Putin, ni Rusia, hacen nada para que los políticos Occidentales estén en crisis. Los políticos occidentales se ahorcan solos.
OTRO POLÍTICO
OCCIDENTAL, MARIO DRAGHI,
A PUNTO DE CAER AL
ABISMO
Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol
Putin, ni Rusia, hacen nada para que los
políticos Occidentales estén en crisis. Los políticos occidentales se ahorcan
solos. Es miopía pura política la que los ha llevado a ese punto. Kissinger, el
abuelo sabio pero no menos picarón, dijo algo muy interesante ayer 18 de julio:
“Los políticos occidentales son personas
sin dirección ni misión”.
Es lo que hemos dicho siempre en nuestro
sencillo espacio: los políticos reaccionarios no pueden ni podrán nunca dar
dirección y conducción política a sus gestiones de gobierno, mucho menos dar,
lo más importante, dirección
intelectual. Por una sencilla razón: ya no son los intelectuales quienes
llegan a las más altas magistraturas del poder político. Llegan los astutos,
quienes a través del dinero compran cargos e incondicionales. Ese es el
problema. Desde Palmiro Togliatti, fundador del Partido Comunista de Italia a la
sombra de la Unión Soviética y ya en épocas más recientes, en la década de los
noventa con Silvio Berlusconi o en 2021 con Giussepe Conte y ahora Mario Draghi,
el ejercicio del poder en Italia siempre ha sido volátil, quizá porque la
idiosincrasia italiana no puede desprenderse de un terrible saldo, como lo son
la influencia de los personajes mafiosos en todos los aspectos de la vida
social.
No resultó raro, pues, que Draghi, en una época
de gran inestabilidad política en todo el mundo y principalmente en Europa
Occidental, entrara en el camino tortuoso de la ingobernabilidad y la
descreencia, es decir, en la pérdida de valores y principios de la cultura
europea, muy a tono estas palabras con lo que dice con frecuencia la señora
Úrsula von der Leyen, que por fin se dio cuenta la utilización de que es objeto
por parte de los caballeros que dirigen la alianza occidental. Torcerle el
brazo a Rusia no era asunto sencillo como se lo hicieron ver a su pensamiento
de mujer.
Nunca los occidentales, en su arrogancia, habían
evaluado bien el poder de Rusia. Y repito, Rusia no tiene nada que ver con la
bancarrota de Draghi. Su Movimiento 5 Estrellas (M55) comenzó a hacer aguas
desde que su supuesto partido se abstuvo de votar en un Decreto clave para
minimizar la inflación. Esa falta de apoyo senatorial no quedó allí pues,
desleal como pocos, Luigi di Maio, donde la pata flaca de Draghi, ni lerdo ni
perezoso, formó un nuevo grupo parlamentario que en cuestión de meses será otro
partido político oportunista, pues Italia se ve sacudida por tres crisis: lo de
Ucrania, la seguridad energética y la pandemia del coronavirus. Sin embargo, el
presidente italiano, Sergio Mattarella, para no irse al barranco junto a
Ucrania maniobró y rechazó la dimisión de Draghi. Si la emisión del voto de confianza
para Draghi no se da en el parlamento, el presidente de Italia nombrará otro
Primer Ministro hasta las elecciones del 2023 o si la medida es más fuerte,
disolverá el parlamento y convocará a nuevas elecciones, que la verdad no
resolverán en ese contexto de crisis, todo por la maldad de los rusos.
Publicado por La Cuna del Sol
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