamente
acordes a la legislación y política estadounidense. Sin embargo, expertos legales
se preguntan si los libros violan una prohibición constitucional de emplear
dinero de los contribuyentes para promocionar la religión.
[…] Altos cargos de USAID afirmaron en varias entrevistas que dejaron
intacto el material islámico porque temían que los educadores afganos
rechazaran los libros que carecieran de una fuerte dosis de pensamiento
musulmán. La agencia quitó su logotipo de los libros y toda mención al gobierno
estadounidense, afirmó la portavoz de USAID Kathryn Stratos.
“El apoyar instituciones religiosa no es una política de USAID”, afirmó
Stratos, “pero continuamos con el proyecto porque el propósito principal es [.
. .] es educar a los niños, que es predominantemente una actividad laica”.
[…] Publicados en las lenguas afganas dominantes dari y pastún, los libros
de texto se crearon a principios de la década de 1980 gracias a una subvención
de USAID a la universidad de Nebraska-Omaha y su Centro para Estudios Afganos.
La agencia gastó 51 millones de dolares en programas de educación universitaria
en Afganistán de 1984 a 1994” (Washington Post, 23 de marzo de 2002).
Retrospectiva histórica
Antes de que los talibán llegaran al poder, las mujeres afganas tenían una
vida que en muchos sentidos era similar a la de las mujeres occidentales (véase
abajo las fotos):
Foto: Universidad de Kabul en la década de 1980.
En la década de 1980 Kabul era “una ciudad cosmopolita. Artistas y hippies
acudieron a la capital. Las mujeres estudiaban agricultura, ingeniería y
negocios en la universidad de la ciudad. Las mujeres afganas tenían empleos en
el gobierno”. Había parlamentarias y las mujeres conducían, viajaba y acudían a
citas sin tener que pedir permiso a ningún varón guardián.
Irónicamente, un artículo publicado en 2010 por Foreign Policy (2010), un
altavoz del Washington Post fundado por Samuel Huntington, confirma los
derechos de las mujeres tal como los describe la RAWA antes de la insurgencia yihadista
patrocinada por Estados Unidos:
Foto: “Cambio de clases en la universidad de Kabul. La matrícula se ha
duplicado en los últimos cuatro años”.
“El campus físico de la universidad de Kabul que se describe aquí no es muy
diferente hoy. Pero la gente sí lo es. En las décadas de 1950 y de 1960 los
estudiantes llevaban indumentaria occidental; hombre y mujeres jóvenes se
relacionaban entre sí con relativa libertad. Hoy las mujeres llevan la cabeza y
gran parte del cuerpo cubiertos, incluso en Kabul. En medio siglo hombres y
mujeres viven en mundo mucho más separados.
Foto: “Clase de biología, universidad de Kabul”.
En las décadas de 1950 y 1960 las mujeres podían emprender carreras
profesionales en campos como la medicina. Hoy las escuelas que educan a las
mujeres son el blanco de la violencia, mucho más que hace cinco o seis años.
Foto: “Tienda de discos”.
También había tiendas de discos, que llevaban el ritmo y la energía del
mundo occidental a los adolescentes de Kabul.
Foto: “Cientos de jóvenes afganas participan ellos programas Scout”.
Afganistán tuvo en una época Boy Scouts y Girl Scouts. En las décadas de
1950 y de 1960 estos programas eran muy similares a los estadounidenses, con
alumnos de la escuela elemental y primaria que aprendían a conocer las sendas
en la naturaleza, camping y seguridad pública. Pero las tropas de los Scout
desaparecieron completamente después de la invasión soviética a finales de la
década de 1970” (Mohammad Qayoumi, Once Upon a Time in Afghanistan…, Foreign
Policy, 27 de mayo de 2010).
El lector o lectora perspicaz se dará cuenta de la insidiosa desinformación
de las líneas anteriores. Inducen a creer que el liberal estilo de vida de las
mujeres afganas fue destruido por la Unión Soviética, cuando de hecho fue el
resultado del apoyo estadounidense a al-Qaeda y a los talibán. Tal como
reconoció el asesor de política exterior estadounidense Zbignew Brzezinski, la
acción de Moscú en apoyo al gobierno pro-soviético de Kabul fue para
contrarrestar la insurgencia islamista muyaidín apoyada de manera encubierta
por la CIA:
“En efecto, fue el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la
primera directriz de ayuda secreta a los oponentes al régimen pro-soviético en
Kabul. Y ese mismo día escribí una nota al presidente en la que le explicaba
que en mi opinión esta ayuda iba a inducir una intervención militar soviética
[…].
Esta operación secreta era una idea excelente. Tuvo el efecto de arrastrar
a los soviéticos a la trampa afgana, ¿y quiere usted que lo lamente? El día en
que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera escribí al presidente
Carter. Ahora tenemos la oportunidad de dar a la URSS su Guerra de Vietnam”
(The CIA’s Intervention in Afghanistan, Nouvel Observateur, 1998, Global
Research, 15 de octubre de 2001).
En 1982 el presidente Ronald Reagan incluso dedicó la lanzadera espacial
Columbia a los “luchadores de la libertad” islamistas en Afganistán apoyados
por Estados Unidos, es decir, al-Qaeda y los talibán:
“Del mismo modo que pensamos que el Columbia representa las mejores
aspiraciones del hombre en el campo de la ciencia y la tecnología, la lucha del
pueblo afgano representa las más altas aspiraciones del hombre a la libertad”.
Foto: Reunión de Ronald Reagan con los talibán en 1985: “Estos caballeros
(los talibán) son el equivalente moral a los padre fundadores de Estados
Unidos”.
