(…) La materia prima
de la realidad es el sueño. Todo lo que el hombre ha hecho empezó en el sueño:
el troglodita que soñó ser el amo del fuego; el hombre que soñó volar; los que
han soñado -siglos y siglos de
hombres- con llegar a la Luna.
¡SUEÑE, MAESTRO,
SUEÑE!
Por Manuel José Arce
Estamos lavados: ya ni soñar podemos. Porque a
eso se le llama ahora “planificar”. Y planificar es algo que debe hacerse con
exactitud, objetividad y realismo. Sin que lo subjetivo -que es en muchas instancias lo único que
salva al hombre- tome parte en el juego.
Con decirle que hay profesionales especializados en planificación.
Es decir, se le ha puesto camisa de fuerza al
sueño. Cuántos electroshocks le habrían recetado a Don Quijote si anduviera
suelto en nuestros días. La libre competencia nos ha hecho perder la libertad y
nos ha vuelto incompetentes. Se ha transformado en un vicio, en una lucha de
absoluta crueldad, fríamente inhumana. Todo hay que verlo a tantos años plazo.
Débense medir cuidadosamente las circunstancias. 6 será siempre 6, nunca podrá ser 9. Aunque
con solo darle vuelta, con un poco de imaginación, resulta el milagro.
Pobre Colón si lo paran frente a las
computadoras: el cálculo hubiera resultado erróneo: La China estaba mucho más
lejos, la probabilidad era una equivocación.
Pero América esperaba… Sueñe, lector amigo, sueñe. Anhele la dicha
inalcanzable. Construya el amor ideal con las nubes de la imaginación. Sueñe,
que del soñar algo queda.
Es -por
lo menos- una cotidiana gimnasia de la
ternura; es lo que le hará recordar que, más allá de la dura realidad de todos
los días, es posible que existan otras realidades; es lo que lo rescata de la
piedra, de la máquina, del animal mecánico que se está volviendo el hombres
esclavizado por la máquina, crucificado por la exactitud.
La materia prima de la realidad es el sueño.
Todo lo que el hombre ha hecho empezó en el sueño: el troglodita que soñó ser
el amo del fuego; el hombre que soñó volar; los que han soñado -siglos y siglos de hombres- con llegar a la Luna. La realidad no es sino
muchos sueños solidificados, concluidos y
-por lo mismo- muertos. No le
tenga miedo al sueño, no lo llame evasión. El sueño es noble. El soñar es
construir. Allí están las alas del hombre. No se las corte… Los animales no
sueñan. Y usted es, ante todo, un ser humano.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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