jueves, 6 de agosto de 2020

El meollo del asunto en el Mar del Sur de China

 El Mar del Sur de China es y seguirá siendo uno de los principales focos de tensiones geopolíticos del joven siglo XXI, donde se jugará una gran parte del equilibrio de poder Este-Oeste.

 

EL MEOLLO DEL ASUNTO EN 
EL MAR DEL SUR DE CHINA


Por Pepe Escobar
The Saker

Cuando la flota naval comandada por los portaaviones Ronald Reagan y Nimitz se involucró hace poco  en "operaciones" en el Mar del Sur de China, a muchos cínicos no se les escapó que la Flota del Pacífico de los EE.UU estaba haciendo todo lo posible por convertir la infantil teoría de la Trampa  de Tucídides en una profecía autocumplida.

La propaganda oficial pro forma, a través del Contralmirante Jim Kirk, comandante del Nimitz, es que las operaciones se llevaron a cabo para "reforzar nuestro compromiso con un Indo-Pacífico libre y abierto, un orden internacional basado en normas, y con nuestros aliados y socios".

Nadie presta atención a estos clichés, porque el verdadero mensaje fue transmitido por un agente de la CIA que se hace pasar por diplomático, el Secretario de Estado Mike "mentimos, engañamos, robamos" Pompeo: "La RPCh no tiene bases legales para imponer unilateralmente su voluntad sobre la región", en referencia a la Nine-Dash Line (Línea de nueve puntos). Para el Departamento de Estado, Beijing no hace más que desplegar "tácticas gangsteriles" en el Mar del Sur de China.

Una vez más, nadie prestó atención, porque los hechos reales sobre el mar son claros. Cualquier cosa que se mueva en el Mar del Sur de China, la crucial arteria comercial marítima de China, está a merced del EPL, quien decide como y cuando desplegar sus "asesinos de portaaviones", los mortíferos misiles DF-21D y DF-26. No hay absolutamente ninguna manera de que la Flota del Pacífico de EE.UU pueda salir victoriosa en una guerra en el Mar del Sur de China.

Bloqueado electronicamente

Un informe chino de mucha relevancia, no disponible y no mencionado por los medios de comunicación occidentales, y traducido por el analista Thomas Wing Polin, con sede en Hong Kong, es esencial para comprender el contexto.

El informe se refiere a los aviones de combate electrónicos Growler de EE.UU que fueron totalmente puestos fuera de control por los dispositivos de interferencia electrónicos ubicados en islas y arrecifes en el Mar del Sur de China.

Según el informe, "después del accidente, Estados Unidos negoció con China y exigió que China desmantelara el equipo electrónico de inmediato, pero fue rechazado". Estos dispositivos electrónicos son una parte importante de la defensa marítima de China y no son armas ofensivas. Por lo tanto, la solicitud del ejército estadounidense para que sean desmantelados es inadmisible".

Esto se vuelve más interesante: “El mismo día, el ex comandante de la Flota del Pacífico de los Estados Unidos, Scott Swift, finalmente reconoció que el ejército de los Estados Unidos había dejado pasar el mejor momento para controlar el Mar del Sur de China. Él cree que China ha desplegado una gran cantidad de misiles de defensa aérea Hongqi 9, bombarderos H-6K y sistemas electrónicos de interferencia en las islas y arrecifes. Se puede afirmar que la defensa es sólida. Si los aviones de combate estadounidenses se precipitan en el Mar del Sur de China, es probable que encuentren su ‘Waterloo’".

El punto crucial es que los sistemas, incluido el bloqueo electrónico, desplegados por el EPL en las islas y arrecifes en el Mar del Sur de China, que cubren más de la mitad de la superficie total, son considerados por Beijing como parte del sistema de defensa nacional.

Con anterioridad he detallado lo que el Almirante Philip Davidson, cuando todavía era un candidato para dirigir el Comando del Pacífico de los Estados Unidos (PACOM), le dijo al Senado de los Estados Unidos. Estas son sus tres conclusiones principales:

1) “China está en busca de capacidades avanzadas (por ejemplo, misiles hipersónicos) contra los cuales Estados Unidos por el momento no tiene ninguna defensa. A medida que China acelera la búsqueda de estos sistemas de armas avanzados, las fuerzas estadounidenses en todo el Indo-Pacífico estarán cada vez más en riesgo”.

