En definitiva se descarrila
una humanidad insensible que se empecina en construir un mundo cada vez más
excluyente. Hace días conmemoramos el tercer aniversario de una de las tantas
masacres de migrantes en Tamaulipas, hoy asistimos a otro de los muchos descarrilamientos
de la Bestia y seguramente, y dado que, ya las cuadrillas reparan las vías para
habilitar el paso, vendrán más y aquí en el país seguiremos de testigos mudos
sin hacer nada, quizá oremos para que nuestros migrantes tengan buen viaje.
HUMANIDAD DESCARRILADA
Por Moisés Gómez
(*)
SAN SALVADOR - El domingo 25 el tren mejor conocido como “La Bestia” se
descarriló en la población de Huimanguillo, Tabasco; dejando -por el momento-
al menos siete migrantes fallecidos y otras decenas de heridos. Los muertos
eran oriundos de Honduras e iban montados sin más cabalgadura que su propia
ropa. Armados únicamente con sus sueños y esperanzas los casi cincuenta mil
indocumentados que cada año usan esta vía, van tratando de domar la bestia que
en su panza lleva chatarra, cemento y cualquier otra materia prima o residuo
que sirva para alimento de la “otra” Bestia mal llamada capitalismo.
Bien decía Bauman: “Los residuos son producto de esa necesidad de
satisfacer deseos rápidos. Ese es el peligro del capitalismo y de la sociedad
de consumo. La economía no tiene como objetivo satisfacer tus deseos. Su misión
es aumentar tus deseos y eso conduce a la economía del desperdicio (wasteful
economy). Esa es la forma en la que el capitalismo sobrevive”.
A pesar de todo los peligros que implica subirse y pactar con la Bestia de
Ferrosur, ello tiene la ventaja que a los migrantes los lleva más lejos de la
pobreza y de la violencia que cabalga por el triangulo norte y que los persigue
ya dentro del territorio mexicano.
¿Qué fue lo que se descarrilo? Aparentemente fue una máquina y sus ocho
vagones pero en el fondo lo que veo es que se descarrila la política migratoria
mexicana incapaz de humanizar el flujo migratorio que alcanza hasta 140 mil
indocumentados por año. Algo me dice que este accidente refleja el descarrilamiento
de la política económica y social de los gobiernos de Honduras, Guatemala y El
Salvador; que promueve un orden económico-social basado en el consumo excesivo
que en su raíz cuenta con el seguro envío de remesas, o mejor dicho,
“pobredólares” que los migrantes envían mes a mes a la región de Centroamérica.
En consonancia con la idea de Bauman, me decía una profesora de economía
que los flujos de migración del sur al norte no son por sí mismos
“contestatarios” o algo así como formas de “subvertir” al sistema capitalista
sino que, según la economista, más bien son funcionales al capitalismo. Sin
embargo con este descarrilamiento es obvio que algo no está funcionando dentro
del sistema, mucha mano de obra barata no podrá llegar a su destino si las
cosas siguen así. Para los Estados Unidos y su política migratoria basada en un
enfoque de militarización de fronteras podríamos decir que este
descarrilamiento está echando por el suelo, desde ya, la no nacida aún y tan
desacreditada reforma migratoria.
Digo esto porque, según los senadores en su proyecto de ley S744 pretenden
“sellar” la entrada de indocumentados por la frontera mexicana-estadounidense,
para tal fin proyectan gastar casi 50 mil millones de dólares; decenas de
economistas y tanques de pensamiento han dicho que esa medida iría contra la
misma economía gringa que depende de mucha mano de obra que está “en tránsito”
y que proviene de Centroamérica y México; los analistas de seguridad han
concluido que pese a todo ese gasto no se lograría sellar la frontera y solo
contribuirá, en cambio, a enriquecer a los contratistas de seguridad y grandes
compañías que venden tecnologías (GEO Group, Raytheon, Northrop Grumman,
Lockheed Martin y General Dynamics).
En definitiva se descarrila una humanidad insensible que se empecina en
construir un mundo cada vez más excluyente. Hace días conmemoramos el tercer
aniversario de una de las tantas masacres de migrantes en Tamaulipas, hoy
asistimos a otro de los muchos descarrilamientos de la Bestia y seguramente, y
dado que, ya las cuadrillas reparan las vías para habilitar el paso, vendrán
más y aquí en el país seguiremos de testigos mudos sin hacer nada, quizá oremos
para que nuestros migrantes tengan buen viaje.
(*) Columnista de ContraPunto
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