En una palabra: la Casa
Blanca actúa con esos gobiernos europeos como un siniestro e inescrupuloso
patrón lo hace con sus indefensos subordinados. Y los gobiernos de Francia,
España, Portugal e Italia, a su vez, actúan como la puta de Babilonia, que
según narra la Biblia en el Apocalipsis (2. 17)
“con ella fornicaron los reyes de la tierra –léase los “capos” de Washington-
y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su
prostitución.”
EUROPA Y LA PUTA DE
BABILONIA:
ALECCIONADORA ACTUALIDAD DE
UNA HISTORIA BÍBLICA
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Por Atilio A. Boron
La detención y, en los hechos, el secuestro sufrido por Evo Morales durante
14 horas en Viena en su accidentado viaje de regreso desde Moscú demuestra
claramente que los gobiernos europeos, y las clases dominantes a las cuales
estos representan y en cuyos intereses actúan, son simples sirvientes del
imperio. Toda su hueca fraseología sobre democracia, derechos humanos y libertades se derrumba como un castillo de
naipes ante la contundencia de la prohibición que le impedía al presidente
boliviano sobrevolar el espacio aéreo de algunos países europeos. Por supuesto,
nada de esto debiera sorprendernos porque si de algo han dado prueba los
sucesivos gobiernos de Europa desde finales de la Segunda Guerra Mundial ha
sido su irresistible vocación por arrodillarse ante el nuevo amo imperial y
satisfacer sus menores deseos, aún a costa de su dignidad y su vergüenza.
No todos los gobiernos ni todo el tiempo, es cierto, porque hubo algunas
excepciones: De Gaulle en Francia, Olof Palme en Suecia, entre los más
notables, pero sí la gran mayoría de ellos.
Obedecen ciegamente las órdenes de la Casa Blanca para condenar a Cuba y
participar en el criminal bloqueo a que han sometido a la isla por más de cincuenta
años; consintieron que Estados Unidos y la OTAN, la mayor organización
terrorista internacional, bombardease impunemente el propio territorio
europeo, la ex Yugoslavia, sin contar
siquiera con el paraguas legal de una decisión del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas autorizando esa operación; autorizaron y fueron también
cómplices de los vuelos “secretos” de la CIA, en los que trasladaban “detenidos
fantasma” (o desaparecidos) de numerosas
nacionalidades hacia las cárceles clandestinas donde se podía torturar y
asesinar con total impunidad a esto supuestos sospechosos de terrorismo;
gobernantes, por último, cómplices de los innumerables crímenes de guerra
perpetrados por Washington en locaciones tan diversas como la ex Yugoslavia,
Irak, Irán, Afganistán, Libia y Siria, entre los más recientes. Gobiernos
genuflexos, sin dignidad alguna, que aceptan resignadamente que su amo y señor
los espíe y que monitoree las comunicaciones de sus órganos regionales como la
Comisión Europea mientras persiguen a Julian Assange y Edward Snowden por el
“delito” de haber hecho públicas las masivas violaciones de Estados Unidos a
los derechos individuales. En una palabra: la Casa Blanca actúa con esos
gobiernos europeos como un siniestro e inescrupuloso patrón lo hace con sus
indefensos subordinados. Y los gobiernos de Francia, España, Portugal e Italia,
a su vez, actúan como la puta de Babilonia, que según narra la Biblia en el
Apocalipsis (2. 17) “con ella fornicaron
los reyes de la tierra –léase los “capos” de Washington- y los habitantes de la
tierra se embriagaron con el vino de su prostitución.”
Por enésima vez esos gobiernos volvieron a prostituirse violando las normas
internacionales consuetudinarias que otorgan inmunidad a los jefes de Estado y
de Gobierno y a las aeronaves (o cualquier otro vehículo) que los transporte.