2) "China está socavando las reglas del orden internacional".

3) "Excepto la guerra con Estados Unidos, China es ahora capaz de controlar el Mar del Sur de China en todos los escenarios".

Implícito en todo lo anterior está el "secreto" de la estrategia del Indo-Pacífico: en el mejor de los casos, un ejercicio de contención, mientras China continúa solidificando la Ruta Marítima de la Seda que une el Mar del Sur de China con el Océano Índico.

Evocando a los nusantao

El Mar del Sur de China es y seguirá siendo uno de los principales focos de tensiones geopolíticos del joven siglo XXI, donde se jugará una gran parte del equilibrio de poder Este-Oeste.

En el pasado he abordado esto de manera bastante detallada, pero una breve reseña histórica es absolutamente esencial para comprender la coyuntura actual, pues el Mar del Sur de China se ve y se siente cada vez más como un lago chino.

Comencemos en 1890, cuando Alfred Mahan, entonces presidente del Colegio Naval de los Estados Unidos, escribió el influyente libro The Influence of Sea Power Upon History, 1660-1783 (La influencia del poder marítimo sobre la historia, 1660-1783). La tesis central del libro Mahan es que Estados Unidos debería globalizarse en busca de nuevos mercados y proteger estas nuevas rutas comerciales a través de una red de bases navales.

Ese es el embrión del Imperio de Bases de los EE.UU, que sigue vigente.

Fue el colonialismo occidental -estadounidense y europeo- el que se inventó la mayoría de las fronteras terrestres y marítimas de los estados que bordean el Mar del Sur de China: Filipinas, Indonesia, Malasia, Vietnam.

Estamos hablando de las fronteras entre las diferentes posesiones coloniales, y eso desde el principio implicaba problemas intratables, heredados posteriormente por las naciones poscoloniales.

Históricamente, siempre había sido una historia completamente diferente. Los mejores estudios antropológicos (por ejemplo, los de Bill Solheim) definen a las comunidades seminómadas que realmente viajaron y comerciaron a través del Mar del Sur de China desde tiempos inmemoriales como los Nusantao, una palabra compuesta de las lenguas austronesias que se traduce como"isla del sur" y "pueblo".

Los Nusantao no eran un grupo étnico definido. Eran una internet marítima. Durante siglos, tuvieron muchos ejes de actividad vitales, desde la costa entre el centro de Vietnam y Hong Kong hasta el Delta del Mekong. Ellos no estaban vinculados a ningún "Estado". La noción occidental de "fronteras" ni siquiera existía. A mediados de los años 1990, tuve el privilegio de encontrarme con algunos de sus descendientes en Indonesia y Vietnam.

Fue solo a fines del siglo XIX que el sistema de Westfalia logró congelar el Mar del Sur de China dentro de un marco inamovible.

Lo que nos lleva al punto crucial del por qué China es tan sensible con sus fronteras; porque están directamente vinculadas con el "siglo de la humillación", cuando la corrupción y las debilidades internas de China permitieron a los "bárbaros" occidentales tomar posesión de su territorio.

Un lago japonés

La Nine Dash Line es un problema inmensamente complejo. Fue inventada en 1936 por el eminente geógrafo chino Bai Meichu, un feroz nacionalista, inicialmente como parte de un "Mapa de la humillación nacional china" en forma de una "línea en U" que abarca todo el Mar del Sur de China hasta el banco de James (James Shoal), que se encuentra a 1,500 km al sur de China pero a un poco más de 100 km de Borneo.

La Nine Dash Line, fue promovida desde el principio por el gobierno chino -en ese momento todavía no era comunista- como la ley escrita en términos de reclamos chinos "históricos" sobre las islas en el Mar del Sur de China.

Un año después, Japón invadió China. Japón había ocupado Taiwán en 1895. Japón ocupó las Filipinas en 1942. Eso significaba que prácticamente todo el litoral del Mar del Sur de China estaba controlado por un solo imperio por primera vez en la historia. El Mar del Sur de China se había convertido en un lago japonés.

