sábado, 13 de abril de 2013

La hija del tendero

Cada movimiento que ella hizo estaba cargado con negatividad; ella destruyó la industria manufacturera británica, ella odiaba a los mineros, odiaba las artes, … ella odiaba a los ingleses pobres  y no hizo nada por ayudarlos, … ella no tenía sentido común y no sentía afecto y hasta su propio gabinete la expulsó.
Thatcher únicamente será recordada por sentimentalistas quienes no sufrieron bajo su liderazgo, pero la mayoría de la gente trabajadora británica ya la han olvidado, y la gente de Argentina celebrará su muerte.


LA HIJA DEL TENDERO Y 
LA IRA POPULAR


Como era de esperarse y al poco tiempo de saberse de la muerte de la ex primera ministra británica, Margaret Thacher, todos los grandes medios de comunicación occidentales como el New York Times, The Guardian y otras publicaciones como The Economist, contrario al tratamiento que le dieron a Hugo Chávez después de su fallecimiento, (“astuto y manipulador”, “pavoneándose como un hombre fuerte” “asiduamente fomentó el odio de clases”) en coro y al unísono se dedicaron a entonar alabanzas de admiración y agradecimiento a la primera mujer que por tres términos consecutivos había gobernado a Inglaterra. Margaret Thacher, “la ‘Dama de Hierro” que puso a Gran Bretaña en una nueva senda”, “la líder que finalmente vio al capitalismo como un bien necesario”, “la mujer que en tiempos de paz encamino al país por la senda de la prosperidad”, “la combatiente de la libertad” etc., etc., fueron tan solo algunos de los titulares de los obituarios de estos medios de prensa con los cuales se le rendía tributo a la mujer que utilizo todos sus recursos para poner en bandeja de plata todas las empresas públicas de su país para el gran beneficio de los señores de las finanzas británicos. Pero de repente y sin que se lo esperaran la chusma hizo acto de presencia para arruinar la fiesta de despedida de la difunta Dama de Hierro y de paso, advertir sobre la inminente privatización del infierno.


Efectivamente la cruel chusma aguafiestas, los destituidos, desempleados y desamparados, las víctimas de la furia privatizadora y del libre mercado de la “hija del tendero” (para quien la economía era algo así como la tienda de una familia de clase media que trataba de balancear las cuentas de acuerdo a lo que el banquero insistía era necesario de cara a la caída de los salarios como consecuencia del incremento de los precios de los artículos de primera necesidad), salieron por miles a la calle para celebrar la partida (Ding Dong the Witch is Dead) de la persona que había arruinado su existencia al excluirlos de la sociedad de la que Thatcher haciéndose eco de las observaciones de la filósofa del objetivismo  Ayn Rand (“considero malvado ayudar a otros, el amor debe ser tratado como un asunto de negocios”) dijo, “no existe tal cosa llamada sociedad, únicamente individuos”. La filosofía de estas dos mujeres se puede resumir en las tres palabras de la película Wall Street: la ambición es buena.

Los expertos, comentaristas y toda la clase política, apologistas neoliberales y admiradores de la Señora Thatcher no lo podían creer, como era posible que la gente que tanto se había beneficiado de las políticas de Magie reaccionaran de esa manera, era un insulto, un abuso, un horror, ellos estaban en  estado de shock. ¿Esperaban acaso un masivo homenaje de despedida como el brindado a Chávez por el pueblo venezolano? Imposible, ella la Señora Thacher, como lo expresó el cantante Morrissey: “Cada movimiento que ella hizo estaba cargado con negatividad; ella destruyó la industria manufacturera británica, ella odiaba a los mineros, odiaba las artes, … ella odiaba a los ingleses pobres  y no hizo nada por ayudarlos, … ella no tenía sentido común y no sentía afecto y hasta su propio gabinete la expulsó”.

Para sus oponentes, de acuerdo a Denis Healey, canciller del Tesoro Público (Exchequer) en el gobierno de Harold Wilson, “La Pasionaria del Privilegio”, como el la llamaba, fue una mujer que despotricaba contra los males de la pobreza pero quien al mismo tiempo se mostró insensible y sin compasión hacia las penurias de los que no tenían nada. Sus políticas, decían sus oponentes, fueron crueles y miopes, ensanchó la brecha entre ricos y pobres y empeoró la situación de los más pobres.

Bautizada por los soviéticos, como la Dama de Hierro (después de pronunciar, en 1976, un discurso en el que hizo patente su hostilidad hacia ellos), sobrenombre del cual se sentía orgullosa y que en gran parte definió su carrera política como una persona de actuaciones rígidas e inflexibles y que consideraba el compromiso y el consenso como erróneos. Era una obstinada creyente en las bondades del libre mercado y del individualismo a ultranza influenciada por las ideas de economistas conservadores como Friederich von Hayek y Milton Friedman, quienes creían (Hayek) que la libertad económica y política eran inseparables y que las grandes cantidades de dinero que el gobierno invertía en la economía (Friedman) distorsionaban la fortaleza natural del mercado. Aunque poseía una maestría en química no era muy adepta a las grande teorías.

La conservadora Margaret Thatcher llegó al puesto de Primer Ministro en 1979 en medio del llamado “invierno del descontento” con huelgas que paralizaron al país durante el gobierno laborista de James Callaghan. Su ascenso ocurrió en el momento en que la estratagema neoliberal estaba en marcha. Ella no perdió tiempo, “he llegado al puesto con un intento deliberado, transformar Gran Bretaña de una sociedad dependiente a una que sea autosuficiente, de una nación que recibe todo a una que lo haga todo por ella misma”, así de esa forma expresó sus intenciones privatizadoras. La “hija del tendero” caracterizó los problemas del país como producto de la arrogancia de la clase trabajadora.

Bajo su mandato, la guerra declarada contra la clase trabajadora asumió un nuevo giro, ellos ya no eran vistos como empleados sino como consumidores y deudores. La industria domestica de Inglaterra recibió un golpe tras otro al ser cerradas miles de fábricas a lo largo de todo el país. En los primero días del gobierno de Thatcher más de 10,000 centros de trabajo se declararon en bancarrota a causa de las medidas de austeridad impuestas. Diciendo que le tomaría a Inglaterra muchos años para recuperase del desastre causado por el socialismo, la señora Thatcher advirtió que, “las cosas empeoraran antes de que mejoren”. El mismo argumento neoliberal usado hoy en día para justificar el asalto sobre la clase trabajadora y los servicio públicos.

Cuando la señora Thacher llegó al poder en 1979, Gran Bretaña había realizado enormes inversiones en el sector público por más de 100 años. Los gerentes financieros vieron esto como un enorme atractivo; convertir esos enormes monopolios públicos en la gallina de los huevos de oro de la que se enriquecerían los grande financistas. Un ejemplo fue la privatización a precio de regalía de la British Telephone y de subsecuentes vastos monopolios que ella hizo parecer como beneficiosos para el pueblo, en vez de las grandes instituciones financieras. La primera ministra Thatcher se convirtió en la gran animadora de lo que sería el más grande regalo del siglo, al transformar las ganancias de la Ciudad de Londres en la perdida de la economía industrial. Los señores de las finanzas británicos se convirtieron en elite dirigente que preside hoy en día el descenso dentro de la austeridad neoliberal.

De acuerdo al New York times, los éxitos políticos de la señora Thatcher a nivel local fueron decisivos. Ella resquebrajó el poder de las organizaciones sindicales y forzó al partido Laboral a abandonar sus compromisos con la industria nacionalizada, redefinir el papel del Estado en los programas de asistencia social y aceptar la importancia del libre mercado.

Aquí es importante señalar el tratamiento que recibieron las políticas de Chávez, orientadas en sentido contrario a las de Thatcher, por parte de la prensa liberal, el New York Times, por ejemplo, deplora la asistencia social a los pobres, como “irresponsables obras de caridad”, por otro lado el Washington Post insiste que él se mantiene en el poder únicamente y debido a que “colma con regalos a los pobres” ¿Cuáles son esos regalos?  El The Telegraph nos hace el favor  de aclarar: “derrochar los fondos estatales” en proyectos para devolverles la visión a personas ciegas y en comedores populares. Este es el rechazo que manifiesta la cultura intelectual de occidente hacia el Estado, la que ve  el proveer alimentos básicos y medicinas como serias transgresiones a la libertad, aun y cuando sea en concordancia con la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU.

El The Guardian hizo pública una nota sobre el legado de Margaret Thatcher. Esta muestra un aumento del nivel de pobreza del 65% entre los británicos, del 13 al 22% de la población. La desigualdad según el índice GINI, subió de .253 a .339. La destrucción planificada de la industria manufacturera ha conducido a un record en el alto nivel de desempleo. La ironía del Thatcherismo es que sus políticas han dejado a un mayor número de personas dependiendo de la asistencia social de las que existían previamente.

En contraste, hasta los aliados de la Senora Thatcher en el Banco Mundial, admiten que Chávez se las arregló para reducir la pobreza en un 50% y la pobreza extrema en un 65%. Sus estadísticas muestran además que el desempleo se redujo de un 14% en 1999 a un 7.6% en el 2009. La desigualdad en Venezuela ha disminuido de .487 en 1988 a .392 en el 2009. Hoy en día Venezuela es un país muy admirado en Latinoamérica.

Como uno de los éxitos internacionales de la Señora Thatcher, el New York Times destaca, el triunfo en la guerra de las Malvinas, como el evento que cimentó su reputación como una líder a la que había que tener en cuenta. 250 soldados británicos y más de 1000 argentinos muertos, fueron poca cosa, según lo da a entender el NYT, comparados al prestigio ganado por la Señora Thatcher.  De nuevo Morrissey: “Ella dio la orden de atacar el Belgrano aun y cuando estaba fuera de la zona de exclusión de las Malvinas –y estaba navegando alejándose de las islas.  Cuando los jóvenes argentinos a bordo del Belgrano habían sufrido una de las muertes más horribles, Thatcher levantó el dedo pulgar en señal de aprobación ante la prensa británica. ¿Hierro? No. ¿Barbárico? Sí. … Thatcher únicamente será recordada por sentimentalistas quienes no sufrieron bajo su liderazgo, pero la mayoría de la gente trabajadora británica ya la han olvidado, y la gente de Argentina celebrará su muerte”.

Margaret Hilda Roberts nació un 13 de octubre de 1935 en la localidad de Grantham, Lincolnshire, 100 millas al norte de Londres, su padre quien era el dueño de una tienda de abarrotes oficiaba además como pastor Metodista y como político a nivel local. Después de contraer matrimonio con Denis Thatcher, un acaudalado hombre de negocios en 1949, ella seria reconocida en el mundo de la política como Margaret Thatcher, la ex primera ministra británica quien falleciera el lunes a la edad de 87 años.

Mientras que en Brixton y Glasgow la gente se reunió espontáneamente para celebrar la muerte física de la Dama de Hierro del neoliberalismo, los votantes en Venezuela se alistan para asistir a la urnas y ratificar con su voto la continuación y los logros de la Revolución Bolivariana eligiendo al revolucionario sucesor de Hugo Chávez y de paso sepultar el Thatcherismo de Maggie.









Publicado por La Cuna del Sol
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