Con todo, tanto Estados Unidos como los gobiernos de los Estados miembros
de la OTAN afirman que la presencia militar de Estados Unidos y la OTAN en
Afganistán desempeñó un papel decisivo para fomentar los derechos de las
mujeres. El hecho es que aquellos derechos fueron abolidos por el régimen
talibán respaldado por Estados Unidos que llegó al poder con el apoyo de
Washington.
La Red de Mujeres Sirias del
Departamento de Estado estadounidense
¿Que relación tienen la historia de las mujeres de Afganistán con los
derechos de las mujeres en Siria en el contexto de la crisis actual?
La guerra no declarada de Estados Unidos y la OTAN a Siria (2011-2013) en
apoyo de los rebeldes afiliados a al-Qaeda parece tener una lógica similar, a
saber, la destrucción de una educación laica y la desaparición de los derechos
de las mujeres.
¿Se enfrentarán las mujeres sirias al mismo lúgubre futuro al que se
enfrentan las mujeres afganas bajo el régimen talibán?
El pasado mes de enero “un grupo diverso de mujeres sirias” que afirmaba
“representar a los principales movimientos de oposición” asistió a una
conferencia de la que fue anfitriona la Red de Democracia de las Mujeres
[Women’s Democracy Network] (WDN) en coordinación con la Oficina de Asuntos
Globales de la Mujer del Departamento de Estado estadounidense en Doha, Qatar.
La WDN es una iniciativa del Instituto Republicano Intencional, muy
conocido por apoyar a disidentes de diferentes países que desafían el imperialismo
estadounidense. El Departamento de Estado estadounidense está utilizando
claramente los “derechos de las mujeres” como una herramienta y al mismo tiempo
está financiando a una “oposición” con vistas a minar el Estado laico y
finalmente instalar un gobierno islamista en Damasco.
La Red de Mujeres Sirias se formó en la conferencia patrocinada por Estados
Unidos donde se redactó una Carta “para garantizar que se incluye a las mujeres
en la resolución del conflicto y en la transición de su país”:
“Los participantes piden en la Carta derechos y representación iguales para
todos los sirios y exigen una participación igual para las mujeres en todos los
encuentros internacionales, en las negociaciones y en los comités de
elaboración del borrador de la constitución y de reconciliación, así como en
los organismos de gobierno electos. La Carta también incluye temas como la
prevención y persecución de actos de violencia contra las mujeres, el acceso a
la educación y la necesidad en general de la participación de las mujeres en la
resolución del actual conflicto al tiempo que se garantiza la futura
participación de las mujeres en la reconstrucción de Siria. También
participaron en la conferencia dirigentes del gobierno de Estados Unidos, que
pusieron de relieve su apoyo a la mujer siria [...] Carla Koppell, coordinadora
de Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional [USAID] aconsejó en sus observaciones: “Si el grupo más diverso
de mujeres logra encontrar una agenda común tendrá una fuerza enorme”” (Women
Demand Role in Syria’s Transition and Reconciliation, 28 de enero de 2013).
Foto: Monica McWilliams, fundadora de la Coalición de Mujeres de Irlanda
del Norte (izquierda) y la viceprimera ministra de Kosovo Edita Tahiri
(derecha) comparten sus experiencias con los participantes en la Conferencia de
Doha, Qatar, en la que un variado grupo de mujeres sirias representantes de los
principales movimientos de oposición en el país adoptaron la Carta de la Red de
Mujeres Sirias (Foto de wdn.org)
La primera paradoja impactante de esta conferencia es que se celebró en
Qatar, un país en el que, como mínimo, los derechos de las mujeres siguen
estando limitados. A mediados de marzo el gobierno de Qatar incluso expresó su
preocupación “por las referencias a los derechos sexuales y reproductivos de
las mujeres” contenidos en la Declaración de las Naciones Unidas de la Comisión
sobre el Estatuto de la Mujer denominada Eliminación y prevención de toda forma
de violencia contra mujeres y chicas jóvenes.
Segunda paradoja: USAID, que contribuyó a la desaparición de los derechos
de la mujer al promover el adoctrinamiento religioso en Afganistán, está
promoviendo ahora los derechos de la mujer para provocar un cambio de régimen
en Siria. Mientras tanto, Estados Unidos junto con Arabia Saudí y Qatar están
apoyando a grupos extremistas islamistas que luchan contra el gobierno laico
sirio. Algunas de las llamadas “zonas liberadas” de Siria están gobernadas ahora por extremistas
religiosos:
“La escuela religiosa wahhabi y los derechos de la mujer en una zona
‘liberada’ de Alepo gobernada por la ‘oposición’ respaldada por Estados Unidos
y Arabia Saudí [son] ‘una clara mejora’ si se compara con el sistema de
educación laica imperante en Siria” (Michel Chossudovsky, Syria: Women’s Rights
and Islamist Education in a “Liberated” Area of Aleppo, Global Research, 27 de
marzo de 2013).
En caso de que se instale en Damasco un régimen que actúe en nombre de
Estados Unidos, puede que los derechos y libertades de las mujeres sirias sigan
la misma “trayectoria de amenaza de las libertades” que la de las mujeres
afganas bajo el régimen talibán respaldado por Estados Unidos y que continúa
bajo la ocupación estadounidense y de la OTAN.
Julie Lévesque
Una versión anterior de este artículo fue publicada por RT Op-Edge
Traducido del inglés para
Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Julie Lévesque es periodista e investigadora del Centre
for Research on Globalization (CRG), Montreal. Fue una de los primeros
periodistas independientes que visitaron Haiti tras el terremoto de enero de
2010. En 2011 iba a bordo del“The Spirit of Rachel Corrie”, el único barco
humanitario que entró en las aguas territoriales de Gaza antes de que la armada
israelí disparara contra él.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA, Auff!
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