El mover el esqueleto
de Franco significa para España, por primera vez, estar libres del dictador.
Porque no empieza la democracia española con la transición de 1978, sino en
este momento, cuando Franco es sacado de la basílica del Valle de los Caídos
“A MOVER EL ESQUELETO
SE HA DICHO”,
DICEN LOS ESPAÑOLES
CON LA EXHUMACIÓN
DEL DICTADOR FRANCISCO
FRANCO
Por Luciano Castro
Es una expresión de doble sentido. Irónica. Y
más que eso, burlesca e irreverente. La verdad es que un desgraciado de ese
calibre no se hace merecedor de ningún tipo de respeto, aunque esté muerto y
pareciera lo dicho una grosería.
“Moviendo el esqueleto” es un
chascarrillo como dicen los españoles o un chiste, como estilamos decir en
Guatemala. Francisco Franco Bahamonde dio muestras de su crueldad a temprana
edad, siendo un oficial joven y de baja graduación en Marruecos. Era aguerrido
en el combate y tuvo en una refriega una mortal herida. Golpe que fue cobrado
con sangre en la población civil marroquí, dado que masacró a soldados
vencidos, mujeres, hombres y niños.
De los horrores cometidos por este milico
infame hay amplia documentación. Las tribus del Rif sufrieron lo indecible y a
costa de sus muertes atroces Franco empezó a gozar de prestigio y fue ascendido
prontamente por la eficacia de su maldad. En Marruecos se hizo genocida y en
España se empeoró. Cuando se desencadenó la guerra civil en contra de la Segunda
República, en 1936, hubo atrocidades de ambos bandos, pues los españoles
comunistas y los anarquistas estaban muy influidos por la brutalidad ideológica
de Stalin y no les temblaba la mano para descerrajarle una andanada de tiros a
los aliados franquistas.
Contra la Segunda República también se unió la
Iglesia que vio afectados sus intereses terrenales y no celestiales, como la
confiscación de grandes propiedades agrícolas y disminución de recursos
monetarios para las instituciones religiosas, lo cual hizo temblar y saltar en
santa ira a la curia española corrupta y holgazana. También participaron en la
guerra civil español del lado republicano los sindicatos, las grandes centrales
obreras como la UGT y CNT, cuyas ideas sobre su papel de vanguardia de clase
estaban muy frescamente alimentadas por la Revolución Rusa; ideas que fueron
impulsadas fuertemente por el stalinismo de la época. Y entraron también como
respaldo a la Segunda República los nacionalismos, principalmente dos: la Esquerra Republicana de Cataluña y el Partido Nacionalista Vasco.
El puente aéreo para el traslado de tropas y
armamentos se realizó gracias a la amplia colaboración de Adolf Hitler de
Alemania y Benito Mussolini de Italia. Es decir, que Francisco Franco, desde
joven se identificó con el ideario fascista y no es que se haya perdido en el
camino, por haber recibido golpes contundentes de los republicanos, como
algunos lo quieren excusar. Sus esencia y sustancia era la de un sujeto
antidemocrático, arbitrario y cruel, como los conquistadores de América, tan
acostumbrados a sacrificar cerdos que encajarle hasta el tope a una persona un
cuchillo de matarife no significaba nada. No por gusto los “grandes”
conquistadores de América fueron originarios de las provincias de Cáceres y
Extremadura, región famosa hasta la fecha por sus jamones y chorizos. La
mayoría de conquistadores fueron porquerizos, o sea criadores y cuidadores de cerdos,
acostumbrados al degüello y a degustar la moronga (morcilla).
El mover el esqueleto de Franco significa para
España, por primera vez, estar libres del dictador. Porque no empieza la
democracia española con la transición de 1978, sino en este momento, cuando
Franco es sacado de la basílica del Valle de los Caídos, con el disgusto de la
Iglesia y la orden de los dominicos que resguardan la basílica y a quienes ya
no les darán el mismo estipendio por estar colocando frescos arreglos florales
en la tumba de este infame sujeto y diciendo misa por este enfermo ególatra y
megalómano. Pero sobre todo se pone, como dijo bien el primer ministro español,
Pedro Sánchez, “fin a una larga afrenta”. De estar el asesino todavía encima
de sus víctimas, apestando, como un retrete inmundo.
Casi nada ha hecho bien Sánchez, pero esto de
mover el esqueleto sí, independiente que la izquierda española, la de Pablo
Iglesias, esté diciendo que es un “acto electoralista”. ¿Podemos puede ser tan torpe y envidioso? Pedro Sánchez podrá no
ganar la elección y se recordado como un funcionario patoso, pero tiene un
lugar sí consagrado de ser la persona que mandó al diablo a Francisco Franco.
Enhorabuena por Pedro.
Publicado por La Cuna del Sol
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