En el capitalismo ocurre en
todos los órdenes: cuando los incautos creen en una emergencia climática, los
otros piensan en bonos, cotizaciones y negociaciones. Pero los que manejan los
hilos son siempre estos últimos y se ríen de los anteriores, de la carne de
cañón.
LA ‘ORQUESTA VERDE’ LA
DIRIGE EL
CAPITAL FINANCIERO
INTERNACIONAL
La política económica monopolista consiste en desdoblar los mercados para
preservar su posición hegemónica. Es un caso de obsolescencia programada.
Dentro de poco habrá un mercado “verde” y otro negro (sucio). El primero estará
subvencionado porque formará parte de un capitalismo aceptable y descarbonizado.
El segundo será machacado con tasas por el principio máximo de que “quien
contamina paga”.
El primero será mucho más rentable, atraerá capital y creará títulos
financieros “verdes”, como acciones, bonos, obligaciones, derivados… La cuota
de ganancia se multiplicará. Ocurrirá como en cualquier supermercado: las
mercancías “ecológicas” se hacen publicidad a sí mismas y a los incautos no les
importa pagar un precio más elevado por ellas, lo cual contradice las leyes del
mercado: un precio más alto no restringe la demanda sino que la aumenta,
siempre que el producto sea “limpio”.
Por eso el lavado de cerebro de millones de consumidores se convierte en
imprescindible. Tienen que ser “educados” en el respeto al medio ambiente desde
niños para pagar un precio más elevado cuando sean mayores.
Para multiplicar el rendimiento, las nuevas empresas “verdes” necesitan
capital y eso exige canales de drenaje que conduzcan a ellas desde la bolsa,
las subvenciones, los fondos de inversión, los fondos buitre, los de pensiones…
Es el nuevo maná, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Cuando el dinero público se gasta en subvencionar a empresas privadas, los
posmodernos (sindicalistas, anarquistas y revolucionarios de todos los
pelajes), ponen el grito en el cielo. Pero si se trata de impedir el
calentamiento del planeta, aplauden a rabiar. Por eso los medios de
comunicación empiezan a cambiar los titulares: “Bruselas planea gastar un
billón de euros en inversiones verdes durante la próxima década” (*).
Nadie se queja de las “inversiones verdes” porque en tal caso las empresas
que reciben el dinero no parecen perseguir un ánimo de lucro. Más bien se
equiparan a una ONG que actúa desinteresadamente para salvar al planeta de la
hecatombe.
Hace años que el capital financiero internacional elaboró planes para
gestionar los billones de dólares que va a generar el nuevo “capitalismo
verde”. El primer bono empresarial “ecológico” lo creó en 2013 la empresa sueca
Vasakronan, que no se dedica a la energía, ni al transporte, ni nada parecido:
es una empresa inmobiliaria.
Las demás vinieron luego. Son siempre grandes y conocidos monopolios
internacionales que han hecho de la ecología su sello de identidad porque es
sinónimo de moderno, a diferencia de la minería o la siderurgia, que parecen
reliquias del siglo XIX: humo, vertidos, extractivismo, CO2…
El mercado financiero
previsto para los proyectos respetuosos con el clima es el orden de 45 billones
de dólares y las bolsas
del mundo afilan los cuchillos para apoderarse del botín. La City of London
Corporation fue la primera en iniciar la carrera, impulsada por la Corona
británica, el Banco de Inglaterra, Bloomberg…
En julio el Ministro británico de Hacienda, Philip Hammond, presentó una
guía titulada “Estrategia financiera verde: transformar las finanzas para un
futuro más verde” donde manejan cuantías mareantes, del orden de los 118
billones de dólares.
Cuando se manejan estas cantidades, que no son otra cosa que papeles, es
importante tener en cuenta que el mundillo financiero lo protagonizan los
intermediarios, como se dice en la jerga. No importa tanto el propietario como
el gestor, es decir, no tanto la marioneta como el que mueve los hilos.
En el capitalismo ocurre en todos los órdenes: cuando los incautos creen en
una emergencia climática, los otros piensan en bonos, cotizaciones y
negociaciones. Pero los que manejan los hilos son siempre estos últimos y se ríen
de los anteriores, de la carne de cañón.
(*) https://www.elboletin.com/noticia/176270/economia/bruselas-planea-gastar-un-billon-de-euros-en-inversiones-verdes-durante-la-proxima-decada.html
Publicado por La Cuna del Sol
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