Bueno, eso duró solo hasta 1945. Los japoneses ocuparon Woody Island en Paracels e Itu Aba (hoy Taiping) en las islas Spratlys. Después del final de la Segunda Guerra Mundial y el bombardeo nuclear de Estados Unidos sobre Japón, Filipinas se independizó en 1946 y las Spratlys fueron declaradas inmediatamente territorio filipino.

En 1947, todas las islas en el Mar del Sur de China recibieron nombres chinos.

Y en diciembre de 1947, todas las islas fueron puestas bajo el control de Hainan (una isla en el sur de China). Nuevos mapas surgieron continuación, pero ahora con nombres chinos para las islas (o arrecifes o bancos). Pero había un gran problema: nadie explicaba el significado de esos guiones (que originalmente eran once).

En junio de 1947, la República de China se adjudicó todo lo existente dentro de la línea, al tiempo que se declaraba abierta a negociar fronteras marítimas definitivas con otras naciones en el futuro. Pero, por el momento, no habría fronteras.

Y eso preparó el escenario para la inmensamente complicada "ambigüedad estratégica" del Mar del Sur de China que aún persiste, y permite al Departamento de Estado acusar a Beijing de "tácticas gángsteriles". La culminación de una transición milenaria de la "internet marítima" de los pueblos seminómadas al sistema de Westfalia no significó más que problemas.

Hora del código de conducta

 ¿Y qué pasa con la noción estadounidense de "libertad de navegación"?

En términos imperiales, la "libertad de navegación", desde la costa oeste de los EE.UU hasta Asia -a través del Pacífico, el Mar del Sur de China, el Estrecho de Malaca y el Océano Índico- es estrictamente una cuestión de estrategia militar.

La Marina de los EE.UU simplemente no puede imaginarse lidiando con zonas de exclusión marítima, o tener que pedir una "autorización" cada vez que necesitan cruzarlas. En este caso, el Imperio de Bases perdería el "acceso" a sus propias bases.

Esto se agrava debido a la paranoia característica del Pentágono, en una situación en la que un "poder hostil", es decir, China, decide bloquear el comercio mundial. La premisa en sí misma es ridícula, porque el Mar del Sur de China es la principal arteria marítima, vital para la economía globalizada de China.

Por lo tanto, no existe una justificación racional para un programa de Libertad de Navegación (FON, por sus siglas en ingles). A todos los efectos prácticos, estos portaaviones como el Ronald Reagan y el Nimitz que se exhiben en el Mar del Sur de China equivale a una diplomacia de las cañoneras del siglo XXI. Y Beijing no está impresionado.

En lo que respecta a la Asociación de 10 Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), lo que importa ahora es elaborar un Código de Conducta (COC, por sus siglas en inglés) para resolver todos los conflictos marítimos entre Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y China.

El próximo año, la ASEAN y China celebraran 30 años de sólidas relaciones bilaterales. Existe una gran posibilidad de que se actualicen a la condición de "socio estratégico integral".

Debido al Covid-19, todos los participantes tuvieron que posponer las negociaciones sobre la segunda lectura del borrador único del Código de Conducta. Beijing deseaba que las negociaciones fueran cara a cara, debido a que el documento es extremadamente sensible y, por el momento, secreto. Sin embargo, finalmente acordaron negociar online, a través de textos detallados.

Será un trabajo duro, ya que como lo dejó en claro ASEAN en una cumbre virtual a fines de junio, todo debe estar de acuerdo con el derecho internacional, incluida la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en ingles).

Si todos pueden llegar a un acuerdo sobre un Código de Conducta para fines del 2020, la ASEAN podría aprobar un acuerdo final a mediados del 2021. El término histórico ni siquiera alcanza a describirlo, porque esta negociación ha estado ocurriendo durante no menos de dos décadas.

Demás está decir que un Código de Conducta invalida cualquier pretensión estadounidense de garantizar la "libertad de navegación" en un área donde la navegación es totalmente libre.

Sin embargo, la "libertad" nunca fue el problema. En terminología imperial, "libertad" significa que China debe obedecer y mantener el Mar del Sur de China abierto a la Marina de los Estados Unidos. Bueno, eso es posible, pero debes comportarte. Ese será el día en que a la Marina de los Estados Unidos se le "niegue" el Mar del Sur de China. No se necesita ser Mahan para saber que eso significará el fin del dominio imperial de los siete mares.




Publicado por La Cuna del Sol

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