La Convención de Naciones Unidas sobre Inmunidades de los Estados y sus bienes
de 2004 recoge estas normas y las amplía, pero desgraciadamente aún no está en
vigencia. Sería por ello importante que la Argentina y demás Estados de Unasur
la ratifiquen cuanto antes e impulsen su entrada en vigencia, dado que protege
las inmunidades soberanas, cada vez más amenazadas por la desenfrenada
contraofensiva lanzada por el imperialismo para regresar América Latina y el
Caribe a la situación existente antes de la Revolución Cubana. Aunque, ya se
sabe, si hay algo que el imperialismo jamás respeta, como lo prueba la historia
y lo teoriza Noam Chomsky, es la legalidad internacional, sea esta codificada o
no.
Los presidentes de Argentina, Cuba, Ecuador, Venezuela, el Secretario
General de la Unasur, Alí Rodríguez y,
¡stupor mundi !, el mismísimo Secretario General de la OEA José Miguel Insulza
manifestaron su repudio ante la actitud de los gobiernos europeos. El
presidente Correa sintetizó la opinión prevaleciente en toda la región cuando
tuiteó que “¡Todos somos Bolivia!” Sorprendió, en cambio, la lenta reacción de
otros países de la región, empezando por Brasil (la presidenta Dilma Rousseff
¡demoró catorce horas en manifestar su solidaridad con Evo!) o el Uruguay, cuyo
gobierno tardó unas doce horas en hacer público su condena a lo ocurrido.
Previsiblemente, los gobiernos que son los “proxis” regionales del imperio en
Sudamérica como Colombia, Perú y Chile hasta el cierre de esta nota no habían
emitido opinión. En Chile, el periódico El Mercurio, consumado especialista en
las malas artes de la desinformación, tituló el secuestro a que fuera sometido
el presidente boliviano como una “impasse”. En el caso del Perú, país que
ejerce la Presidencia pro-témpore de la Unasur, sorprendió aún más la pasividad
de su gobierno que ante la gravedad de los hechos acaecidos en Europa debió
haber convocado de inmediato una reunión de urgencia para adoptar una política
común en defensa del presidente boliviano y, por extensión, de toda América
Latina. ”. En el caso del Perú, país que ejerce la Presidencia pro-témpore de
la Unasur, sorprendió aún más la pasividad de su gobierno que ante la gravedad
de los hechos acaecidos en Europa debió haber convocado de inmediato una
reunión de urgencia para adoptar una política común en defensa del presidente
boliviano y, por extensión, de toda América Latina. No sólo no lo hizo sino que
el presidente Ollanta Humala desistió de participar en la cumbre de Cochabamba o
de enviar a un emisario en su nombre, con lo cual se debilita la gravitación de
la UNASUR, sobre todo si se tiene en cuenta que tampoco participarán en ella la
presidenta Dilma Rousseff y sus pares de Colombia y Chile.
La lección que se desprende de este escandaloso incidente es que no tiene
sentido alguno avanzar en un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la
Unión Europea, habida cuenta de la complicidad de los gobiernos del Viejo
Continente para quebrar las normas más elementales del derecho internacional.
¿O es que vamos a creer que si violan sin chistar reglas fundamentales ante la
menor señal de Washington van a respetar las otras, mucho menos importantes,
que regulan el comercio internacional? Habría que ser muy ingenuos para creer
en algo así. La verdad: ni en Estados Unidos ni en la Unión Europea existe la
“seguridad jurídica” que con tanta vehemencia reclaman de nuestros países. Por
lo tanto, reforcemos la unidad de Nuestra América porque si no nos integramos y
nos unimos, si no nos defendemos entre nosotros, la Roma americana y sus compinches europeos se cebarán en su
impunidad y mientras cantan loas al libre comercio harán lo que genialmente
anticipaba hace casi dos siglos Simón Bolívar cuando decía que “los Estados
Unidos parecen predestinados por la providencia a plagar de miserias a las
Américas en nombre de la libertad.”
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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