domingo, 5 de agosto de 2012

UN CAMPEÓN DEL DEPORTE…




INTRODUCCIÓN

En Guatemala sí que pesa ser de orígenes humildes y sobre todo si se aspira a ser grande, pues nuestra muy competente y harto nacionalista clase dirigente prefiere el abandono y el atraso antes que el desarrollo y el progreso. Erick Barrondo, el “Rey de la Marcha” lo vivió en carne propia a su retorno de los Juegos Panamericanos celebrados en Guadalajara, México, no obstante haberse coronado campeón en su especialidad, la marcha atlética. No importó la medalla dorada y el prestigio internacional que Guatemala ganaba. Por ser pobre y de orígenes humildes era necesario invisibilizarlo, restarle mérito  a su hazaña panamericana. Los Juegos Olímpicos de Londres se avecinaban y esa era la gran prueba para Erick, el jovencito de 21 años de edad que no se amilanó y como los grandes con estirpe de campeón se llevó por delante a marchistas altamente preparados de Rusia y China para hacerse con la medalla de plata y de paso brindarle a este triste pueblo de Guatemala la enorme satisfacción de tener entre los suyos a un atleta de categoría mundial.  En lo particular y sin fanfarronear, no me sorprendió la victoria del joven Barrondo, pues percibía que el muchacho estaba para grandes cosas y que esta vez en Londres, Guatemala obtendría su primera medalla, lo que efectivamente sucedió. Gracias Erick por esa hermosa como heroica gesta, todo el pueblo de Guatemala te lo agradece. ¡Que viva el Rey de la Marcha carajo!  Marvin Najarro.






UN CAMPEÓN DEL DEPORTE GUATEMALTECO
QUE LOS DIRECTIVOS PRETENDIERON INVISIBILIZAR


















Por Luciano Castro Barillas
Agosto 6, 2012

Erick Barrondo es un jovencito de 21 años originario del municipio de  San Cristóbal Verapaz, departamento de Alta Verapaz, Guatemala. Vive con sus padres en la periferia del pequeño poblado, entre cafetales y lujuriosas y espléndidas plantas de bananos, ahora en una modesta y pequeña casa de bloques de cemento y techo de zinc construida por las autoridades municipales después de su triunfo en los Juegos Panamericanos; antes era de madera, cuyas rendijas se disimulaban con papel. Allí, en el seno de esa familia humilde, honrada y trabajadora nació y creció Erick con sus otros hermanos y hermanas. Grandes pues, fueron las limitaciones, al punto que para llegar a su casa no hay un camino formal sino senderos. Pese a todo, a Erick le entusiasmó el deporte ya que en el departamento altaverapacense desde hace algunas décadas se promociona el atletismo. Anualmente tiene lugar la Media Maratón de Cobán, evento deportivo ahora ya internacional donde convergen corredores de América, Europa y África. Esta prueba atlética en los últimos años ha sido dominada invariablemente por corredores kenianos y rusos. Dentro de ese contexto surge el interés de Barrondo por practicar el atletismo, aunque inicialmente se había dedicado a otro deporte. Los resultados del sábado en la calle Mall de Londres, cerca de la plaza Trafalgar, conmocionó a todos los guatemaltecos que por más de 60 años esperaron el surgimiento de otro héroe deportivo  -Mateo Flores con su victoria en la Maratón de Boston era el único referente de glorias deportivas, ya bastante lejano y agotado-  de talla mundial y hoy todos los guatemaltecos llenos de satisfacción y rebosantes de dignidad vimos a través de la televisión la lucha heroica mantenida por el nacional contra el campeón defensor del título de marcha olímpica, el ruso Válery Borchin, quien dramáticamente calló fulminado por agotamiento. Pero la batalla fue inclemente por la combinación china: tres atletas de alto rendimiento combinaron sus esfuerzos tácticos para doblegar al guatemalteco que resistió y al final les aguó la fiesta los asiáticos que tenían pensado hacer el uno, dos, tres. No contaban, claro está, con Barrondo. El atleta guatemalteco se había preparado muy disciplinadamente bajo la dirección del entrenador cubano Maca Medina, cuya valiosa orientación le hizo campeón Panamericano en Guadalajara y  también acreedor del décimo puesto en el Mundial de Daegu en el 2011. Pero el éxito de Barrondo se había igualmente refrendado en el Campeonato Nacional de España el mismo año en la marcha de 50 kilómetros, su verdadera especialidad, por lo tanto, tiene bastante lógica y sentido esperar una segunda medalla para Guatemala del cristobalense. En Lugano, Suiza, hizo otro brillante papel al ocupar el tercer lugar en esa competencia de carácter mundial. Estamos los guatemaltecos, pues, a la vista de un auténtico campeón, como la buena noticia de las tantas malas que hay. Ojalá que los prejuicios políticos no hagan pensar a la ultraderecha guatemalteca y sus obsoletos servicios de inteligencia que por “por allí anda la mano de Fidel Castro” dado que el entrenador es de origen cubano, sin embargo, lo que sí debiera hacerse es propinarle un contundente puntapié o lanzarlo por la ventana o puerta principal de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala al directivo idiota que, luego del triunfo de Barrondo en los Juegos Panamericanos, le instruyó para que cogiera una camioneta cualquiera  -hasta una sin frenos, muy probablemente-  y llegara a su pueblo natal de manera desapercibida. No fue así. Las autoridades municipales y el pueblo cristobalense montaron en santa ira por brillante idea del descerebrado directivo guatemalteco y celebraron a lo grande. Hoy se hará lo mismo y cuán merecido lo tiene Erick Barrondo, nuestro admirado y querido campeón que nos ha devuelto los sueños, la ilusiones, la dignidad; ya lo dijo el entrenador cubano Maca: “Yo me siento también guatemalteco y ahora Guatemala no será mencionada solo por actos delincuenciales”. Gracias, Maca, por todo.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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