sábado, 15 de agosto de 2020

El sultán Donald Trump embrocando a los siete emires en el acuerdo con Israel

Siempre, siempre, el inefable Donald Trump, invariablemente impulsando esa clase de política descarriada e irracional, tan típico de los políticos, más bien los politicastros gringos.

 

EL SULTÁN
DONALD TRUMP EMBROCANDO
A LOS SIETE EMIRES EN EL ACUERDO CON ISRAEL


Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol

Siempre, siempre, el inefable Donald Trump, invariablemente impulsando esa clase de política descarriada e irracional, tan típico de los políticos, más bien los politicastros gringos. En su loca carrera por ganar el segundo mandato presidencial utilizó a los más débiles monarcas de la península arábiga y al incondicional Israel para un trabajo de recuperación de imagen entre los pueblos de los diferentes países del Medio Oriente y del mundo que simpatizan con la causa Palestina.

Nadie ha visto bien la arbitrariedad, la injusticia y la violación a la ley y a la seguridad internacional de la Entidad Sionista, apodada Israel, que intenta anexionar (la palabra es robar) la tierra palestina de Cisjordania. Hay una situación de impotencia entre los palestinos y a no ser sus valientes actos de resistencia que los Estados Unidos y los sionistas llaman terrorismo, casi nada pueden hacer. La movilización de la opinión pública y compromiso internacional siempre es fraccionado, débil y sin acuerdos contundentes que limiten las acciones del imperialismo norteamericano y el hegemonismo judío.

Los dos presidentes, el de USA como el de la Entidad Sionista están seriamente desgastados, en caída libre de su popularidad y en crisis de credibilidad por la sarta de errores, varios pintos, escalofriantes, risibles y beautiful. El israelita seriamente cuestionado por su irrefrenable corrupción de la mano de su cónyuge mañosa y el presidente norteamericano -un niño malquerido y sin atención en su niñez, no cabe la menor duda-  no logra salir adelante con los trastornos de su personalidad, porque loco no es, este señor peinado de papagayo. Hombre difícil el señor Trump, no repara en que no tendrá la segunda oportunidad. O quizá está muy consciente de que el pueblo de los Estados Unidos no le dará la segunda oportunidad para gobernar por su notoria incompetencia como gobernante y se dispone a preparar un fraude y hacer lo que no cree, es decir, hacer posible acuerdos estables y duraderos entre comunidades nacionales antagónicas y con intereses históricos en contradicción, como lo es el Acuerdo entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel. Aunque, a decir verdad, no hay que confundir los intereses árabes de los intereses islámicos. Son dos asuntos diferentes.

 

Los verdaderos aliados del pueblo palestino y su causa son los pueblos islámicos por el nexo profundo y sincero de sus convicciones morales y religiosas. Los árabes no. Porque los árabes jordanos, saudíes, libaneses y de los Emiratos Árabes Unidos, los EAU en este momento; son señores feudales infames hijos de la misma madre que es la Inglaterra o el Reino Unido, propietarios en el pasado de esos protectorados británicos. Estos emires dejaron de ser gobernadores con poderes políticos, económicos y administrativos para transformarse en el transcurrir de los decenios en falsos nobles árabes que hablan de principados y atraen a basuras a su territorio como el Rey Puto de España, Juan Carlos I. Los palestinos tienen más esperanzas con los turcos, que no son árabes, pero sí son islámicos, para poner un ejemplo en esta diferencia.

Los siete emires están ahora en menudo problema por lo acordado con Israel, principalmente en lo relacionado con telecomunicaciones y seguridad, temas a los que es altamente sensible Irán pues lo separa el estrecho de Ormuz, a lo sumo, unos 30 o 40 kilómetros de mar. La nación iraní se siente vulnerada y no cabe la menor duda que ante cualquier imprudencia sionista quienes se les pagarán en primer lugar serán las 7 provincias de los siete emires. Creo, personalmente, que están jugando con fuego y lo de dejar en suspenso, no sin efecto lo acordado de la anexión de Cisjordania, es solo una manera de suavizar, de maquillar, el tremendo malestar de la República Islámica de Irán.

La acción política no tendrá los efectos deseados ni para Trump ni para Netanyahu, sino todo lo contrario: el israelita terminará respondiendo ante la ley por corrupto y el gringo, pues, perdiendo las elecciones. Así se avizoran las cosas y salvo un fuerte sobresalto de la historia, podría ocurrir todo lo contrario, pero la lógica no está de lado de estos dos señores aludidos. Ocurrirá todo lo contrario a lo que pretenden.



Publicado por La Cuna del Sol

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