La violencia frecuentemente
es disfrazada bajo la forma de cumplidos que enfatizan la supuesta
“excentricidad” de la mujer negra. Sin embargo, mientras muchos dicen que los
cumplidos muestran que la diferencia es apreciada, para las mujeres negras que
luchan por conquistar su espacio en la sociedad, ser considerada una “belleza
exótica” no es un cumplido, sino una forma de segregación. Las mujeres negras
no deberían ser consideradas un “sabor” o una “variedad” de mujer, sino seres
humanos completos y plenos, capaces de existir, expresarse y transformar el
mundo.
BRASIL: LA CARNE MÁS
EXÓTICA DEL MERCADO
Por Jarid Arraes
Las mujeres negras necesitan luchar contra estereotipos raciales que las
hipersensualizan no sólo por su género, como también por su color
Niñas y mujeres de los más distintos contextos sociales sufren con la
sensualización impuesta por la sociedad. Las mujeres negras, sin embargo,
necesitan lidiar con estereotipos raciales que las hipersensualizan no sólo por
su género, como también por su color.
Cuando a la mujer negra no se le considera repulsiva debido a su piel, es
blanco de una objetificación racista – es considerada exótica. Estos
estereotipos acaban por naturalizar la violencia sexual contra las mujeres
negras y limitar su existencia a un limbo de rechazo y falta de deseo.
La mayoría de las mujeres negras sufren violencia desde la infancia.
Aprenden desde temprana edad que sus cuerpos no son valiosos y viven con el
conocimiento de que no son deseadas. Muchas niñas negras crecen con la
seguridad de que cada aspecto de su cuerpo es considerado feo y creen que la
única forma de llegar a un nivel de igualdad con las mujeres blancas es
“corregir” sus características con la ayuda de la tecnología. La
hipersensualización del cuerpo femenino negro, que enfatiza algunas
características consideras “excéntricas” y “diferentes de lo convencional”,
promueve una falsa valorización de las niñas negras, que dejan de ser
completamente rechazadas para que se les acepten, desde que sus cuerpos sean
transformados en lo “exótico”.
Esta hipersensualización del cuerpo femenino negro añade muchos escalones
en la trayectoria que una mujer negra necesita recorrer para garantizar sus
derechos más básicos. Es natural la idea de que las mujeres negras son tan sólo
objetos sexuales exóticos para el consumo ajeno – idea que promueve la
marginación. Esto trae grandes obstáculos para que las mujeres negras puedan
conquistar algún crecimiento profesional y ocupar lugares de relevancia en la
sociedad.
Las mujeres negras necesitan luchar para ser reconocidas como seres humanos
de verdad, con gustos, personalidades y características individuales, y dejar
de ser los seres excéntricos que pueden ser usados sexualmente por los que
quieran “probar algo distinto”.
Son consideradas exóticas cosas que huyen de un padrón y son parte de
culturas distintas. En el occidente, el padrón establecido es el de la
supremacía racial blanca, que ve con ojos etnocéntricos todos los rasgos de
etnias o culturas no-blancas. El modelo dominante en los medios, en las artes,
en la ciencia y en la política elimina cualquier pista de la negritud; reduce y
transforma objetos, valores o hasta individuos importantes para la cultura
negra en “fetiches”, exhibidos como algo bizarro.
Reducir seres humanos a símbolos de extravagancia es más que falta de
respeto: es deshumanizarlos. Las mujeres negras son vistas como una especie de
souvenir comprado en viajes internacionales, como ropas que entran y salen de
moda y que están disponibles para el consumo de los que “quieren ser
diferentes”.
Las mujeres negras no son exóticas, tan sólo porque los seres humanos no
pueden ser exóticos. Cualquier intento de separar seres humanos entre personas
“convencionales” y “excéntricos”, basado en sus expresiones culturales y
características físicas, es etnocentrismo y racismo. El hecho de que mujeres
negras todavía necesiten ser consideradas diferentes para que sean atractivas
es una evidencia de una cultura contaminada por un racismo institucional, en la
cual ser negra significa no tener oportunidades ante las mujeres blancas.
La violencia frecuentemente es disfrazada bajo la forma de cumplidos que
enfatizan la supuesta “excentricidad” de la mujer negra. Sin embargo, mientras
muchos dicen que los cumplidos muestran que la diferencia es apreciada, para
las mujeres negras que luchan por conquistar su espacio en la sociedad, ser
considerada una “belleza exótica” no es un cumplido, sino una forma de
segregación. Las mujeres negras no deberían ser consideradas un “sabor” o una
“variedad” de mujer, sino seres humanos completos y plenos, capaces de existir,
expresarse y transformar el mundo.
En la lucha por la igualdad racial, es necesario recordar las sutilezas de
la cultura y como se perpetran los valores racistas. No es suficiente sacar a
las mujeres negras del limbo del rechazo y pasarlas a las máscaras de la falsa
admiración; es más que dejar la imposición del laceado de los cabellos rizados.
Para combatir el racismo, es necesario mucho más que el fetiche.
* Jarid Arraes es educadora sexual, especialista en juguetes sexuales.
Mulher Dialética. Traducción de Brisa Araujo
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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