jueves, 27 de agosto de 2020

China y el declive del poder estadounidense

Aquellos que han dominado el mundo durante tanto tiempo saben que es el dominio de la ciencia y la tecnología lo que confiere poder y fuerza a una nación o civilización.

 

CHINA Y EL DECLIVE DEL
PODER ESTADOUNIDENSE


Por Chandra Muzaffar
Counterpunch

Los constantes ataques de algunas élites estadounidenses en contra de China disminuirán y desaparecerán, según algunos observadores, una vez que finalicen las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre de 2020. Pero, por al menos dos razones, es poco probable que esto suceda. Uno, los problemas que acentúan los ataques contra China son de una naturaleza fundamental y van más allá de las elecciones y las personalidades. Dos, como condición subyacente de algunos de estos problemas están las cuestiones de poder -de dominio y control- cuya resolución durará décadas, si no siglos.

Al examinar la interrelación entre Estados Unidos y China, comenzaré con aquellas áreas de conflicto en las que este último ha superado al primero. A esto le seguirán reflexiones sobre las manifestaciones del poder estadounidense que no son tan formidables como se pretende. De estas dos categorías se extraerán conclusiones sobre el patrón emergente del poder global.

Dentro de los subcampos específicos de ciencia y tecnología, China parece haberle tomado la delantera a Estados Unidos. La vigilancia marítima y la geografía lunar serían dos de esos subcampos. Los avances chinos en electrónica y telecomunicaciones también han sido impresionantes. Es precisamente debido a que China está a la vanguardia en la tecnología de punta, que hoy en día hay tanta ansiedad en Estados Unidos y Occidente a cerca de  la primacía de China. Aquellos que han dominado el mundo durante tanto tiempo saben que es el dominio de la ciencia y la tecnología lo que confiere poder y fuerza a una nación o civilización.

El dominio de la ciencia y la tecnología es una de las razones por las que, en pocas décadas, China se ha convertido en la fábrica mundial que fabrica toda una gama de productos asequibles y de calidad para las personas de todo el mundo. El éxito de China en la penetración de los mercados ha hecho que la nación sea indispensable para la economía mundial. Incluso en la industria del entretenimiento, una plataforma para compartir videos como Tiktok se ha convertido en una sensación entre los jóvenes, lo que ha provocado que las autoridades estadounidenses le impongan restricciones.

Más que la producción de bienes y servicios, es la transformación masiva de la infraestructura global de China a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, en inglés) la que está destinada a tener un impacto duradero en la humanidad. Un esfuerzo que abarca 138 países. El BRI conecta a Asia con África y Europa a través de rutas terrestres y marítimas. No solo busca construir carreteras y puertos, sino que también intenta iniciar proyectos agrarios y acelerar emprendimientos industriales que elevarán los ingresos y aumentarán la productividad de muchos países pobres.

Comparado con el BRI, hay otras esferas en las que el poder de Estados Unidos parece ser abrumador. Pero si investigamos cuidadosamente cada una de estas esferas, descubriríamos que el poder de Estados Unidos es solo un barniz. Su supuesta pericia militar es un ejemplo de ello. Aunque Estados Unidos tiene un enorme arsenal y unas 800 bases militares alrededor  del mundo, olvidamos que no ha ganado una sola guerra importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Vietnam, Irak, Somalia, Libia, Siria y Afganistán dan testimonio de ello. De hecho, su participación en guerras en los últimos 50 o 60 años ha sido un desastre absoluto.

Otro pilar del poder estadounidense es el dólar, la moneda de reserva mundial. El dólar ya no es tan dominante como antes. En 2015, por ejemplo, aproximadamente el 90% de las transacciones bilaterales entre China y Rusia se realizaron en dólares. Para 2019 "la cifra había bajado al 51%".

La imposición de sanciones a Rusia por parte de Estados Unidos después de la anexión de Crimea en 2014 contribuyó a esto. Los Estados Unidos también impuso "aranceles a los productos chinos por valor de cientos de millones de dólares" que obligaron a China a “desdolarizarse ". En junio de 2019, Moscú y Pekín procedieron a reforzar su relación financiera a través de un acuerdo "para reemplazar el dólar con monedas nacionales para acuerdos internacionales entre ellos". Rusia también ha estado acumulando reservas de yuanes a expensas del dólar.

Estados Unidos también perpetúa su dominio global a través de una extensa red de propaganda que proyecta a Estados Unidos como la nación más grande del mundo. Es un retrato que ha perdido su brillo en las últimas dos décadas. La invasión y ocupación de Irak liderada por los EE.UU en 2003, la cual fue injusta como también inmoral empañó la imagen de Estados Unidos ante los ojos del mundo. Cada vez más, se percibe  a los EE.UU como una nación rapaz que no tiene escrúpulos en masacrar a cientos de miles de personas inocentes en pos de su agenda hegemónica.

Más que su papel en las guerras y todos los sufrimientos que causan, es el fracaso de la élite estadounidense para gobernar de manera efectiva lo que ha destrozado y maltratado su imagen. La pandemia del coronavirus y las miserias económicas que ha generado, ha revelado que en comparación con algunos países de Asia, la élite estadounidense es incapaz de proteger el bienestar de su propia ciudadanía. Con 176 mil muertos y 5.68 millones de contagios al 22 de agosto de 2020, la élite es castigada por traicionar y sacrificar al pueblo. Si el buen gobierno es el sello distintivo de una "nación desarrollada", entonces Estados Unidos ya no puede reclamar ese estatus.

La pandemia de coronavirus con todas sus terribles consecuencias también ha puesto de manifiesto cuán profundamente defectuosas son las nociones de 'libertad' y de 'los derechos del individuo' en los EEUU. Cuando la libertad del individuo relega el bien colectivo de la sociedad a los márgenes, engendra una obsesión egocéntrica con la libertad que, en última instancia, socava la libertad misma. Si la libertad y la celebración del individuo son los atributos gloriosos de sociedades como Estados Unidos, la pandemia nos ha mostrado a todos cuán desagradables pueden ser sus ideas erróneas y su mala aplicación.

En pocas palabras, no es solo el ascenso de China el responsable del declive de EE.UU. Su propia perspectiva distorsionada del poder, su sentido pervertido de libertad individual y, sobre todo, su ansia de hegemonía global, han contribuido a su caída. Es por eso que a medida que el pueblo estadounidense se aproxima a otra elección presidencial, debería reflexionar por su propio bien sobre sus propios defectos y debilidades como nación. Es la humildad y la honestidad de este tipo lo que más se necesita en este momento.



Publicado por La Cuna del Sol

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