En Guatemala hay un derechismo estático, sin evolucionar, primitivo; que mantiene a un importante conglomerado humano (17 millones de personas) en condiciones pavorosas de miseria, atraso e ignorancia. Sin embargo, el gobierno fascista de Giammattei busca la cooperación con el régimen nazi de Ucrania.
FASCISMO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO,
UCRANIA Y GUATEMALA
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
Las simpatías hacia la ultraderecha internacional, principalmente en
América Latina, van en franco retroceso por dos razones concretas: primero por
el reiterativo de sus gestiones de gobierno caracterizadas por su indiferencia
a los problemas sociales y en segundo lugar porque la influencia de los
movimientos geopolíticos en marcha en Eurasia están influyendo de manera muy
importante.
Gobiernos de los llamados “progresistas” han ido ganando el poder político
de manera electoral y la población de países donde eso ha ocurrido
recientemente como Chile y Colombia se cifran grandes esperanzas de cambio, de
transformaciones profundas que reviertan las injusticias históricas de siglos,
sin embargo las izquierdas desde siempre están abocadas al desencanto de los
ciudadanos electores pues, invariablemente, todo lo terminan haciendo mal,
cayendo en las prácticas de la corrupción propias de sus adversarios de
derecha.
Los niveles de saqueo no son diferentes son iguales en voracidad. Ahora
bien, esa derecha en retroceso en todas partes del mundo tiene todavía fuertes
enclaves en América Latina y Guatemala es el mejor ejemplo. Hay un derechismo
estático, sin evolucionar, primitivo; que mantiene a un importante conglomerado
humano (17 millones de personas) en condiciones pavorosas de miseria, atraso e
ignorancia. Es un país donde la oposición desapareció, fue extinguida; y donde
perduran formas de liderazgo político fundadas en el caudillismo, o quizá sería
decir mucho. Son formas tribales de ejercer la influencia o incidencia política
con personas con los mismos niveles de ignorancia que los gobernados, no
obstante, estos políticos de las cavernas son altamente eficientes. Tienen un
total control sobre la voluntad de las personas a través del infame
procedimiento de la necesidad básica. Es decir, pan por voto. Menos hambre por
votos. Y cuando hay inconformidades éstas se reprimen de muchas maneras: con más
hambre o si son extremas, pues, la muerte.
La derecha de Guatemala, totalmente aislada en América Latina (Honduras y
México con gobiernos de izquierda y su frontera sur oriental con El Salvador,
con un gobierno nacionalista-progresista que nada quiere saber de derechas e
izquierdas), más la caída en estas semanas de la plaza fuerte de Colombia. Ante
estos hechos, el gobierno fascista de Giammattei, busca escenarios más
distantes como la cooperación con el régimen nazi de Ucrania y con los
fascistas estadounidenses del entorno de Trump y Miami con sujetos depravados
del exilio cubano como el senador Marco Rubio.
La ansiedad por evitar el aislamiento político los hace destinar
importantes recursos de un país como Guatemala como lo es pagar casi un millón
de dólares a lobistas de Miami para que los “conecten” con auténticas
porquerías políticas como Steve Bannon y el propio Donald Trump. La derecha
guatemalteca, pienso, irá muriendo de muerte natural, agotada, sin oxígeno, que
no lo encontrará en estos momentos de profundas inhalaciones políticas porque
meten la nariz en los lugares menos indicados: en sentinas llenas de mierda.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario